Duerme tranquilamente que
viene un sable
a vigilar tu sueño de gobernante.
América te acuna como una madre,
con un brazo de rabia y otro de sangre.
Duerme con aspavientos, duerme y no mandes
que ya te están velando los estudiantes.
Duerme mientras arriba lloran las aves,
y el lucero trabaja para la cárcel.
Hombres, niños, mujeres, es decir: nadie,
parece que no quieren que tú descanses.
Rozan con penas chicas tu sueño grande,
cuando no piden casas, pretenden panes.
Gritan junto a tu cuna: No te levantes...!!!
aunque su grito diga: «Oíd, mortales».
Duermete oficialmente, sin preocuparte,
que sólo algunas piedras son responsables,
que ya te están velando los estudiantes
y los lirios del campo no tienen hambre.
Y el lucero trabaja para la cárcel.
a vigilar tu sueño de gobernante.
América te acuna como una madre,
con un brazo de rabia y otro de sangre.
Duerme con aspavientos, duerme y no mandes
que ya te están velando los estudiantes.
Duerme mientras arriba lloran las aves,
y el lucero trabaja para la cárcel.
Hombres, niños, mujeres, es decir: nadie,
parece que no quieren que tú descanses.
Rozan con penas chicas tu sueño grande,
cuando no piden casas, pretenden panes.
Gritan junto a tu cuna: No te levantes...!!!
aunque su grito diga: «Oíd, mortales».
Duermete oficialmente, sin preocuparte,
que sólo algunas piedras son responsables,
que ya te están velando los estudiantes
y los lirios del campo no tienen hambre.
Y el lucero trabaja para la cárcel.
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