La CABA no me gusta.
No me sabe bien una sigla
que es nombre de empresa.
Para la ciudad que fue la Princesa,
la Reina del Plata: no es ni le cabe.
Y aunque a nadie le parezca grave
el cambio muestra la naturaleza.
de un poder sin pudores ni torpeza,
con metáfora empresaria en la clave.
Buenos Aires, la ciudad que amamos,
ya no cree ni vota por sus sueños.
Y es por eso que estamos donde estamos:
ni corresponde llamarnos porteños.
Esto eligen los cabenses o cabanos:
UN NEGOCIO ATENDIDO POR SUS DUEÑOS.
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