lunes, 28 de octubre de 2019

EL TRIUNFO DE LA SENSATEZ, de Horacio Verbitzky - 28/10/19

La victoria de Alberto y Cristina prueba la extraordinaria resiliencia de la sociedad y el vigor del peronismo.


No es una revolución. No implica una redefinición ideológica. No funda una nueva identidad política. No es seguro que se trate de una combinación estable
No garantiza una salida rápida ni fácil a la grave crisis económica que, por primera vez, combina lo peor de dos mundos: estancamiento con inflación.

Pero constituye el triunfo de la sensatez, luego de años de extravíos. Nada más, pero nada menos.
La victoria de Alberto y Cristina prueba la extraordinaria resiliencia de la sociedad argentina y el vigor del peronismo, a tres cuartos de siglo de su irrupción y a casi medio de la muerte de su fundador. Más aún, en otros lugares del mundo comienza a observárselo como una fórmula posible para contrarrestar la peste de la globalización asimétrica.
Observadores del PT brasileño se ilusionan con que estos resultados incidan en la decisión del tribunal supremo que el mes próximo debe pronunciarse acerca de la posible libertad de Lula.

Ponerle un freno terminante al experimento macrista no es un logro menor.
Desde la reforma constitucional de 1994, sólo Fernando De la Rúa fue derrotado en la primera prueba en las urnas posterior a su elección y ni siquiera cumplió su mandato de cuatro años, concluido por un senador bonaerense de la oposición designado para ello por la asamblea legislativa. Macrì logró consolidar un núcleo duro, de antiperonismo rabioso, al que sumó el manosantismo evangélico, con el que aspira a convertirse en jefe de la oposición.
De este modo, la campaña de este año fue la de mayor interés ideológico, porque se enfrentaron en forma explícita dos proyectos antagónicos: el conservador oligárquico que aquí se enmascara como republicano, y el nacional y popular que encarna en el peronismo.

Horacio Rodríguez Larreta, el único triunfador de PRO en la jornada de ayer, tiene una idea distinta a la de Macrì.
La ayuda del Hada Buena con la que cuenta, quedó devaluada por sus pobres resultados bonaerenses, este año en que la jerarquía católica se opuso al gobierno y no a los candidatos peronistas bonaerenses, uno por los nexos que le inventaron con el narco, otro por su pasado comunista.

Durante toda la campaña, el poder económico y parte de la dirigencia política propia planteó que el Hada Buena era mejor candidata que Macrì y llegó a pedir que lo reemplazara en la fórmula. Sin embargo, sus resultados frente a Axel fueron más pobres que los de Macrì en la elección nacional. Varios intendentes de PRO pudieron conservar sus posiciones en el conurbano, al precio de cortar de la boleta a Macrì y a Vidal: es lo que ocurrió en Bahía Blanca, La Plata, Mar del Plata, Tres de Febrero y Lanús, que se sumaron a los inamovibles municipios prósperos de Vicente López y San Isidro. 
No les bastó en Quilmes, donde Mayra Mendoza batió en forma nítida al cocinero de las inundaciones.
Los únicos resultados aceptables que Macrì obtuvo ayer fueron en la Capital, Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe, San Luis y Mendoza, si bien por márgenes inferiores a los de 2015. En cambio, perdió incluso en Corrientes y Jujuy, gobernadas también por aliados radicales.
Junto con Horacio Rodríguez Larreta, el otro gran triunfador entre los derrotados es Alfredo Cornejo, que le saca varios campos de distancia a Gerardo Morales, el carcelero de Milagro Sala, quien pagó su excesiva cercanía con Macrì, explicable por algunos negocios.
Junto con Martín Lousteau, o sea Enrique Nosiglia, Cornejo forma parte del eje con Horacio Rodríguez Larreta que pugnará con Macrì por el liderazgo de la oposición.
No son diferencias sólo personales.
Para Rodríguez Larreta, sin un cambio de fondo en las relaciones entre oficialismo y oposición, lo que viene después es un Bolsonaro.
Macrì, en cambio, está dispuesto a endurecer sus planteos todo lo que sea necesario y no le disgustaría ser él ese ominoso Bolsonaro.

El domingo no fue tan notorio porque no le tocó el turno a Mister Hyde, como luego de las PASO, sino al amable doctor Jeckyll, que invitó al Presidente electo a desayunar.
Con precisión, Cristina dijo en la sede del Frente de Todos que hasta el 10 de diciembre el único responsable del gobierno es Macrì.
Medialunas sí, pero sin enchastrarse con la mermelada.
A la medianoche, el Banco Central hizo ejercicio de esa facultad, al reducir de 10.000 a 200 dólares mensuales la restricción para la compra de dólares.
Es muy claro que las reservas fueron descuidadas hasta que Macrì reconoció que el remate de 22.000 millones de dólares no bastó para impedir el desenlace cantado.
“Nos obligaron a hacer kirchnerismo”, dijo el ocurrente ministro Dante Sica.

La travesía de Alberto


El ahora Presidente electo fue jefe de gabinete durante los cuatro años de Kirchner y el primero de su esposa, con quien disintió acerca del conflicto con la Sociedad Rural por cómo controlar el precio de los alimentos.
Rompió a mediados de 2008 y pasó a la oposición, aunque nunca tuvo una base partidaria relevante.
Eran él y su historia como integrante del Grupo Calafate, donde se gestó el kirchnerismo.

Luego de la notable elección de 2011, donde Cristina fue reelecta con el 54%, sólo por debajo del 62% de Perón en 1973, estaban las condiciones dadas para organizar la sucesión, apostando a un candidato que expresara las líneas centrales del proceso iniciado en 2003. 
En cambio, el gobierno se ilusionó con un batacazo en las legislativas de 2013 que permitiera suprimir el impedimento constitucional a un tercer mandato.
Era una apuesta temeraria, porque aun repitiendo las cifras de 2011, el FpV estaría lejos de los 2/3 de cada cámara necesarios y debería contar con quienes estuvieran dispuestos a acudir en auxilio de la victoria.

Además, no hubo congruencia entre el principal candidato bonaerense y el tono de la campaña.
Martín Insaurralde fue seleccionado porque su perfil coincidía con el de quien desafiaba a Cristina alejándose de sus filas, el intendente de Tigre Sergio Massa: joven, fachero, indefinido, obsesionado por la seguridad.
Pero todos los avisos seguían el eje En la vida hay que elegir, que acentuaba las diferencias.
Candidato y publicidad no coincidían.
El original batió a la copia en forma holgada y se proyectó como aspirante presidencial para la renovación de 2015.

Intendentes y gobernadores peronistas apoyaban la candidatura de Daniel Scioli, a la que Cristina se resistió cuanto pudo.
Para mellarlo, propició el lanzamiento de Florencio Randazzo, quien contó con un presupuesto mil millonario en dólares para remediar décadas de abandono ferroviario, que se pagaron con la derrota electoral en toda la línea del Oeste luego de la catástrofe de Once.
Pero no era un buen candidato y sus ataques cada vez más duros a Scioli fueron contraproducentes.

Llegó a decir que con ese candidato el proyecto quedaba manco. Cada vez que profería un exabrupto contra el rival interno, bajaba en las encuestas.
Cristina debió resignarse a Scioli. Le ofreció a Randazzo la candidatura a la gobernación de Buenos Aires, pero le respondió que la presidencia o nada, bien alavagnado.
Le propuso entonces que enfrentara en internas a Scioli-Zannini, llevando a Axel Kicillof como candidato a vice. Tampoco lo aceptó y se recluyó en su pago chico de Chivilcoy.

Así y todo, Maurizio Macrì apenas ganó por 2,68% en el balotaje. La noche inolvidable del 9 de diciembre de 2015 los mayores estaban preocupados por lo que se venía.
Los jóvenes tenían una extraña tranquilidad. Contra el pueblo movilizado no van a poder, decían.

Sí y no.
No pudieron consolidar un proyecto, pero ejercieron el gobierno en plenitud, como si hubieran ganado por veinte puntos. El poder es así.
En 2003 Kirchner llegó con menos de la mitad, pero en el primer mes consolidó el poder con un hiperactivismo que lo mostró al mando, aplicando medidas anheladas por la sociedad.
En apenas cuatro años, Macrì produjo una catástrofe económica y social: ató una vez más a la Argentina a la rueda del interés compuesto (la expresión es de Scalabrini Ortíz), endeudándola como nunca antes; autorizó tarifazos de los servicios públicos prestados por empresas de sus socios y amigos, en niveles que decenas de miles de usuarios no pudieron afrontar; destruyó la producción y el empleo), empoderó a las fuerzas represivas como respuesta al conflicto social.

Una victoria en la derrota


En mayo de 2017 un acuerdo secreto del gobierno y la Iglesia Católica generó el fallo de la Corte Suprema de Justicia que aplicó la derogada ley del 2×1 a militares detenidos por Crímenes de Lesa Humanidad.
La impactante reacción de la sociedad, convocada a manifestarse por los organismos defensores de los derechos humanos, forzó al Congreso a sancionar una ley interpretativa que la Corte usó para retractarse.
En agosto, el Poder Ejecutivo ordenó invadir con fuerzas federales una comunidad mapuche de Neuquén sin orden judicial. En la desbandada desapareció el artesano Santiago Maldonado, cuyo cuerpo sin vida apareció en el río 77 días después.
En diciembre, Macrì y su ministra de Seguridad Patricia Bullrich recibieron y presentaron como ejemplo al policía Luis Chocobar, quien había matado de un disparo en la espalda a un joven desarmado que huía, luego de haber robado y herido con arma blanca a un turista estadounidense.

Ese fue el contexto de las elecciones legislativas de 2017. Cristina presentó su candidatura en la provincia de Buenos Aires por Unidad Ciudadana, la combinación electoral que propició desde los primeros meses del gobierno de Cambiemos, instando a unirse a todos quienes sufrían las consecuencias de la política oficial.
Randazzo se negó en forma empecinada a cualquier acuerdo, incluso rechazó el ofrecimiento de CFK de encabezar la lista de diputados. A Cristina le faltó entonces un operador capaz de torcer una voluntad que no se sostenía más que en un capricho.
Alberto era en ese momento el jefe de campaña de Randazzo, quien apenas llegó al 5% de los votos.
Quienes lo acompañaron entonces entendieron el mensaje.

Cristina fue vencida por el ex ministro de Educación Esteban Bullrich, el dirigente de Cambiemos que postuló una educación para la incertidumbre (respecto del empleo y el ingreso de cada uno) y afirmó nada menos que en la casa de Anna Frank en Holanda que el nazismo “no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia”.
Pero el 37% que la acompañó reordenó todas las piezas dentro del peronismo.
No bastó para imponerse al gobierno de Cambiemos, que logró mejorar su representación legislativa, pero mostró que nadie estaba en condiciones de disputar con ella el liderazgo de la oposición.

Dos meses después de esas elecciones, la resistencia masiva a la reforma del sistema previsional (por primera vez con coordinación entre la movilización callejera y el recinto del Congreso) dio comienzo a la decadencia cambiemosa, que no pudo aprobar la reforma laboral.
Un día después de que se votara el presupuesto 2018, el gobierno anunció en conferencia de prensa que duplicaba la previsión inflacionaria.
Esto a su vez incidió para que los mercados voluntarios de deuda se cerraran al gobierno argentino y comenzara la corrida.

De ahí en adelante todo fue cuesta arriba para el gobierno. Pero sin la movilización social primero y la combinación electoral después, eso podría haberse agotado como en Chile, donde el repudio a las políticas del neoliberalismo no tiene expresión política.
Con todas las diferencias que hay entre las sociedades a ambos lados de la Cordillera, como los respectivos movimientos de derechos humanos y la diferente profundidad de los procesos de Memoria, Verdad y Justicia, no es aventurado decir que la democracia chilena está viviendo su 2001, es decir el repudio colectivo a las políticas seguidas por los gobiernos de los distintos partidos que sucedieron a la dictadura.
Los doce años de gobierno del kirchnerismo; la disposición del peronismo a reunificarse frente al adversario común; el sindicalismo, que desde las bases resistió las políticas de despojo de derechos; los movimientos sociales que organizaron y canalizaron el descontento para que no se agotara en estallidos anárquicos; el movimiento de mujeres que se constituyó en una nueva actriz política, son algunos de los elementos a tener en cuenta.
Y también la visión estratégica de Cristina, que desde el primer día promovió esa unidad, sin ambiciones personales, con una lucidez que reconfiguró la escena nacional en términos incontrolables para el gobierno.

La unidad y los riesgos


Alberto fue de los primeros en entender el significado de las elecciones bonaerenses y acercarse a Cristina. 
El acuñó la consigna Sin Cristina no se puede, sólo con Cristina no alcanza.
Cuando la tarea de armado que emprendió junto con Máximo Kirchner estaba dando frutos y CFK ya acariciaba la victoria como candidata, sorprendió a propios y ajenos proponiendo que el candidato fuera Alberto.
Ganar sí, gobernar es otra cosa”, le respondió ella.
Esto favoreció la reunificación del peronismo e incluso el acercamiento de Massa, quien eludió así el triste final de Lavagna.
Cada día que pasaba, Massa quedaba más relegado por la polarización. La presidencia de la Cámara de Diputados no es una mala recompensa por haber pegado el salto y ayudado a demostrar que el peronismo unido sigue siendo imbatible.
Cristina exhortó anoche a preservar esa unidad.
Massa estaba muy serio cuando Axel, Cristina y Alberto reiteraban los compromisos asumidos durante la campaña con los sectores desprotegidos por el macrismo.
Mientras muchos especulan con una fisura entre Alberto y Cristina, que ambos niegan con igual énfasis, Massa apunta a ocupar posiciones en el gobierno vinculadas con la energía y las relaciones exteriores, que pueden constituir la primera contradicción seria al interior de la nueva coalición de gobierno.

lunes, 21 de octubre de 2019

SI ES JUEVES, DEBE SER CORRIENTES, de Horacio Verbitzky - 20/10/19

El ex Presidente culminó con éxito su gira de despedida. Oldies y nostalgia para el adiós




Los hombres de negocios reunidos en Mar del Plata por convocatoria de IDEA aplaudieron a rabiar a la gobernadora saliente de Buenos Aires y, según un cronista muy sensible, uno de ellos hasta lloró de emoción. 
Asistentes a ese foro patronal comunicaron que abogan por la institucionalidad, y por el mérito como requisito para ocupar cargos públicos.
Bien visto, esto es redundante, porque desde 1853 la Constitución Nacional prevé en su artículo 16 que todos los ciudadanos son «admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad».
Pero si se atiende al subtexto que notificaron a la prensa representantes de la Asociación de Bancos de la Argentina (es decir los bancos extranjeros), el objetivo es asegurar la continuidad en sus cargos del presidente del Banco Central, Guido Sandleris; del director de la AFIP, Leandro Cuccioli; del responsable de la ANSES, Emilio Basavilbaso, y del titular de la Unidad de Información Financiera, Mariano Federici.

El respaldo al cuarteto lo anticiparon en un almuerzo durante la segunda jornada del Coloquio los banqueros nucleados en ABA: Claudio Cesario, que preside la entidad; su vicepresidente, Enrique Cristofani (del Santander); Gabriel Martino (del HSBC), Julio Figueroa (del Citibank) y Martín Zarich (del BBVA).

Alberto Fernández tuvo el buen tino de no asistir al cónclave de viudas del neoliberalismo, que no se resignan a que esa experiencia concluya, y no por los errores en el plan económico que muchos mencionaron en la encuesta realizada por el padre del espía Marcelo Sebastián D’Alessio, sino porque fue tapada de votos durante las primarias que no ocurrieron el 12 de agosto.
La consultora Irol D’Alessio, preferida por la embajada de Estados Unidos y única con acceso irrestricto a los encuentros patronales, esta vez no fue acompañada por Sergio Berensztein, quien recordó que para ir a Mar del Plata hay que pasar por Dolores.

La Idea de continuidad de estos cuatro funcionarios sugiere que o los patrones no han entendido lo que sucedió hace dos meses y se ratificará el próximo domingo, o están dispuestos a desconocer la voluntad popular y presionar por la defensa de sus intereses al margen de cualquier otra consideración.

Sería útil que los banqueros leyeran también la parte del artículo 16 según la cual la Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: fueros personales ni títulos de nobleza o la sentencia final: «La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas».
Este spot de la campaña presidencial de Evo Morales, que hoy se presentará como candidato frente a quien lo precedió en la presidencia de Bolivia, el periodista Carlos Mesa, dice algo sobre prerrogativas de nacimiento e igualdad.

Ninguno de los cuatro

Sobran los motivos para que un gobierno como el que encabezarán Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner no desee convivir con estos jinetes del apocalipsis PRO:

Guido Sandleris - Durante su gestión en el BCRA se perdieron reservas a un ritmo que según su propio reconocimiento superó los 800 millones de dólares diarios y, con suerte, durarán hasta el último día de la gestión de Maurizio Macrì. Además elevó la tasa de interés de referencia hasta el 85%, récord mundial, incompatible con la producción.

Leandro Cuccioli - Su predecesor, Alberto Abad, debió alejarse cuando publiqué la nómina de parientes, testaferros, socios y amigos presidenciales que se acogieron al blanqueo de capitales.
La designación de Cuccioli no se fundamentó en su idoneidad para un cargo en el que no tenía experiencia, sino en que se trataba de «un jugador en equipo», es decir un buen compañero.
Su experiencia previa comenzó en Londres, como asesor de empresas en negocios de gas, electricidad y correos y siguió en British Petroleum, a cargo de energía eólica, es decir algunos de los negocios de la famiglia presidencial.
Tiene todos sus activos fuera del país.
En octubre de 2018, el histórico director de la DGI, Horacio Castagnola, presentó una denuncia penal contra el primo Angelo Calcaterra. De inmediato, Cuccioli le pidió la renuncia.
Al mes siguiente, Cuccioli y su segunda, Jimena de la Torre, fueron fotografiados por el diario cooperativo Tiempo Argentino, cuando salían de almorzar con el juez federal Julián Ercolini, el más sensible a los requerimientos oficiales, quien lleva las causas que interesan al gobierno y a la AFIP en contra de CFK.




Fotos Tiempo Argentino, Diego Paruelo y Pedro Pérez.

Dentro de la AFIP circulan audios en los que De la Torre menciona actas de directorio antedatadas para hacer figurar en el blanqueo operaciones posteriores, lo que en cualquier momento podría traducirse en otra denuncia penal.

Emilio Basavilbaso - Bajo su gestión el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES se descapitalizó en más de 20.000 millones de dólares, por lo que tiene una denuncia penal.
También lo investiga el doctor Glock por haber vendido la participación de la ANSES en Petrobras Argentina a Pampa Energía, del socio presidencial Marcelo Mindlin. El valor de las acciones se duplicó pocos días después de la operación.
Además, en lo que va de este año endeudó a tres millones de jubilados, pensionados, titulares de la Asignación Universal por hijo y trabajadores en relación de dependencia que perciben asignaciones familiares, con créditos personales a la usuraria tasa de interés del 50%.

El equipo de investigación del bisemanario Perfil que dirige Rodrigo Lloret estableció que hay otro millón largo haciendo cola en la misma ventanilla. Los préstamos van desde 20.000 hasta 200.000 pesos, que pueden devolverse hasta en 60 cuotas.
Según la propia ANSES, cuatro de cada diez utilizan los préstamos para pagar deudas anteriores o para alimentarse.
El sobre endeudamiento es parte integral del plan de gobierno de PRO, como disciplinador de rebeldías e impulsor del individualismo, en este caso del sálvese quien pueda.

Mariano Federici - Fue asesor regional del Grupo de Integridad Financiera del Fondo Monetario Internacional y uno de los informantes asiduos de la embajada de Estados Unidos, como consta en las comunicaciones de la sede diplomática con su gobierno.
En esos encuentros, acusaba de proteger el lavado de dinero a CFK y Aníbal Fernández, contra quienes después de tantos años no hay cargos al respecto.

El blog El Disenso reveló que la esposa de Federici, María Eugenia Oliver, es apoderada de una financiera offshore radicada en Panamá, que figura a nombre del director general del grupo empresario de Francisco De Narváez, a quien Federici debería investigar por el lavado de activos que denunció la AFIP.
Además, el 13 de enero de 2016, el matrimonio Federici-Oliver adquirió por casi un millón de dólares una propiedad de 211, m2 en Estados Unidos, pero la declaró aquí como si el 50 % de la casa hubiera costado un millón de pesos.




La feliz pareja Federici-Oliver.


La casa de un millón de dólares, cuyo 50% Federici declaró cómo un millón de pesos

También es útil saber quiénes son los banqueros pedigüeños:

Claudio Cesario - Abogado del estudio Allende & Brea, los banqueros lo contrataron para no exponer a uno de los suyos, lo mismo que hizo la Asociación Empresaria AEA con Jaime Campos, aunque uno y otro carezcan de todo poder. Desde 2011, presionó en forma abierta a Cristina para que removiera de la presidencia del Banco Central a Mercedes Marcó del Pont, quien impuso una serie de razonables regulaciones al movimiento de capitales y promovió la reforma de la Carta Orgánica del Banco.
El candidato de los banqueros al reemplazo era Juan Cárlos Fábrega, con quien a partir de 2013 regresaron la vieja línea colonizada por los bancos y los ataques contra el entonces ministro de Economía Axel Kicillof.
Luego de las elecciones de 2015, Cesario comparó al equipo económico de Macrì «con el Barcelona de ».
En 2017 dijo que no le preocupaban la inflación ni el crecimiento de las Lebac, porque el gobierno iba por el buen camino.

Enrique Cristofani - Presidente del Banco Santander en la Argentina, casado con la hija del general Jorge Olivera Róvere, condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad, Cristofani integra el comité directivo de la Red de Acción Política (RAP) que se encarga de poner en contacto a dirigentes políticos argentinos con el gobierno y el establishment económico y de seguridad de Estados Unidos. Su documento fundacional, de 2008, declara el propósito de “ocupar espacios de poder para transformar el país en función de valores y conductas compartidas”.
Con ese fin, en 2010 organizaron el viaje de Margarita Stolbizer, Gabriela Michetti, Emilio Monzó, Paula Bertol, el entonces diputado salteño del FpV Fernando Yarade, la intendente socialista rosarina Mónica Fein y el diputado del Peornismo de Santa Fe Walter Agosto a Estados Unidos, donde visitaron el Pentágono, el Consejo de Seguridad Nacional, el Departamento de Estado, el Congreso, la Cámara de Comercio, los tribunales.
Según Bertol, en el Pentágono hablaron sobre “Políticas de Seguridad. Lucha contra el Terrorismo” y los instruyeron sobre los desafíos a la seguridad regional: “Tráfico de narcóticos, armas, personas y otras formas de crimen trasnacional; Espacios no gobernados; Terrorismo; Desastres naturales; Migración masiva, Erosión de la democracia, el armamento ruso que está comprando Venezuela, Lula e Irán”.

Gabriel Martino- Hace ocho años preside el banco de Hong Kong y Shanghai en la Argentina, HSBC, con una pausa forzada, cuando la AFIP lo denunció por integrar una supuesta asociación ilícita para evadir impuestos y lavar dinero, por alrededor de 100 millones de dólares, mediante el uso de facturas truchas. En septiembre de 2015 el BCRA intimó al HSBC a reemplazar a Martino en 24 horas, por falta de idoneidad. En octubre la jueza Verónica Straccia confirmó esa decisión pero en diciembre, luego de la elección de Macrì, la Cámara de Apelaciones lo repuso. La abogada de Martino en el HSBC, María Eugenia Talerico, fue designada como segunda de Federici en la UIF.

La ola se invierte

No son sólo los banqueros. 
En el mismo foro de IDEA el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, expresó su deseo de que luego de la elección presidencial, Macrì y Alberto Fernández recorran juntos el mundo.
Lo primero que resalta es la afirmación implícita de que el resultado de los comicios ya está decidido, cosa que el propio Macrì les enrostró a los empresarios en el video con que se hizo presente en Mar del Plata. Tanta razón tenía, que los organizadores levantaron mesas y sillas para que no fuera tan evidente que Macrì hablaba ante un salón vacío.
Más importante que eso es la pretensión del carcelero de Milagro Sala de que el claro vencedor en las elecciones deba negociar con los acreedores externos en compañía del responsable del irresponsable endeudamiento contraído en tan breve lapso.
Hay gente que no termina de aceptar que Macrì ya fue, creen posible imponer sus políticas a quien los batió de modo categórico en las urnas y/o fantasean con introducir una cuña entre Alberto Fernández y CFK.
Alberto les contestó en forma directa: Sandleris no hizo ningún mérito para continuar, Cristina y yo somos lo mismo, dijo.

El fenómeno no es sólo argentino, sino regional:
el favoritismo de Evo en las elecciones bolivianas de hoy,
la marcha atrás del Presidente ecuatoriano Lenin Moreno con los aumentos de los combustibles ante la rebelión de los campesinos indígenas que bajaron de la montaña,
la declaración del estado de excepción y el patrullaje militar en Chile por las movilizaciones masivas en contra del aumento en el boleto del moderno subterráneo de Santiago, que también Sebastián Piñera debió retractar,

Estos acontecimientos desencadenados a partir del 11 de agosto señalan que Alberto y Cristina no están solos, que la resistencia tiene sentido, que la ola está por invertirse y que la Argentina tiene por ello un papel decisivo.

Un regalo para los compañeros


El 17 de octubre llovieron los regalos para la fórmula presidencial del Frente de Todos.
La agencia de noticias económicas Bloomberg narró que el fondo de inversiones Templeton perdió 3.000 millones de dólares en el tercer trimestre de este año, por el deterioro de dos de sus principales inversiones. Una de ellas: los bonos argentinos en moneda local, reperfilados en agosto.
El director de Templeton, Michael Hasenstab, «predijo, como muchos otros inversionistas, que el ex Presidente argentino Mauricio Macri ganaría la reelección».
Tal como se lee: el ex Presidente.
En 2016, Macrì había recibido a Hasenstab, quien acudió en compañía de Martino.


Macri con Hasenstab y Martino, en 2016

El bloque peronista en la Corte Suprema de Justicia rechazó la pretensión oficial de que el tribunal aclarara el fallo que ordenó devolver a las provincias los fondos de coparticipación detraídos a raíz de la rebaja del IVA para algunos productos de primera necesidad, cosa que sólo puede hacer el Congreso.
Dos de los tres miembros de esa mayoría se prueban las pilchas que todos dan por sentado que dejará el actual presidente nominal de la Corte, Carlos Fernando Rosenkrantz, quien votó en disidencia. Luego partió a Mar del Plata, donde pontificó ante los hombres de negocios sobre la integridad de jueces y empresarios.
Dime de qué alardeas y te diré de qué careces.

Es improbable que Alberto Fernández apoye a cualquiera de ellos.
A Ricardo Lorenzetti, porque sabe que fue la terminal a la que respondieron Martín Irurzun y el doctor Glock en su cruzada contra el anterior gobierno con la prisión preventiva como inconstitucional pena anticipada; a Horacio Rosatti, por su renuncia intempestiva al ministerio de Justicia en 2005 aduciendo manejos oscuros en la licitación de cárceles, cuando tanto Fernández como Néstor Kirchner le habían dado plenos poderes para que la anulara y convocara a otra. El ideal sería Juan Carlos Maqueda, pero El Pato cordobés no está interesado en ese nivel de exposición.
La nueva directora - gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, expresó con inequívoca claridad que no habrá más desembolsos del stand - by comprometido con la Argentina hasta no tener un diálogo con quien suceda al gobierno fallido de Maurizio Macrì.

Es difícil compaginar hechos tan contundentes con la euforia maníaca que Macrì transmite en sus actos cotidianos, que culminaron ayer en el Obelisco, donde centenares de miles de damas y caballeros de la Ciudad Autónoma despidieron a su ídolo.
El Presidente se sacude a los bandazos como barrilete sin cola. Puede saludar a Corrientes desde Roque Sáenz Peña, reiterar que la elección no ocurrió o insistir en el blooper del primer debate, donde dijo que la deuda se contrajo para pagar el endeudamiento previo del kirchnerismo.
Aquello que el domingo pasado pudo considerarse como un furcio de quien no está acostumbrado a hablar sin un guión estricto, resultó ser un engaño deliberado. Hasta los chequeadores financiados por bancos y grandes empresas del círculo rojo afirmaron que lo dicho por Macrì era falso.
Sin embargo, el Presidente lo repitió en sus posteriores actos de campaña, especulando con el desconocimiento general sobre magnitudes y proporciones.
En todas las discusiones políticas, cada contrincante embellece su desempeño y afea el de los demás.
Pero nunca antes de Macrì la mentira grosera fue el arma principal de una campaña, de modo que conviene estar prevenido para lo que ocurra esta noche en la Facultad de Derecho, donde moderarán el debate periodistas de inocultable tirria contra el kirchnerismo quienes, además, deberán limitarse a leer el tema acordado, ceder la palabra y controlar el tiempo de la respuesta.
No es tan difícil: sólo hay que memorizar los nombres y apellidos de los seis candidatos y saber cuántos segundos tiene un minuto.

Nada de esto alterará el resultado de las elecciones del domingo próximo, y el Presidente lo sabe. A lo sumo el margen podrá ampliarse o reducirse.
Más allá de las encuestas, hay un voto duro antiperonista que tanto en 1973 con Ricardo Balbín y Francisco Manrique, como en 1989 con Eduardo Angeloz, rondó el 38%. No es un caudal despreciable, pero al peronismo unido no le hace mella. Esa unidad, Macrì la hizo.
Como explicó el 17 de octubre el gobernador de La Pampa, Carlos Verna, los dirigentes siempre caen parados, a nadie se le niega una banca legislativa o una asesoría, pero quienes quedan a la intemperie (vocablo nunca mejor aplicado) son los pobres.
Verna, de buena relación con Néstor Kirchner pero agrios choques con Cristina, fundamentó así su aporte a la unidad, a la que también se sumó el ex gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saa, ya de regreso de la confrontación con su hermano Alberto, quien fue el primero en afirmar que habría 2019.

Las desbocadas intervenciones, en las que Macrì salta, grita, llora y se comunica con Dios como la heroína radical que lo acompaña en el sentimiento, no están dirigidas a mejorar su desempeño en las urnas sino a marcarle el terreno al nuevo gobierno, como explica en esta misma edición Ricardo Aronskind, y a mantener a raya a sus aliados - enemigos.
Sus chances de lograrlo son exiguas.
Macrì se va repudiado por los sectores populares, la clase media y un sector significativo del empresariado, por la miseria que produjo la estanflación con que congeló al país. Pero tampoco goza de la simpatía de su propia base patronal de apoyo, en los sectores financiero, agropecuario y energético y las grandes empresas transnacionales, porque su ineficiencia fue tan pavorosa que todas las ganancias que obtuvieron en cuatro años están en peligro, cuando el nuevo gobierno recorte donde se puede y se debe, para recomponer el poder adquisitivo del salario y de la seguridad social.

A tono con esas sobreactuaciones disforzadas de Macrì, su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, publicó el 17 de octubre en el Boletín Oficial su resolución 896/2019 por la que se crean los Grupos Operativos Conjuntos de Investigaciones contra el Narcotráfico (GOCIN), integrados cada uno por 20 integrantes provenientes de la Policía Federal, la Prefectura Naval, la Gendarmería, la Policía de Seguridad Aeroportuaria y las policías provinciales.
Habrá un GOCIN por cada provincia que adhiera a la resolución y la Ciudad Autónoma.
Aquellas que tengan más de un millón de habitantes podrán engocinlarse con más de un grupo, que tendrán vigencia por dos años.
Su tarea consistirá en el intercambio de información y la coordinación operativa, de acuerdo con la doctrina postulada por Estados Unidos. Crear cuando quedan menos de dos meses de mandato una estructura burocrática de este tenor revela su carácter propagandístico, para mostrar actividad en un tema que, como el resto, será responsabilidad de quienes reemplacen al actual oficialismo.

Quienes se preparan para encabezar la oposición son Horacio Rodríguez Larreta y el Hada Buena, en alianza con Alfredo Cornejo y Martín Lousteau (es decir Enrique Nosiglia).
Siempre y cuando el alcalde porteño continúe en el cargo por un segundo mandato, cosa posible, muy probable, pero no segura.

miércoles, 16 de octubre de 2019

LOS QUE CORTAN EL CABLE ROJO, de Arturo Pérez Reverte - 30/9/19

La primera vez que tuve contacto con ellos fue a principios de los 80, cuando el diario Pueblo nos envió al fotógrafo Miguel Garrote y a mí al País Vasco, para contar cómo trabajaban.
Convivimos con ellos durante algunos días, acompañándolos en sus misiones - que en esa época eran frecuentes - y conociéndolos a fondo.

Como anécdota de esos días recuerdo que había un artefacto de mediana potencia dejado por ETA, que se decidió detonar a distancia.
Pedí situarme junto al artificiero más próximo, debidamente protegido, para ver cómo se sentía de cerca uno de aquellos cebollazos.
Éste resultó más potente de lo previsto, el escudo con el que yo me cubría quedó hecho trizas y estuve sordo unos días, por gilipollas. Pero, en fin. Eran gajes del oficio.
El reportaje se publicó en primera página con gran despliegue, pues las fotos de Miguel fueron espectaculares, y recuerdo que lo titulé Diez hombres tranquilos.

Después, por esos mundos, tuve ocasión de conocer a otros del oficio. 
En África, en países árabes, en los Balcanes, me los topé a menudo y siempre observé su trabajo con fascinada admiración.
Recuerdo a una gringa de los Marines en la primera guerra del Golfo - bastante atractiva, por cierto - que retiraba una mina tumbada en el suelo con la misma calma que si se estuviera zampando una hamburguesa (José Luis Márquez la grabó después con su cámara en la piscina del hotel de Dahran reservado a las tropas norteamericanas, en bikini, y llevaba el emblema de los marines tatuado sobre la teta izquierda).
También en Bosnia vimos trabajar a concienzudos artificieros ingleses, con la fría y eficiente profesionalidad que tienen esos cabrones, y también a cascos azules españoles que se jugaban la vida para que los niños de éste o aquel pueblo pudieran jugar en el campo sin perder una pierna o la vida.

Los conozco hasta cierto punto, como digo.
Y una cosa que siempre me llamó la atención de esa gente es cierto puntito, en algunos, más bien friki. O por decirlo para que no se ofendan los delicados, ligeramente obsesivo. 
Hay que serlo, de todas formas, para jugársela como se la juegan. Para trabajar con su estabilidad emocional y su impecable frialdad técnica.
Sentido del deber aparte, algunos son verdaderos adictos a su trabajo y viven obsesionados con él.
Conozco a uno, ya retirado, que pasaba los ratos libres ideando bombas trampa complicadas y cómo desactivarlas, y cuando su mujer se despertaba a las tres de la madrugada y no lo encontraba en la cama, lo encontraba en la cocina con un destornillador y unos alicates, trajinando artefactos.

Y puedo añadir que, no hace mucho, sentí una agradable satisfacción cuando un respetado artificiero de la Policía Nacional dio el visto bueno al artefacto que ideé - cuando miras mucho siempre aprendes algo - para que mi espía Lorenzo Falcó reventase el taller parisino de Picasso en la novela Sabotaje.

Y ya que hablamos de mirar, les cuento una anécdota divertida.
En Melilla, cuando los conflictos callejeros de finales de los 80, que cubrí para los telediarios siendo delegado del Gobierno mi amigo y compadre Manuel Céspedes, apareció un día un artefacto explosivo en la calle principal de la ciudad. Se aisló todo con un cordón policial, y un artificiero bien equipado se encaminó allí, arrodillándose junto al chisme para desactivarlo.
Y justo cuando estaba alicates en mano, a punto de meterle mano al asunto, oyó a su espalda un clac que le hizo dar un respingo.
Y al volverse vio, encima de su hombro, al cámara Márquez, a su ayudante de sonido - creo recordar que era Ovalle, aunque no estoy seguro - y al reportero de TVE, o sea, yo, que nos habíamos colado por un callejón sin controlar y tras acercarnos sigilosos estábamos detrás, a dos palmos, grabándolo todo.

Y entonces, poniéndose bruscamente en pie, quitándose el casco para tirarlo con fuerza al suelo con los alicates, el artificiero se volvió hacia la gente que estaba lejos, agolpada tras el cordón policial, abrió los brazos y gritó, furioso: 
«¡Así no se puede trabajar!».

EL CONVOY PQ - 17, de Arturo Pérez Reverte - 16/9/19

Alguna vez he escrito que una de las cosas - persona en este caso - que más respeto en el mundo es un marino mercante.
Me crié en un puerto mediterráneo y eso imprime carácter; pero también tuve ocasión de navegar con algunos de ellos, y de todos conservo recuerdos admirados y precisos.
A su lado aprendí, por ejemplo, que un barco no es una democracia. Ni debe serlo.
Aquél es un mundo con reglas aparte.

Y aunque ahora, gracias a la tecnología moderna, un marino sólo es un empleado sin decisión propia, sometido al control directo de su armador, yo aún tuve el privilegio de conocerlos cuando las cosas eran distintas.
Cuando el mar era un lugar remoto donde un ser humano tomaba sus propias decisiones y un capitán era responsable único de su barco, su carga, su pasaje y su tripulación.

Me crié entre ellos, como digo.
Varios familiares y amigos íntimos de mi padre, que navegó algún tiempo en petroleros, eran capitanes de la marina mercante, y mis recuerdos infantiles están poblados de sus charlas tomando café o unas copas en casa, jugando al ajedrez, echando humo por sus pipas; de las historias que acicateaban mi imaginación y fraguaron el respeto del que antes hablé: maniobras, tragedias, el naufragio del Castillo Montealegre, la gran pelea del puerto de Rotterdam…

Y uno de los relatos que me impresionaron entonces fue el del convoy PQ-17, en el que un conocido de mi padre - creo recordar que se apellidaba Viñas - aseguraba haber estado a bordo de un barco de bandera panameña.
Después, con los años, indagué sobre esa historia hasta conocerla mejor. Y ayer mismo, mirando unas viejas fotos de mi padre y sus amigos, me acordé de ella. Una historia dura y cruda de mar y de guerra.
De marinos de los de antes.

Escoltado por buques de guerra británicos y norteamericanos, el convoy PQ-17, compuesto por 33 mercantes, salió en junio de 1942 de Reykiavik hacia Murmansk, en Rusia, llevando ayuda para los aliados soviéticos.
Las fechas eran malas, pues al frío y al hielo de esas aguas se unía el hecho de que en tal época del año el sol apenas se ocultaba tras el horizonte, y 18 horas de luz diurna facilitaban la localización por la aviación y la marina alemanas, cuyas bases estaban cerca. Y así ocurrió.
A partir del 1 de julio, una vez al este de la Isla de Los Osos, empezaron los ataques de aviones y submarinos. Amparándose en bancos de niebla, defendidos por la escolta, los mercantes navegaban agrupados, despacio, a sólo ocho o nueve nudos, encajando con estoicismo la ofensiva enemiga.

Todo parecía ir bien hasta que el 4 de julio la inteligencia británica creyó - erróneamente - que los acorazados alemanes Tirpitz y Scheer y el crucero Hipper habían zarpado de Noruega para atacar el convoy.
Y entonces, ante el temor de que fuesen destruidos los buques de guerra de la escolta aliada, necesarios para otras misiones, se dio orden a éstos de abandonar a su suerte al convoy; y a los capitanes de los mercantes, la de dispersarse e intentar alcanzar Murmansk cada uno por su cuenta.

Ése, el del abandono, es el momento que de niño me puso los vellos de punta al escucharlo y aún hoy al evocarlo: aquellas tripulaciones de indefensos mercantes viendo alejarse la escolta, rompiendo la formación para dispersarse lentamente y correr cada cual su propia suerte, solos en la inmensidad gris de unas aguas donde un náufrago no sobrevivía más de un par de minutos.

Puedo imaginar perfectamente a los capitanes de pelo cano y arrugas en el rostro inclinándose angustiados sobre las cartas náuticas, calculando con el compás de puntas cómo navegar las 800 millas restantes, qué ruta seguir, cómo llevar a puerto a sus barcos, sus tripulantes y su carga.
Me conmueven el desamparo y la grandeza de esos marinos sentenciados, dispersos, tenaces, que pese a todo siguieron adelante, cumpliendo con su deber incluso cuando los aviones y los submarinos alemanes les cayeron encima. 

Porque lo que vino a continuación fue una matanza: una cacería sin misericordia.
Artillados algunos con sólo pequeños cañones ligeros y ametralladoras - las mujeres tripulantes del petrolero ruso Azerbaijan se defendieron y combatieron su incendio como leonas -, los solitarios mercantes fueron localizados y hundidos uno tras otro: de los 33 que habían zarpado de Reykiavik, sólo 10 llegaron a puerto.
El resto se hundió en las aguas del Ártico.

Y, bueno. 
Ésa es la breve historia del convoy PQ-17.
La que oí contar de niño y la que a ustedes les cuento ahora: una historia de navegantes en tiempos en los que aquéllos aún lo eran de verdad.
Capitanes y tripulantes que parecían personajes de un libro de Joseph Conrad.
Auténticos y admirables marinos de leyenda.

lunes, 14 de octubre de 2019

GABRIELA MICHETTI, MÁS QUE UNA PAPELONERA, UNA FIEL REPRESENTANTE DE CAMBIEMOS, de Liliana Viola

La vicepresidenta anunció que el año próximo se dedicará a escribir sus memorias, pero hace rato está marginada en el PRO. No logró mejorar la vida de las personas con discapacidad, área que estuvo bajo su control. 



Como la típica amiga servicial que en cuanto ve venir el fin de fiesta se apura a levantar las copas y retirar los globos, Gabriela Michetti anunció que el año próximo se dedicará a escribir sus memorias.
Tal vez ya tenga algo escrito. Sus amigos del baile del “Sí, sí, se puede” la venían desinvitando desde antes de las PASO. Esa foto del cierre de campaña donde se la ve posando para una selfie que la excluye “por no estar a la altura”, confirma su lugar perdido de “La nº 2” y la despedida de cualquier puesto de sobrevida política. 
Pero también se alcanza a ver en esa foto el desprecio del Estado macrifascista hacia un sector muy concreto de la población. Desprecio en formato meme: habilitación a la burla dentro y fuera de Cambiemos. 
En formato políticas públicas: el nuevo código de edificación de la ciudad que excluye a ciudadanxs con discapacidades, el espectacular retiro de 70 mil pensiones el año pasado (Michetti dijo que se enteró por los diarios), la burocracia creada para que esas pensiones no se puedan recuperar, la ausencia de una perspectiva desde la discapacidad en las resoluciones sobre salud, trabajo y más.

¿Vale doble que la vice presidenta integre esta zona de la ciudadanía? Sí, porque el factor “mujer y en silla de ruedas” fue un gesto sensibilizante, esperanzador y electoral muy similar a la destreza en el lenguaje de señas que desplegó Michelle Bolsonaro en la asunción de su marido, quien este año también recortó fondos para el mismo sector. 
La escena del festejo en las elecciones hace 4 años donde el hijo bobo de Franco Macri baila con Gabriela incluyendo la silla en la coreografía, contrasta con las que vinieron luego (disponibles en YouTube) donde el retrasado mental ingresa al Senado caminando a paso de “hombre apurado” mientras la vice, rezagada, avanza chocándose con obstáculos varios, incluido su compañero.

Ni ella ni ninguno de los presentes en aquella selfie que se hizo viral salió a hacerse cargo de la humillación pública. 
El algoritmo habrá detectado una tendencia. 
Después de todo, los chistes sistemáticos sobre la parálisis de Michetti, la borrachera de Bullrich Luro Pueyrredón o la gordura de Carrió son licencias de una cultura machista que se regodea en ridiculizar al equipo femenino en el poder.

No volveré y seré memorias



¡Pero ella no dijo “Memorias”! 
Auténtico ejemplar de Cambiemos, piensa redactar una "memoria de gestión”. 
O sea: viajar del planeta de los memes al de los memorandum.

Qué escribirá Michetti, es un misterio que promete no convertirse en best seller. 
Por el momento adelantó un renglón que confirma su estilo: “En el Senado hice muchas cosas, arreglamos el edificio. Y eché a 3.500 tipos de los 7.000 que había”.

Aunque también, como esa amiga servicial que cada tanto se harta de que la tomen para el churrete, denunció a los suyos: "Porque si uno no se aparta de la escena mediática y del posicionamiento político, no tiene la posibilidad de gestionar exitosamente".

La pulsión autobiográfica es comprensible entre quienes alguna vez se sentaron en el (¡no hay!) sillón vicepresidencial. La Constitución les ha diseñado un rol muy acotado. ¿Alguien puede recordar la lista de vices desde 1983 hasta hoy sin espiar su celular? 
El mayor pico de esplendor se da en la candidatura cuando presidente y vice integran una “fórmula” química y mágica. 
El vice representa las alianzas, garantía de rumbo y también placebo para la ansiedad binaria general. Pero una vez en funciones le toca encauzar su vuelo propio, o desbarrancar como "Chacho" Álvarez; desempatar en el Senado; remplazar al presidente cuando viaja o cuando se muere, ocasiones donde salvo excepciones mejor no lucirse: Cobos y María Estela Martínez de Perón entrarán juntos a la posteridad. 
En este sentido, como ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner no sólo demostró alta agudeza política al inventar esta fórmula que la incluye, también se ha impuesto el desafío de mantenerla química y mágica en funciones.

Es probable que la memoria de Michetti quiera imprimirse por sobre la de Google que la recuerda con escándalo y sospecha de corrupción desde el primer día. 
Mientras la veíamos festejar el triunfo de Cambiemos en la tele, en su casa un guardaespaldas le robaba 250 mil pesos y 50 mil dólares. Rauda hizo la denuncia pero no se dio cuenta de lo mucho que le iba a costar justificar un dinero no bancarizado. 
Entonces salió a la luz su fundación SUMA, que parece haber hecho honor al nombre con aportes que también costó justificar. Si sus remplazos durante vacaciones y viajes de Macri Blanco Villegas no tuvieron relevancia, la red detecta un remplazo estrella: en 2017, el presidente fue denunciado por "administración fraudulenta y negociaciones incompatibles con la función pública” porque el Estado le había perdonado 70 mil millones de pesos a una empresa (Correo Argentino) del grupo Macri. 
El año pasado, por decreto presidencial se dio por clausurado ese sumario.
No firma el ex hijastro de Flavia Palmiero. Firmó Michetti y refrendó Marcos Peña Braun.

En las redes, sus intervenciones aparecen prácticamente todas bajo las etiquetas #papelón o #blooper. 
Pero esa clasificación merece ser rectificada. 
Aplicar para el casillero de las burradas no debería desplazarla de otros, como por ejemplo, la apología de la violencia de Estado. 
Michetti justificó, tal vez compitiendo en likes con Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, el asesinato del joven Rafael Nahuel, baleado por la espalda y cuando huía sin armas en un operativo de desalojo de la Prefectura Naval, diciendo: “el beneficio de la duda siempre lo tiene que tener la fuerza de seguridad que ejerce el monopolio de la fuerza”.

¡Vamos todavía!


Último momento. Que se detengan esas memorias. A pocos días de las elecciones, el algoritmo vuelve a darle una oportunidad a Gabriela. 

Es que ella es, nada menos, la autora de este pensamiento: "Debe haber un respeto a la vida desde la concepción, por una cuestión de sentido común, más que de ciencia, digo, todos pasamos por ser embriones, todos pasamos por ser fetos, luego bebés, adolescentes y adultos". 
Y su grito de “¡vamos todavía!” que soltó a micrófono abierto en el Senado cuando la postura antiderechos vencía en la votación por la ley de interrupción voluntaria del embarazo, hoy cotiza alto en el mercado marketinero de Cambiemos.

Vuelve entonces Gabriela a la campaña, rosario en mano. 
Y el vago neoliberal que alardeaba de liberal en estos temas, sale de gira por las provincias hecho un cruzado anti aborto y repartiendo servicio militar no obligatorio para jóvenes que dejó sin trabajo. 
Mientras tanto queda en evidencia hasta qué punto habilitar la discusión por la legalización en el Parlamento fue una movida para dar luz celeste a los evangélicos.

Gabriela, la doña santa que se opuso a la ley de matrimonio igualitario aclarando que tenía un amigo gay, también se opone a una de las causales contempladas en la legislación desde 1921, el aborto en caso de violación: “Entiendo el drama que significa, pero hay tantos dramas en la vida. O sea… Yo no lo hubiera permitido. Lo podés dar en adopción, trabajar con un psicólogo, no sé". Otra vez. 
No se debería leer bajo el paraguas del papelón, declaraciones donde la banalización de “los dramas” y el imperio del “yo no sé” forman parte de una política de Estado. 
La vicepresidenta no es una papelonera del montón, es una gran representante de la coherencia de Cambiemos cuyo flamante “Nº 2”, Miguel Angel Pichotto, ya aportó la idea de quemar villas, dinamitarlo todo.

Escriba lo que escriba, Gabriela Michetti será olvidada como la compañera de fórmula de un régimen fascista que tiró al aire muchas ideas atroces. 
Y las cumplió.

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