viernes, 5 de febrero de 2021

LAL BERENJENA, de Eduardo Galeano

Hace mil años dijo el sultán de Persia:

- Qué rica..!!

Él nunca había probado la berenjena, y la estaba comiendo en rodajas aderezadas con jengibre y hierbas del Nilo.

Entonces el poeta de la corte exaltó a la berenjena, que da placer a la boca y en el lecho hace milagros, y para las proezas del amor es más poderosa que el polvo de diente de tigre o el cuerno rallado de rinoceronte.

Un par de bocados después, el sultán dijo:

- Qué porquería..!!

Y entonces el poeta de la corte maldijo a la engañosa berenjena, que castiga la digestión, llena la cabeza de malos pensamientos y empuja a los hombres virtuosos al abismo del delirio y la locura.

- Recién llevaste a la berenjena al Paraíso, y ahora la estás echando al infierno - comentó un insidioso.

Y el poeta, que era un profeta de las ciencias de la comunicación, puso las cosas en su lugar:

- Yo soy cortesano del sultán. No soy cortesano de la berenje
na.

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