martes, 30 de enero de 2024

NIEBLAS DEL RIACHUELO, de Enrique Cadícamo

Turbio fondeadero donde van a recalar,
barcos que en el muelle para siempre han de quedar…
Sombras que se alargan en la noche del dolor;
náufragos del mundo que han perdido el corazón…

Puentes y cordajes donde el viento viene a aullar,
barcos carboneros que jamás han de zarpar…
Torvo cementerio de las naves que al morir,
sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir…

¡Niebla del Riachuelo!..
Amarrado al recuerdo
yo sigo esperando…

¡Niebla del Riachuelo!…
De ese amor, para siempre,
me vas alejando…

Nunca más volvió,
nunca más la vi,
nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí…
esa misma voz que dijo: “¡Adiós!”.

Sueña, marinero, con tu viejo bergantín,
bebe tus nostalgias en el sordo cafetín…
Llueve sobre el puerto, mientras tanto mi canción;
llueve lentamente sobre tu desolación…

Anclas que ya nunca, nunca más, han de levar,
bordas de lanchones sin amarras que soltar…
Triste caravana sin destino ni ilusión,
como un barco preso en la “botella del figón”…

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