miércoles, 14 de julio de 2021

UNA FRÍA MAÑANA, de Nicolás Guillén

Pienso en la fría mañana en que te fui a ver,
allá donde La Habana quiere irse en busca del campo,
allá en tu suburbio claro.

Yo con mi botella de ron
y el libro de mis poemas en alemán,
que al fin te regalé.
(¿O fue que te quedaste con él?)

Perdóname, pero aquel día
me pareciste una niñita sola,
o quizás un pequeño gorrión mojado.

Tuve ganas de preguntarte:
¿Y tu nido? ¿Y tus padres?
Pero no habría podido.

Desde el abismo de tu blusa,
como dos conejillos caídos en un pozo,
me ensordecían tus senos con sus gritos.

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