miércoles, 17 de mayo de 2017

Los días fríos comienzan.
Ella tiene, en la mayor parte de esos días, los pies, las rodillas y la cola fríos.
Cuando se va a la cama abrigada, esas partes (de ella) recuperan su temperatura normal.
Yo, para esos mismos días, suelo tener las rodillas frías, y muy contadas veces, los pies también. Rara vez, la cola.
Cuando me meto a la cama, ella arrima sus pies a los míos para calentarlos. Y llegado el caso, me hace cucharita y termina con las otras dos opciones.
Por un sinfín de cosas tan minúsculas como éstas, amaré a esa mujer hasta el último aliento de mi vida.
                                                                                          (rt)

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