fayando y fayando te largue parao;
cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe, ni yerba de ayer
secándose al sol;
cuando rajés los tamangos buscando ese mango
que te haga morfar...
la indiferencia del mundo -que es sordo y es mudo-
recién sentirás.
Verás que todo el mentira, verás que nada es amor,
que al mundo nada le importa...
¡Yira!... ¡Yira!...
Aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda, ni una mano, ni un favor.
Cuando estén secas las pilas de todos los timbres
que vos apretás,
sin rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe, ni yerba de ayer
secándose al sol;
cuando rajés los tamangos buscando ese mango
que te haga morfar...
la indiferencia del mundo -que es sordo y es mudo-
recién sentirás.
Verás que todo el mentira, verás que nada es amor,
que al mundo nada le importa...
¡Yira!... ¡Yira!...
Aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda, ni una mano, ni un favor.
Cuando estén secas las pilas de todos los timbres
que vos apretás,
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao...
Cuando te dejen tirao después de cinchar
lo mismo que a mí.
Cuando manyés que a tu lado se prueban la ropa
que vas a dejar...
Te acordarás de este otario que un día, cansado,
¡se puso a ladrar!
para morir abrazao...
Cuando te dejen tirao después de cinchar
lo mismo que a mí.
Cuando manyés que a tu lado se prueban la ropa
que vas a dejar...
Te acordarás de este otario que un día, cansado,
¡se puso a ladrar!
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