"¡No hay justicia para
los pobres en América! ¡Oh, compañeros míos, continuad vuestra gran batalla!
¡Luchad por la gran causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este
horror debe terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero
como mueren todos los anarquistas, altivamente, protestando hasta lo último
contra la injusticia.
Por eso muero y estoy orgulloso de ello! No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruida..."
Nicola Sacco
Este es un pequeño homenaje a la memoria de Nicola Sacco, italiano, militante anarquista, zapatero y padre de familia, injustamente acusado junto a Bartolomeo Vanzetti de un crímen que jamás cometieron, por lo cual fueron ejecutados en la silla eléctrica en 1927. Desde entones sus nombres quedarían indisolublemente unidos en la memoria colectiva como expresión de indignación ante la injusticia. Aunque Sacco y Vanzetti hubieran cometido realmente aquel delito, no terminarían en la silla eléctrica por ello sino en su condición de POBRES, EXTRANJEROS Y ANARQUISTAS.
En 1977 -cincuenta años después de la ejecución- el Estado dela Unión se excusó públicamente
por las graves fallas cometidas durante el proceso a Sacco y Vanzetti, proclamó
su total y absoluta inocencia, y pidió históricas disculpas, salvando "el
buen nombre y honor" de los mártires.
No hacía ninguna falta: Sacco y Vanzetti habitan la memoria de los pueblos, como símbolo y bandera de todo movimiento de liberación y del anarquismo internacional. Los pueblos no creen en historias oficiales.
Por eso muero y estoy orgulloso de ello! No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruida..."
Nicola Sacco
Este es un pequeño homenaje a la memoria de Nicola Sacco, italiano, militante anarquista, zapatero y padre de familia, injustamente acusado junto a Bartolomeo Vanzetti de un crímen que jamás cometieron, por lo cual fueron ejecutados en la silla eléctrica en 1927. Desde entones sus nombres quedarían indisolublemente unidos en la memoria colectiva como expresión de indignación ante la injusticia. Aunque Sacco y Vanzetti hubieran cometido realmente aquel delito, no terminarían en la silla eléctrica por ello sino en su condición de POBRES, EXTRANJEROS Y ANARQUISTAS.
En 1977 -cincuenta años después de la ejecución- el Estado de
No hacía ninguna falta: Sacco y Vanzetti habitan la memoria de los pueblos, como símbolo y bandera de todo movimiento de liberación y del anarquismo internacional. Los pueblos no creen en historias oficiales.
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