lunes, 16 de septiembre de 2024

SONETO A MAMÁ, de Joan Manuel Serrat


Foto: Joan Manuel Serrat y su madre Ángeles Teresa.


No es que no vuelva porque me he olvidado
de tu olor a tomillo y a cocina.
De lejos dicen que se ve más claro.
Que no es igual quién anda y quién camina.

Y supe que el amor tiene ojos verdes,
que cuatro palos tiene la baraja.
Que nunca vuelve aquello que se pierde
y la marea sube y luego baja.

Supe que lo sencillo no es lo necio.
Que no hay que confundir valor y precio.
Y un manjar puede ser cualquier bocado
si el horizonte es luz y el rumbo un beso

No es que no vuelva porque me he olvidado:
es que perdí el camino de regreso

Mamá...


SONETO XV, de William Shakespeare

Cuando considero que todo lo que crece
no conserva su perfección sino un corto instante.
Que este inmenso escenario del mundo
sólo muestra espectáculos sobre los cuales
las estrellas ejercen en secreto su influjo.

Cuando advierto que los hombres 
se multiplican como las plantas,
aplaudidos y rechazados por el mismo Cielo;
que se envanecen de su potencia juvenil,
decrecen al llegar a la cúspide
y desaparecen en la memoria con su esplendor;

Entonces la idea de esta permanencia inconstante
hace resplandecer todavía más a mis ojos
la riqueza de vuestra mocedad,
viendo al Tiempo devastador aliarse con la Decadencia
Para trocar el alba de vuestra juventud en noche sombría;

Y, en guerra, abierta con el Tiempo y por amor a vos,
a medida que él os arrebata algo, yo os torno a renovar.

jueves, 12 de septiembre de 2024

AQUÍ NO HAY VIEJOS, de Mario Benedetti

Aquí no hay viejos:
solo, nos llegó la tarde.

Una tarde cargada de experiencia,
experiencia para dar consejos.

Aquí no hay viejos:
solo, nos llegó la tarde.

Viejo es el mar y se agiganta.
Viejo es el sol y nos calienta.
Vieja es la luna y nos alumbra.
Vieja es la tierra y nos da vida.
Viejo es el amor y nos alienta.

Aquí no hay viejos:
solo, nos llegó la tarde.

Somos seres llenos de saber,
graduados en la escuela
de la vida y en el tiempo,
que nos dio el postgrado.

Subimos al árbol de la vida,
cortamos de sus frutos lo mejor.
Son esos frutos nuestros hijos
que cuidamos con paciencia.

Nos revierte esa paciencia con amor.
Fueron niños, son hombres, serán viejos.
La mañana vendrá y llegará la tarde,
y ellos también darán consejos.

Aquí no hay viejos:
solo, nos llegó la tarde.

Joven: si en tu caminar encuentras
seres de andar pausado,
de miradas serenas y cariñosas,
de piel rugosa, de manos temblorosas.

No los ignores, ayúdalos,
protégelos ampáralos.
Bríndales tu mano amiga.
Tu cariño.

Toma en cuenta que un día
también a ti, te llegará la tarde...!

miércoles, 11 de septiembre de 2024

MANIFIESTO, de Víctor Jara

Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz.
Canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.

Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita,
santigua glorias y penas.

Aquí se encajó mi canto,
como dijera Violeta.
Guitarra trabajadora
con olor a primavera.

Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca.
Mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas.

Que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las Verdades Verdaderas.

No las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras,
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.

Ahí donde llega todo,
y donde todo comienza.
Canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.

DE VEZ EN CUANDO LA VIDA, de Joan Manuel Serrat

De vez en cuando la vida
nos besa en la boca
y a colores se despliega
como un atlas.
Nos pasea por las calles
en volandas, y nos sentimos en buenas manos.

Se hace de nuestra medida,
toma nuestro paso
y saca un conejo de la vieja chistera
y uno es feliz como un niño
cuando sale de la escuela.

De vez en cuando la vida
toma conmigo café
y está tan bonita que
da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita
a salir con ella a escena.

De vez en cuando la vida
se nos brinda en cueros
y nos regala un sueño
tan escurridizo,
que hay que andarlo de puntillas.
por no romper el hechizo.

De vez en cuando la vida
afina con el pincel:
se nos eriza la piel
y faltan palabras
para nombrar lo que ofrece
a los que saben usarla.

De vez en cuando la vida
nos gasta una broma
y nos despertamos
sin saber qué pasa,
chupando un palo sentados
sobre una calabaza.

jueves, 5 de septiembre de 2024

TIEMPO DEL HOMBRE, de Atahualpa Yupanqui.


La partícula cósmica que navega en mi sangre
es un mundo infinito de fuerzas siderales.
Vino a mí tras un largo camino de milenios
cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire.

Luego fui la madera, raíz desesperada.
hundida en el silencio de un desierto sin agua.
Después fui caracol quién sabe dónde.
y los mares me dieron su primera palabra.

Después la forma humana desplegó sobre el mundo
la universal bandera del músculo y la lágrima.
Y creció la blasfemia sobre la vieja tierra.
y el azafrán, y el tilo, la copla y la plegaria.

Entonces vine a América para nacer en hombre.
y en mí junté la pampa, la selva y la montaña.
Si un abuelo llanero galopó hasta mi cuna,
otro me dijo historias en su flauta de caña.

Yo no estudio las cosas ni pretendo entenderlas.
Las reconozco, es cierto, pues antes viví en ellas.
Converso con las hojas en medio de los montes
y me dan sus mensajes las raíces secretas.

Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un cosmos que camina conmigo.
Amo la luz, y el río, y el silencio, y la estrella.
y florezco en guitarras porque fui la madera.

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