Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares, o los nombres de las capitales de Estado, o cuánto maíz produjo Iowa el año pasado.
Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos «hechos» que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información.
Entonces, tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse.
Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian.
No les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos.
Por ese camino se encuentra la melancolía.
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