Como bien lo sabemos, la
cuadra del Ángel Gris está en la calle Artigas, entre Bogotá y Bacacay.
Sucede allí algo muy particular: en una de las veredas
no es posible ser bueno.
En la otra es imposible ser malo.
Una noche pasé con una muchacha rubia por la vereda oeste.
La arrinconé en un umbral oscuro, la besé con pasión, y logré poseerla allí mismo.
Después cruzamos la calle.
Y mientras caminábamos por la vereda oriental, le pedí que me olvidara y la abandoné para siempre.
En la cuadra del Ángel Gris hay dos veredas.
En una, no es posible ser bueno; en la otra no se puede ser malo.
Aún no tengo decidido cuál es cuál…
En la otra es imposible ser malo.
Una noche pasé con una muchacha rubia por la vereda oeste.
La arrinconé en un umbral oscuro, la besé con pasión, y logré poseerla allí mismo.
Después cruzamos la calle.
Y mientras caminábamos por la vereda oriental, le pedí que me olvidara y la abandoné para siempre.
En la cuadra del Ángel Gris hay dos veredas.
En una, no es posible ser bueno; en la otra no se puede ser malo.
Aún no tengo decidido cuál es cuál…
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