lunes, 23 de septiembre de 2024

EL ÚLTIMO COMBATE, de Hamlet Lima Quintana

Estamos exhaustos todavía, doloridos en calma,
deslumbrados frente a la luz de tanto amanecer,
absortos como un niño con su primer descubrimiento
horadando horizontes con la mirada entretenida en los azules,
los rojos, los amarillos del verano, los verdes agresivos,
las dulces tempestades de nuestros nervios en tensión,
reconociendo nuestras alas para intentar el vuelo.

Todo es inaugural como un génesis casi perfecto
pero ahora nos falta contar a nuestros muertos,
confeccionar un balance de todos los fracasos,
lamernos las heridas, radiografiar el alma
y combatir profundamente al enemigo que nos queda;
este miedo adherido a lo hondo de la vida.

Porque el miedo es feroz, nos lo fueron metiendo
en cada célula, en cada poro mientras, a veces,
nosotros nos reíamos y decíamos que nuestra fortaleza
bastaba para hacerlo estallar como un relámpago.

Y no nos dimos cuenta que desde el primer día
nos comenzó a roer las flores de antiguas primaveras,
a quitarnos al niño de los ojos, enturbiarnos el vino,
a germinar una recién nacida desconfianza,
perder una sonrisa ante la brevedad del desaliento.

El miedo del que hablo fue concreto, sólido, palpable,
se hizo un fino estilete que penetró las carnes,
navegó a lo pirata en nuestra sangre,
ancló en las islas de alguna soledad que inauguraba,
asaltó las leyendas y los sueños, los ritos y los cantos,
y presidió la mesa aunque ninguno lo notara.

El miedo del que hablo dirigió los trabajos,
se puso la camisa del obrero, dibujó los planos,
estableció las firmas de los ingenieros,
durmió en las noches en cama de banqueros
y se metió en las casas de los barrios
y llenó de fantasmas nuestra casa y la casa del vecino.
Ahora, como nos vamos a la luz, nos queda este combate.

El campo de batalla es cada uno, que cada uno se prepare
para encender el sol en la mitad del pecho
y destruir al miedo en todos los rincones.

Hay que inundar el alma con pájaros y flores,
Hacer una catarsis de esperanza
Para poder gozar con júbilo y canciones de buenaventuranza
El amanecer del día de la paz y la victoria.

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