jueves, 18 de mayo de 2017

PICHUCO, de Julián Centeya

En tu fueye está el ladrido esdrújulo de mi perro Chango,
cuya comprobada ternura me lengüeteó la sed de su cariño,
y Malambo, que se murió en mis brazos.
Yo le hablaba a mis perros de vos ,Gordo,
y un fabuloso entendimiento nos juntaba
y yo... y yo crecí hasta perro.

Tu fueye.
Nada se parece tanto a vos como tu fueye.

Tu fueye.
Algo más; tu palabra,
tu alma,
tu sangre,
tus ganas de nada,
tus ansias
y la noche larga,
y la copa volteada.

'Pichuco'...

En la jaula canta, llorando, el pájaro de la tarde, ciego,
y yo desde el hueso digo
que sos el Bandoneón mayor de Buenos Aires".

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