miércoles, 28 de junio de 2017

NO ABANDONES EL NIDO (A Lionel), de Víctor Heredia

Tengo una imagen tuya, pibe. 
Me persigue, asombrosa.
Ninguno de tus goles me ha perseguido tanto,
me ha conmovido tanto.
La elipse de tu brazo hacia tu pierna
clavándote una aguja con dureza,
con pura convicción, con esperanza,
para cambiar dolor por alegría.
Convertiste un penal contra el rival más duro,
se lo hiciste al destino.
Fue tu mejor batalla, pibe,
la de creer en vos,
la de soñar tu cielo!
Valiente capitán de soñadores.
No abandones
el nido, no reniegues!
No escuches al mediocre que en la vida
jamás soñó, ni tuvo fuerza para enfrentar sus
miedos!
No abandones el nido, no te vayas!
Porque apagarás millones
de estrellas que te sueñan.
Millones de niños que en la noche,
recuestan sus frentes en la almohada
y sueñan que pueden vencer como lo hiciste,
vencedor de imposibles, con tu vuelo.
No abandones el nido, ya ganaste!
Lo demás es tan vano...
Candilejas, espejos de colores, chucherías.
Como esas copas y medallas
que el tiempo oxidará en vitrinas
y servirán tan sólo para algunos
que hace rato olvidaron tu partido más duro,
ese "imposible" que transformaste
en goles y gambetas, en sonrisas y sueños,
en aplausos, en preciosa alegría.
Por mí vos ya ganaste, lo leí en la tristeza
de mi hijo pequeño cuando vio tu tristeza.
Lo sentí en mi nostalgia, que siempre se adelanta
cuando presiente adioses, pañuelos, despedidas...
No abandones el nido que armaste con tu esfuerzo,
porque rebosa entero de pibes que amanecen
acariciando el sueño de ser lo que ya fuiste,
un hombre entre otros hombres, pero con bellas alas.
Campeón nuestro.

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