jueves, 28 de julio de 2022

¿QUIÉN SE QUEDA CON LA ARGENTINA?

El comportamiento del agro que no liquida productos muestra que no hay una actitud pasiva, sino activa.


William Kentridge, Tango para dar vuelta la página (2013)

Algunos voceros de la extrema derecha, como Patricia Bullrich, han declarado su disposición a hacerse cargo del país ahora, en este momento, ante la situación “catastrófica” y el “sufrimiento de la gente”.
El desprendimiento personal que suponen estas declaraciones, la sensibilidad, la abnegación y el arrojo, no son tales.
Son apenas el resultado de un astuto cálculo político para aprovechar una crisis cambiaria que tiene mucho de artificial, para intentar hacerse cargo de un país con un potencial enorme, y cuya economía no es ni un páramo ni una ruina.
  • Hay numerosas actividades productivas rentables, incluso para las pequeñas y medianas empresas, los salarios están bajos y mucha gente quiere trabajar. 
  • Muchas empresas han modernizado equipos previendo mejores tiempos para el país.
  • Las capas medias y medias altas tienen importante capacidad de consumo que podrían volcar en el mercado local.
  • La Argentina es competitiva no sólo en actividades agrícolas, gasíferas y mineras, y cuenta con un sector científico y tecnológico cada vez con mayores capacidades para potenciar la producción local.
  • Hay necesidades de infraestructura irresueltas, lo que genera un enorme potencial para el crecimiento de la construcción y la mejora urbana en todo el país.
  • Existe importante capacidad de ahorro y el sistema bancario está en buenas condiciones financieras, aunque requiere ajustes regulatorios para que sea una factor de apoyo productivo.
  • El Estado tiene un déficit controlable, y aún más si se mejora la recaudación tributaria encarando un combate eficaz y decidido contra la evasión.
  • Los mercados occidentales le han cortado el crédito, pero hoy el mundo es mucho más extenso que el norte del Atlántico.
  • No hay ningún problema insoluble y hay recursos naturales que adecuadamente administrados pueden contribuir a financiar una reconversión productiva verde del país.
  • Con buenas políticas públicas, totalmente posibles ya que tenemos gente formada en temas altamente sofisticados, se puede avanzar aceleradamente hacia la reducción de la pobreza en todas sus dimensiones.
  • El propio Estado puede ser susceptible de mejoras organizativas, de modo de incrementar su potencia para resolver problemas que hoy parecen endémicos.
Sin embargo, parece que estos datos objetivos son fáciles de borrar no ya de la conciencia colectiva a través de campañas de desmoralización perfectamente orquestadas, sino de la propia visión de mediano plazo de la dirigencia nacional, que se marea rápidamente con los estados de ánimo que genera una minoría social interesada.

Es sabido que una de las grandes capacidades de la derecha local es la generación de climas sociales favorables a sus intereses.
Estamos viviendo exactamente uno de esos momentos, en que logran colocar a la población en un infierno provisorio, inaguantable, hasta que los grandes protagonistas y generadores de la crisis obtienen los resultados políticos y económicos esperados.
La experiencia de la hiperinflación de Alfonsín nos debería servir de lección: después de unos cuantos meses de tortura hiperinflacionaria, y en el vacío de discursos potentes que disputaran con la derecha la explicación de lo que ocurría, la sociedad quedó dispuesta a aceptar el programa maximalista del neoliberalismo corporativo.

A la Argentina, como país de desarrollo medio, semi industrializado, con una económica híbrida, se la mantiene desde 1976 en una especie de dieta de inanición consistente en que siempre está asfixiada por restricciones financieras, provenientes de endeudamientos completamente estériles.
Eso le impide desarrollarse y resolver sus problemas, que insistimos, son completamente superables.

Endeudamiento destructivo fue la deuda tomada por Martínez de Hoz durante la dictadura cívico militar, que no generó inversión productiva pero sí tremendas restricciones presupuestarias; la tomada por el menemismo, para financiar el festival de importaciones que contribuyó a arrasar parte de la industria nacional; y la tomada a velocidad turbo por el macrismo, completamente estéril y dedicada a atar a nuestro país a un nuevo ciclo de intervención externa.

Nunca debemos perder de vista un dato sorprendente: en cajas de seguridad aquí, en nuestro territorio nacional - según estimaciones de expertos en el tema - se acumulan improductivamente unos 100.000 millones de dólares, que podrían generar un espectacular ciclo de expansión productiva, empleo masivo y mejora de calidad de vida para toda la población.

Citamos el dato anterior, y recordamos también los 400.000 millones de dólares de argentinos colocados en todo tipo de inversiones en el exterior, según estudios del Banco Central, que podrían contribuir a un amplio proceso de inversión y reconversión tecnológica para transformarnos en un país mejor, con alto nivel y calidad de vida.

Recordemos estos números reales como referencia de lo que el país es capaz de generar en materia de divisas, para resaltar que si en las reservas del Banco Central hubieran hoy tan sólo 20.000 millones de dólares más, esta corrida cambiaria que sobresalta a la mayoría no tendría razón de ser, se habrían quebrado las expectativas sobre una presunta devaluación y las diversas fracciones que hoy convergen con esta timba devaluatoria, se estarían dedicando a otras actividades socialmente más interesantes.

¿Por qué no hay 20.000 millones más en las Reservas?

No cuidar las reservas, teniendo en cuenta su papel fundamental como escudo contra las maniobras especulativas favoritas de sectores económicos internos, ha sido uno de los errores de política económica de este gobierno.
Tiene que ver con la apuesta del ministro Guzmán, entre ingenua y abstracta, de que el arreglo con los acreedores externos, diseñado para alejar del presente los grandes vencimientos de deuda externa, reduciría significativamente las presiones devaluatorias sobre el tipo de cambio.
En ese camino, no se evitó gastar reservas para mostrar credibilidad y confiabilidad hacia los fondos de inversión, el FMI y el Club de París.

Si a esa ingeniería financiera que se logró plasmar en acuerdos con bonistas y el FMI, se le sumaba que la economía en 2020 y 2021 estaba teniendo saldos comerciales favorables, parecía razonable pensar que no volverían a presentarse obstrucciones cambiarias que detonaran episodios como la corrida que hoy nos ocupa.

Pero a Guzmán se le escapaban, como al propio Presidente, las características de la Argentina real.

A diferencia de los manuales de texto económicos, que suponen gente abstracta, consumidores abstractos, empresarios abstractos, sin historia ni memoria, una verdadera política económica nacional tiene que basarse en actores reales, históricos, con sus mentalidades, con sus comportamientos, con sus ideologías y sus psicologías.
Si no, no se puede entender nada de lo que pasa en nuestro país.

Si los pequeños productores agrarios fueran abstractos, una vez que el gobierno de Cristina, durante la disputa en torno a la Resolución 125 les ofreció la segmentación de las retenciones, más otros beneficios vinculados a las distancias de los puertos de embarque, debieron haber aceptado la oferta oficial, porque las nuevas condiciones que les proponían eran convenientes.
Sin embargo, siguieron atados a la Mesa de Enlace, por ideología, por identificación, por rechazo al gobierno, junto con sectores que tenían otros intereses.

El supuesto de existencia de “racionalidad económica” puede no ser un factor decisivo para explicar el comportamiento de actores económicos en nuestro país. Probablemente porque también ya han dejado de ser “actores económicos” y son también actores políticos, con la diferencia de que actúan con métodos y formatos no partidarios.
Tienen ideología, y pueden ser portadores de una visión completamente distorsionada de la realidad nacional e internacional.

Seguramente actores económicos racionales, pasivos y asépticos, simplemente “lectores de señales”, hubieran actuado como esperaba Guzmán, o Stiglitz.
Pero ya en 2020, el gobierno nacional y todos los argentinos debimos soportar una corrida cambiaria en plena pandemia, que generó una oleada inflacionaria posterior.
Fue una más de las decenas de corridas que los más diversos gobiernos debieron soportar desde que los especuladores se acostumbraron a aprovechar debilidades cambiarias para hacer ganancias rápidas.

No se puede seguir gobernando la Argentina con visiones ingenuas o abstractas de los actores económicos, que los desresponsabilizan de las turbulencias existentes.
No es cierto que los grandes jugadores miran ingenuamente el escenario para luego tomar decisiones.
Por el contrario, operan sobre él, en función de sus intereses, y en determinados momentos pueden desplegar mayor capacidad operativa que gobiernos débiles o debilitados.
Mientras la teoría dice que los gobiernos hacen, y los mercados son espectadores que reaccionan a señales, nuestra realidad muestra que los activos son los intereses corporativos, y lamentablemente el que se comporta como un espectador es el gobierno.

En relación a la penuria actual de dólares, y el comportamiento empresarial, tenemos un ejemplo claro, señalado recientemente por Carlos Heller.
El gobierno ha puesto a disposición del sector agrario un mecanismo financiero completamente accesible para poner a resguardo sus ahorros de una presunta devaluación.
Es un plazo fijo específicamente diseñado para que puedan vender con tranquilidad sus granos, y colocar sus pesos a resguardo de cualquier sorpresa cambiaria.
Sin embargo, no han utilizado en forma masiva ese instrumento.

La excusa utilizada habitualmente por todos los sectores que impulsan devaluaciones, y sus economistas mediáticos es “la incertidumbre”.
Incertidumbre que nunca se sabe de dónde aparece, pero que de repente tiñe todos los comportamientos privados.
Lo que habitualmente se hace es echarle la culpa al gobierno buscando algún problema o conflicto interno, y construir a partir de eso la explicación de la “incertidumbre”.
La excusa es muy buena, porque vuelve sobre el argumento del empresario abstracto, pasivo, neutro, que simplemente actúa en base a los mensajes que recibe de su entorno.

Pero en el comportamiento del agro que no liquida sus productos, se puede observar que no hay una actitud pasiva sino activa.
No es por incertidumbre que no liquidan la cosecha, sino que es una actitud activa, de retaceo de divisas, para forzar una devaluación que mejore sus ya muy altas ganancias.
Por supuesto que siempre hay que diferenciar entre pequeños y grandes productores, porque su situación económica es diferente, y porque mientras los pequeños son consumidores de argumentos e ideología, los segundos son generadores de ideas y de política.
Sobre estos últimos el gobierno tendría que actuar para que abandonen su militancia devaluacionista.

Amamos odiar al FMI, pero esta vez no fue

No hay declaración de sectores de izquierda, o nacionales y populares, que no incluyan al FMI como el gran cuco y factótum de las desgracias actuales.

Sin embargo esa apreciación es equivocada en esta circunstancia, y no porque el FMI se haya transmutado en una organización promotora del bien de los pueblos, sino porque en este caso no es el protagonista principal.

En el acuerdo con el FMI, explícitamente, se estableció la meta de recomposición de las reservas del Banco Central, elemento clave para disuadir a los tiburones locales buscadores de devaluación.
Si esas reservas no se recomponen, no es por mandato del FMI.

También hay decir que sin necesidad de recetas del FMI, es muy recomendable que un gobierno popular construya reservas fuertes en el BCRA, para ponerse a resguardo de los comportamientos predatorios privados, al menos hasta que las políticas productivas exportadoras y sustitutivas de importaciones generen solvencia externa estructural.

Pero ahora no es precisamente el FMI el que está detrás de este escenario actual, sino actores locales claramente identificados.
La pasión anti FMI puede más que el análisis riguroso de los factores que inciden en la actual desestabilización cambiaria.

Por otra parte, el FMI reclama medidas que moderen el crecimiento, cosa que no queremos que ocurra.
Lo cierto es que moderar el crecimiento tiende a ahorrar divisas.
En ese sentido el FMI no es precisamente copartícipe de la corrida, sino que si se siguieran sus malas políticas, se juntarían más reservas.

El “festival de importaciones” del primer semestre del año tiene alguna bases objetivas, como el aumento muy fuerte de las importaciones de energía (se duplicaron los precios), un incremento cierto en la actividad económica interna que siempre tiene como correlato un aumento en las importaciones, y un abultamiento injustificado de importaciones de insumos, no explicable por la actividad productiva incrementada, sino por la especulación de grupos económicos para traer insumos a un tipo de cambio oficial que perciben más “barato” en relación a… la futura devaluación que apareció en el imaginario empresarial.

La respuesta socialmente progresista a la estrategia fondomonetarista de ahorrar divisas creciendo menos, es tener una vigorosa, inteligente y planificada estrategia sustitutiva de importaciones, que genere riqueza, empleo y ahorre dólares.
Claro, no va en línea con la Biblia de la globalización neoliberal.
Pero ¿quién es el tonto que a esta altura del descalabro internacional quiere resguardar las santas enseñanzas que están siendo abandonadas en todas partes..?

Hasta un 20% de las importaciones actuales de nuestro país podrían ser reemplazadas eficientemente por producción local.
Si bien es un proceso y no un cambio que se puede realizar en poco tiempo, no nos vendría nada mal ahorrar entre 15.000 y 20.000 millones de dólares al año, sin sufrir y además, creciendo.

El modelo ENTEL de venta de la Argentina

Cuando uno ve todo este panorama, no puede dejar de recordar la gestión de María Julia Alsogaray como interventora menemista de ENTEL, en el período previo a su privatización.

ENTEL había sido muy maltratada a lo largo de los años ’70 y ’80, y brindaba malos servicios.
Había un alto grado de disconformidad social, a pesar de que como sabemos hoy, la telefonía y las telecomunicaciones son un gran y rentable negocio.
Nuestra sociedad era fuertemente estatista, y la idea de las privatizaciones se introdujo desde afuera y desde arriba en nuestro país.

De todas formas, había que vencer ciertas resistencias a la privatización, que no estaban dadas aún al comienzo de la gestión menemista.
La intervención de Alsogaray en la empresa tuvo la explícita intención de colmar el vaso de la indignación colectiva: en una gestión que en cualquier lugar normal hubiera sido considerada un desastre, se dejó derrumbar la empresa, cesaron las tareas mínimas de mantenimiento, mientras se subía violentamente el precio de las tarifas y se usaban todos los fondos que ingresaban en la empresa para comprar equipos modernos, que no se instalaban.

Así, cuando finalmente se produjo la privatización, por “arte de magia” empezó a mejorar rápidamente el servicio: se conectaron los equipos nuevos, y se empezó a reparar lo que fue voluntariamente deteriorado.
La magia del mercado...

Quizás estemos atravesando un momento similar, pero ahora con nuestro país.

Aprovechando un momento delicado de las cuentas y reservas del Estado, generado por la gestión macrista originariamente, se promueve un microclima psicológico que evoca una catástrofe.
La pasividad y falta de visión del actual gobierno no ha sido menor en la creación de las condiciones para que se ejecute esta maniobra.
Pero no es una situación terminal, ni mucho menos amerita el asalto al Estado argentino por parte de los representantes de intereses corporativos asociados a una globalización que nos ofrece un destino miserable.

Tenemos que tener claro que nuestro país es mucho más grande que una corrida cambiaria, y que el control de su destino no puede ni debe ser cedido a cambio de un puñado de dólares.

martes, 26 de julio de 2022

EMILIO CUMPLE 100 AÑOS

Ayer hubiera cumplido 100 años Emilio Mignone, figura central del movimiento por los derechos humanos



Sin su aporte no se hubiera llegado a la nulidad de las leyes y decretos que intentaron dejar impunes los crímenes contra la humanidad cometidos en las décadas de 1970 y 1980, ni se hubiera extendido la militancia iniciada en aquellos años contra una dictadura bestial, a las violaciones a los derechos humanos que se cometen también en democracia, aunque no formen parte de un plan sistemático organizado desde un poder ilegítimo.

Mientras los organismos formados por familiares directos de las víctimas sufrían por la ausencia de formación política y militancia previa, Mignone había sido, mucho antes del secuestro de su hija Mónica, ministro de Educación en el gobierno peronista bonaerense del coronel Domingo Alfredo Mercante y luego subsecretario de Educación de la Nación en el gobierno del general Juan Onganía.
Formado en la Acción Católica, entendía las relaciones de poder.

Esa militancia lo llevó a participar en la fundación de la Unión Federal Demócrata Cristiana, uno de los partidos impulsados por la Iglesia Católica cuando enfrentó a la modernidad argentina personificada en el peronismo.
El otro fue el Partido Demócrata Cristiano, donde militó Augusto Conte, que uniría su destino al de Mignone, cuando también él padeciera el secuestro de su hijo, Augusto María.

Aquella UF creció en la preparación del golpe de septiembre de 1955, pero en noviembre de ese año se opuso al golpe dentro del golpe, que desplazó a un general por otro, ambos católicos pero uno nacionalista y el otro liberal.
Como Jaime de Nevares, Enrique Angelelli, Carlos Mugica y Rodolfo Walsh, Mignone no tardó en comprender que el derrocamiento de Perón por el que habían trabajado, abrió para las clases populares las puertas del infierno.

Cuando la dictadura, cuyos fusilamientos de 1956 repudió, dispuso por decreto derogar la Constitución Nacional sancionada en 1949 y convocó a una convención reformadora para reemplazarla, proscribiendo a la fuerza mayoritaria, el partido de Mignone obtuvo una banca pero se negó a asumirla, porque sólo reconocía la Constitución derogada por un acto de fuerza.

Su principal inspirador, Arturo Sampay, había sido quien acercó a Emilio al peronismo bonaerense.
Buena parte de los males sufridos por el país en los dos tercios de siglo transcurridos se hubieran evitado, de prevalecer el criterio de Mignone y el texto de Sampay.

Junto con él militó en la Unión Federal Mario Amadeo, el canciller de Lonardi que acompañó a Perón hasta la cañonera paraguaya que lo llevó al exilio.
A pesar de esa historia común, Emilio lo enfrentó dos décadas después, cuando Amadeo representó a la dictadura de Videla, Massera & Cía. en las Naciones Unidas, y fue el inspirador del decreto de 1979 que daba por muertos a los detenidos - desaparecidos.

Mignone y Conte, quienes ya habían creado el Centro de Documentación e Información sobre Derechos Humanos, que poco después se convertiría en el CELS, contaron en su boletín mimeografiado que el cardenal Agostino Casaroli, secretario de Estado del Vaticano, le había dicho al brigadier Arturo Lami Dozo, emisario de la Junta Militar, que el contenido de ese decreto era totalitario y opuesto a los derechos de la familia, pese a lo cual “el Episcopado argentino no le formuló ningún cuestionamiento”.

Su desempeño como experto en educación en organismos internacionales le dio también una visión realista del mundo tal cual era.
Nunca velaron su mirada anteojeras ideológicas, como lo atestiguan sus tempranos escritos sobre el diálogo entre cristianos y marxistas.

Por eso, ya el 12 de agosto de 1976 pudo escribir el documento más perspicaz de la época, con una capacidad de anticipación que sólo hoy puede valorarse. 

«No menos de 15.000 argentinos han sido muertos o están detenidos en lugares ocultos, encapuchados, encadenados por cuadros militares, en reparticiones militares, pero se niega su detención y se mantiene en la angustia más cruel a miles de familias» decía la carta que remitió al periodista Bernardo Neustadt y que éste nunca difundió.

«Esta situación nos llevará a una verdadera guerra civil y a la destrucción de las mismas Fuerzas Armadas», agregaba. 

«Estamos sometidos a la irresponsabilidad de oficiales de grado inferior, fanatizados, ávidos de venganza, que constituyen fuerzas irregulares que, cuando terminen - si lo consiguen - con la subversión crearán un problema a la autoridad militar porque intentarán copar el poder».

Hombre de la Iglesia Católica, lo llamaban El Pope o El Obispo, y fue durante muchos años persona de consulta de obispos y cardenales.
Varios de ellos lo desilusionaron cuando terminó de entender que ante la represión dictatorial que lo golpeó en lo más querido, sólo le ofrecían rezar.

Nunca dejó de escribirles, para pedir y compartir información y reclamar una palabra firme.
Una carta suya al presidente de la Iglesia de entonces, Raúl Primatesta, estuvo en el origen del único documento fuertemente crítico de la dictadura que el Episcopado difundió en los siete años del horror.

Su libro Iglesia y dictadura, de 1986, es una contribución fundamental para entender el rol de esa institución triunfalista en la tragedia argentina.

Allí escribió: 
“Esta siniestra complicidad explica algo que cuesta entender a los observadores católicos extranjeros: la sorprendente pasividad de un episcopado que contempla sin inmutarse cómo obispos, sacerdotes, religiosos y simples cristianos son asesinados, secuestrados, torturados, apresados, exiliados, calumniados (…).
En algunas ocasiones la luz verde fue dada por los mismos obispos.
El 23 de mayo de 1976 la infantería de Marina detuvo en el barrio del Bajo Flores al presbítero Orlando Yorio y lo mantuvo durante cinco meses en calidad de ‘desaparecido’.
Una semana antes de la detención, el arzobispo Aramburu le había retirado las licencias ministeriales, sin motivo ni explicación.
Por distintas expresiones escuchadas por Yorio en su cautividad, resulta claro que la Armada interpretó tal decisión y posiblemente algunas manifestaciones críticas de su provincial jesuita Jorge Bergoglio como una autorización para proceder contra él.
Sin duda los militares habían advertido a ambos acerca de su supuesta peligrosidad.
La magnitud y la ferocidad de esa persecución son sorprendentes, como se advertirá con la lectura del capítulo octavo.
La Iglesia argentina cuenta con centenares de auténticos mártires, que sufrieron y murieron por la fidelidad a los principios evangélicos, en medio de la indiferencia o la complicidad de sus obispos.
¡Qué dirá la historia de estos pastores que entregaron sus ovejas al enemigo sin defenderlas ni rescatarlas..!”

Luego de una misa en la catedral Bergoglio intentó acercarse a él para darle explicaciones, pero Emilio alzó la mano para detenerlo, según el relato que me transmitió el propio episcopal.
Se sentó en la silla apostólica cinco años después de la muerte de Emilio.
Varios libros y dos filmes posteriores intentaron presentar su conducta de entonces bajo una luz más favorable, admitiendo al menos el pecado de omisión.

Mignone y Augusto Conte aconsejaron a sus hijos que confiaran en las instituciones legales que los requerían.
Emilio no hubiera podido impedir el secuestro de Mónica, arrancada del domicilio familiar, pero muchas veces se reprochó no haber resistido que se la llevaran.

Conte le pidió a su hijo Augusto María que no desertara de la Armada, donde cumplía su Servicio Militar Obligatorio, como le habían aconsejado sus compañeros de la JP. 
“Fui un ingenuo. No creía que su vida corriera peligro”, me dijo en una entrevista que le hice durante la dictadura para una publicación internacional.

Ninguno de los dos podía imaginar la enormidad del Estado convertido en terrorista.
Su interminable peregrinaje por los despachos eclesiásticos y militares en los que tenían amigos y conocidos terminó por convencerlos.

En palabras de Augusto que también se aplican a Emilio, ambos habían sido hombres de dos mundos.
Dejaron de serlo forzados por las circunstancias y fueron los primeros en describir los mecanismos del terror como un Estado dentro del Estado, bajo el rótulo de «paralelismo global», en una presentación ante las Naciones Unidas.

Ambos fueron capaces de convertir esa ingenuidad que se reprochaban en un programa de acción, con el propósito de que algún día las instituciones merecieran la confianza que habían depositado en ellas, para cambiarlas y ponerlas a la altura de sus mentes limpias y sus corazones nobles.
Es una lección de la que debemos tomar nota quienes en aquellos años creímos posible iluminar esa noche oscura respondiendo al fuego con el fuego.

Tan temprano como en 1978 formaron el Centro de Estudios Legales y Sociales. Era necesaria mucha lucidez, aparte de una voluntad que también caracterizó a los demás organismos de derechos humanos, para entender que los abusos que entonces ocurrían debían documentarse con la mayor precisión, conectar el reclamo interno con la denuncia internacional, y pensar en una futura acción judicial que procurara el castigo de los responsables.

El rol de Emilio fue esencial en las visitas de las misiones internacionales que rompieron el aislamiento en que la dictadura había colocado a sus víctimas: Amnesty, en noviembre de 1976, la Asociación del Foro de Nueva York en 1978 y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 1979.

Mignone fue responsable al menos de un tercio de las causas iniciadas en aquellos años, entre ellas el precursor recurso a la Corte Suprema de Justicia en el caso “Smith”.
Concluida la dictadura, entendió como pocos la importancia del compromiso del Estado en investigaciones como las de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas y el juicio a las ex juntas militares, a las que otros retacearon apoyo por consideraciones políticas.

Recuerdo un diálogo con Eduardo Luis Duhalde durante una audiencia del juicio a las Juntas.
Esos papelitos ajados que la gente guardó durante años simbolizaban el valor que la dictadura le había negado a los procedimientos legales y se convertían en pruebas contundentes para condenar a los criminales.
Porque creían en la ley, Mignone y Conte la hicieron prevalecer.

Emilio replanteó la labor del CELS, de modo de proyectarlo al futuro y no sólo al estudio y la denuncia de las violaciones del pasado.
De ello dan cuenta los programas de estudio y denuncia de la violencia institucional y de seguridad ciudadana; de la exigibilidad legal de los derechos económicos, sociales y culturales; de justicia democrática y de derecho a la comunicación.
Ellos complementaron el programa y los servicios originarios, de memoria y lucha contra la impunidad del terrorismo de Estado, de documentación, de salud y de asistencia jurídica a las víctimas.

A partir de la experiencia atroz de la dictadura, planteó con claridad la inserción de la problemática de los derechos humanos dentro de la construcción democrática, sin por ello olvidar los orígenes.
En 1995, Mignone advirtió las posibilidades que abrieron las confesiones del capitán de la Armada Adolfo Scilingo, y con su presentación a la Cámara Federal fundamentando el derecho a la verdad y el duelo consiguió reabrir el capítulo de la revisión judicial.
Nunca aceptó que hubiera algún antagonismo entre la verdad y la justicia y en 1998, ya abierto el capítulo de la verdad, apoyó la nulidad de las leyes de punto final y de obediencia debida.

Como lo escribió en un documento interno del CELS, «nuestra posición era y sigue siendo la de utilizar todos los espacios de acción razonables, dejando de lado las diferencias circunstanciales y tratando de favorecer la coordinación y la cooperación pluralista en todos los terrenos».

Esta ductilidad para elegir las mejores tácticas en cada momento sin renunciar nunca a la firmeza de sus principios es una lección central de Mignone.

En vida, padeció críticas e incomprensión, por defender opiniones que a veces contradecían el sentido común del momento y cuya justeza no era evidente en forma inmediata.
La serenidad con que las soportó, sin apartarse del sendero ni distraerse en querellas menores, es parte de su legado.

ANTES DEL 23 HAY QUE PASAR EL 22, de Horacio Verbitzky - 24/7/2022


Durante una reunión cumbre del FdT, una de las principales voces hizo una referencia a las elecciones de 2023.
Otra le respondió:

- No me hablen del 2023. Por ahora hay que pensar cómo vamos a pasar el 2022.

Nunca antes había quedado tan clara la duda acerca de la conclusión del mandato iniciado el 10 de diciembre de 2019.
Ya ocurrió dos veces, en las cuatro décadas transcurridas desde la finalización de la última dictadura.
En ambos casos, los eyectados antes de tiempo fueron dirigentes uceerreístas, y sus renuncias anticipadas precedidas por un fuerte endeudamiento con bancos y/u organismos internacionales de crédito, contraído por ellos o por sus predecesores, que no financiaron inversiones productivas en el país sino formación de activos en el exterior.
La principal diferencia es que el actual gobierno tiene como eje al peronismo que, con administraciones tan distintas como las de Menem y Cristina, resistió con éxito presiones similares.
El almuerzo de ayer en RPO se realizó en ese clima de preocupación.

Desde el Poder Ejecutivo se reitera que se cumplirán las metas pactadas con el FMI y hasta se dijo que quien quiera probar su fuerza, la probará.
Pero los primeros en saber que no es posible son quienes lo afirman.
Todas sus esperanzas estaban puestas en el encuentro que dentro de 48 horas tenía programado el Presidente Alberto Fernández con su colega de Estados Unidos, Joe Biden.
Pero debido al contagio con la Covid - 19, Biden pospuso esa cita, sin fecha aun.

La ilusión oficial era que Biden intercediera para que el FMI relajara sus exigencias.
No es fácil, porque desde el gobierno argentino permanece invariable el discurso de que se trata de un buen acuerdo y que el Fondo no está exigiendo un ajuste, lo cual torna más problemático incumplirlo.

Esto a su vez fortalece el reclamo de calificadoras de riesgo, bancos, fondos de inversión y publicaciones especializadas, de que el organismo internacional endurezca su posición hacia la Argentina, cosa que comparte el responsable del Fondo para Subamérica, Ilan Goldfajn.
En cambio fue relevada su segunda, que estaba a cargo de la Argentina, a quien Mr. MaGoo llamaba afectuosamente «la compañera Julie».

Pero tampoco es imposible que desde Washington se arroje esa soga, dado el riesgo de que la caída de un país mediano como la Argentina pueda detonar un encadenamiento global imparable.

Quien viajará de todos modos es Batakis, quien mañana tendrá su primer encuentro cara a cara con Georgieva, cuyo discurso es cada vez más parecido al de Jacques de Larosière, Michel Camdessus, Horst Köhler, Rodrigo Ratto, Dominique Strauss-Kahn y Christine Lagarde, sus predecesores desde que la Argentina fue gobernada por una Junta Militar.

Con quien difícilmente se vea es con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver - Carone, quien decidió agravar la penuria del gobierno argentino, reteniendo los 500 millones de dólares en préstamos ya aprobados, con los que Fernández contaba.
En septiembre debería autorizar otros 300 millones, pero ya anticipó que no lo hará, con el insolente calificativo de insolvente para la Argentina.

Los cuatro jinetes

Cuatro cuestiones asoman amenazantes en el horizonte inmediato:
  • La corrida cambiaria, que procura forzar la devaluación del peso frente al dólar, cuando la brecha con la cotización ilegal pasa del 150% y el riesgo país llegó a los 3.000 puntos, más alto que el de la Ucrania en guerra. Allegados al presidente de la Copal y la UIA, Daniel Funes de Rioja, reclaman que el peso se deprecie 100% de un saque, nada menos.
  • El índice de precios al consumidor, que podría aproximarse en un mes a la medición que en Estados Unidos y los principales países europeos se da en un año, difícilmente por debajo del 7%.
  • El aumento de las tarifas de gas y electricidad, que comenzaría a regir en septiembre, cuando haya concluido el proceso de segmentación para suprimir los subsidios al decil más próspero de la sociedad. Aun cuando el aumento para los segmentos más desfavorecidos estuviera por debajo de la inflación, su impacto martillaría sobre una piel ya muy golpeada.
  • La masificación de la protesta social, al estilo de las que han tenido directas consecuencias sobre la estabilidad de los gobiernos en otros países de la región, como Chile, Colombia y Perú. Un profesor universitario de Teoría del Estado, que fantasea con ser el Boric argentino, coquetea en público con esa idea y ha hablado de saqueos y de sangre. Un minúsculo grupo de alucinados, que cuenta con la protección de la policía porteña, amenaza con la horca y el fusilamiento a la Vicepresidenta CFK, su hijo y los gobernantes.

En Chile y Colombia la rebelión masiva (no este foquismo de élite) puso patas para arriba sistemas de partidos y de coaliciones muy consolidados, en las economías de la región más apegadas a la ortodoxia monetarista.

Es difícil predecir si Pedro Castillo se sumará pronto a los cinco Presidentes previos del Perú que o no terminaron sus mandatos o fueron procesados por corrupción: Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra y Alan García (quien se suicidó cuando fueron a detenerlo).

Y no ocurre sólo en el vecindario americano; también en Europa, con la rebelión de los chalecos amarillos, o en Asia, donde una multitud tomó por asalto la residencia del Presidente de Sri Lanka.

Pero aquí las políticas y la retórica del neoliberalismo fueron desbancadas hace dos años y medio en las urnas, por más que ahora crezca la decepción.

La realimentación

La coincidencia temporal de la corrida contra el peso, el crecimiento enloquecido de los precios y el aumento de las tarifas no es casual, y se realimentan recíprocamente:
  • La brecha cambiaria presiona por una devaluación, que no es necesaria según el tipo de cambio multilateral. Sólo acrecentaría las ganancias de los exportadores y se transmitiría de inmediato a los precios, reproduciendo el mismo esquema en un escalón más alto.
  • Aunque el comercio internacional se cursa por el Mercado Único y Libre de Cambios (sic), muchos precios al consumidor tienden a ajustarse por alguno de los varios paralelos, el CCL, el MEP o el PLD (Por las dudas).
  • El avance de la inflación refuerza el clima de vísperas devaluatorias, la idea sin anclaje en datos duros, de que esto así no aguanta mucho más. Las medidas anunciadas a cuentagotas por el gobierno y no siempre implementadas, no pasan de tímidos intentos, de resultado incierto.
  • El aumento tarifario también incrementará costos de producción y por lo tanto precios al consumidor.
  • Esto a su vez provoca movilizaciones de protesta, originadas en necesidades reales de quienes no logran sacar la cabeza de abajo del agua, pero también en la lógica de las organizaciones sociales que temen la reducción de los subsidios y la auditoría estatal de su ejecutoria.
La cuenta del gas

La reducción de los subsidios exigida por el Fondo Monetario Internacional es, en verdad, un reclamo de aumento de tarifas en beneficio de las empresas prestadoras.
Tiene como contraparte la necesidad de divisas para importar el gas de uso industrial, consumo domiciliario o producción de electricidad.
En 2021 ascendió a 3.253 millones de dólares.
Con el incremento de los precios, a enero de 2022, la cuenta anual más que se duplicaría, hasta los 6.747 millones de dólares.

En marzo, una vez iniciada la guerra en Eurasia la proyección anual llegaba a la suma exorbitante de 15.128 millones de dólares.
Debido a la caída posterior del precio, en el escenario actual se prevé una factura por importación de energía de 8.707 millones de dólares en todo el año.
El gobierno no los tiene, lo cual lo pondría ante opciones tremendas: reducir el abastecimiento domiciliario o el suministro a las industrias.


La nueva situación derivada de la guerra entre dos de los grandes productores ha ocasionado cambios políticos, económicos y sociales en otras latitudes, pero aún no aquí.
Emmanuel Macron cumplió su promesa de renacionalizar Électricité de France y anunció reducción nocturna del alumbrado público.

Alemania, que discontinuó su sector nuclear, prevé una caída de la producción por falta de energía, y el FMI redujo su pronóstico de crecimiento para la economía del país, de 2,1% a 1,2% este año, y de 2,7% a 0,8% el próximo, mientras la Comisión Europea propuso una reducción voluntaria de 15% en el consumo de gas, desde el 1° de agosto hasta el 31 de marzo, es decir lo que resta del verano, todo el otoño y el invierno.

En la Argentina, en cambio, el gobierno señala que a partir de septiembre disminuirá la necesidad de importaciones de gas, por el aumento de la temperatura e insiste en que la economía sigue creciendo a velocidad de crucero, cosa que Alberto explicó ante gobernadores en primera persona del singular. 
«Le puse el pecho a una deuda de 100.000 millones de dólares; a ninguno de los problemas escapé; superé esa deuda, tuve que discutir con el Fondo Monetario Internacional y superé los problemas que el Fondo Monetario Internacional me generó.
Todo eso lo tuve que hacer en medio de una pandemia», dijo.

Subsidios y planes

Los subsidios a la energía están ligados en forma inextricable a los planes sociales.
Así lo reveló en junio de 2003 quien entonces se encargaba de la Argentina en el Fondo Monetario Internacional, el economista indio Anoop Singh.

Durante una reunión del entonces director gerente del FMI, Horst Köhler, con diez representantes de la sociedad civil, entre quienes estaba el autor de esta nota, Singh reveló que la implementación del Plan Jefes y Jefas de Hogares, con crédito de organismos internacionales, había sido una sugerencia suya al senador Eduardo Duhalde, quien durante unos meses estuvo en forma provisoria a cargo del Poder Ejecutivo.
Singh asoció en forma explícita ese plan con las tarifas de la energía.

Dijo que “se trata de un sector crucial para el crecimiento, no podemos congelarlo y tratar a las empresas como el chico que se portó mal y lo dejamos encerrado en una pieza.
Los pobres están protegidos por el plan Jefes y Jefas, con un ingreso que les permite pagar los servicios y no frenar el desenvolvimiento de las empresas.
Yo personalmente le propuse ese programa al matrimonio Duhalde.
Había espacio para aumentar las tarifas y al mismo tiempo proteger a los pobres.
Queremos pensar en el futuro, en un marco regulatorio que dé seguridad a las empresas y les permita reestructurar sus deudas (…)
Quiero que miren al futuro.
Se puede proteger a los pobres y al mismo tiempo permitir que las empresas inviertan.
No hay que politizar este tema”.


Peter Sellers y Tachuela: esta comedia ya la vimos.

Köhler agregó que uno de los prestadores del servicio de gas les dijo que “no pueden invertir para dar más energía.
Si la economía crece los servicios van a colapsar porque no están invirtiendo.
Si permitimos que una empresa no tenga ingresos, cortamos su propia expansión.
Si las tarifas se congelan las empresas no invierten y estaríamos subsidiando a los ricos”.

En la misma nota, el ministro de Economía Roberto Lavagna anunció que la Argentina no pediría fondos frescos al Fondo Monetario.
“Sólo queremos reestructurar los vencimientos”.
Reestructurar, no refinanciar, como haría dos décadas después Mr.MaGoo.
El jefe de gabinete era Alberto Fernández.

Esta transcripción sirve para evaluar cuánto ha cambiado realmente el FMI, desde Köhler hasta Kristalina Georgieva.


Néstor Kirchner y el entonces director del FMI, Horst Köhler.


Cómo frenar la corrida

A tres semanas de asumir como Ministra de Economía, la gestión de Silvina Batakis parece prematuramente desgastada.
Debutar en la pantalla del Grupo Clarín, donde le arrancaron compromisos inconvenientes, fue un error.

Lo mismo vale para la formulación de anuncios aislados, de medidas que tardan en implementarse, al modo de apurados parches discursivos, de efectividad improbable para frenar la corrida.

“Lo fundamental es que te crean que no vas a devaluar”, dice un ex ministro curtido en esas lides.
El dólar turista y las versiones sobre una rebaja temporal de las retenciones, para propiciar la liquidación de los 14.000 a 20.000 millones de dólares pendientes van en el sentido exactamente contrario.
Son las primicias de una devaluación.

La paradoja es que el grano almacenado en silobolsas se desvalorizó, por la caída de su precio internacional, pero esto refuerza la presión devaluatoria, que compensaría esa merma.

Lo que podría modificar el cuadro es que esto que ya ocurrió con la soja se extendiera al trigo, cosa posible a partir del acuerdo negociado por las Naciones Unidas y Turquía entre Rusia y Ucrania, para que Putin permita la salida por el Mar Negro de los 22 millones de toneladas de trigo y otros granos ucranianos.

Larry Fink, el todopoderoso CEO de BlackRock, alertó que era más peligrosa la falta de trigo que la de petróleo.
El acuerdo es una buena noticia para el gobierno, porque presionará a la baja el precio de los cereales.
Un economista que simpatiza con la Jefa Material de la Nación (es su chascarrillo) opina que “si aguantamos un poco, los simpáticos y queribles chacareros argentinos van a hacer fila para vender”.

Del dicho al hecho

Los trascendidos sobre el encuentro con intendentes en Pila, donde el Presidente fue acompañado por la infaltable sonriente aspirante a la utopía vicepresidencial Victoria Tolosa Paz, indican que Alberto Fernández se quejó de quienes “voltearon” a Mr. MaGoo y ahora apoyan a Batakis, «que plantea prácticamente lo mismo» (lo cual parece una conclusión apresurada).

También dijo que él no se proponía liderar el FdT porque eso implicaría romper con Cristina, a lo que no está dispuesto.
Esta nueva vuelta de rosca sobre un tema que lo obsesiona, sugiere que no termina de comprender la diferencia entre el liderazgo, que no es un atributo que se transmita como el bastón y la banda, y ejecutar una política.

El fuerte tono de su mensaje del viernes ante los científicos en el Museo del Bicentenario, donde alzó la voz para decir que “no me van a torcer el brazo», sugiere que conserva una alta valoración por el efecto de la palabra, en especial la propia.

El 11 de julio, en su primera conferencia de prensa, Batakis dijo que se modificaría la ley de Administración Financiera para establecer un sistema de «cuenta única» que le permitiría al Estado nacional un ahorro anual de 600.000 millones de pesos.

Diez días después, El Cohete consultó a la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia si ya estaba listo el proyecto.
La respuesta fue que el expediente nunca había llegado al despacho de Vilma Ibarra y que la consulta debía formularse a Economía.
Un pedido de contacto aún aguarda contestación de Batakis.

El problema principal no es ella, sino el contexto.
Forzado por la renuncia de Mr. MaGoo (entre paréntesis, esos son los primeros fonemas de su nombre y apellido), el Presidente se limitó al reemplazo del desertor.
Un reclamo que sale de la Casa Rosada y se repite en cada nota de la trifecta mediática, es que la Vicepresidenta manifieste un apoyo explícito a Batakis, porque con su silencio no basta.

Este menosprecio de la contribución de Cristina a una mayor tranquilidad es otra forma de no asumir la responsabilidad por las decisiones que el Poder Ejecutivo adoptó, sin atender a las sugerencias de CFK.
Ella, pero no sólo ella, prefería una reestructuración más amplia del gabinete para darle mayor envergadura política.
La concepción del Presidente sobre la autoridad no lo permitió, del mismo modo que esmeriló las aristas más filosas del actual jefe de gabinete Juan Manzur, cuya hiperactividad temprana no tardó en empantanarse.

Sergio Tomás Massa aspiraba a reemplazarlo y a concentrar bajo su mando todo el equipo económico, sin excluir Banco Central y AFIP.
Pero Alberto prefirió entregarle el Ministerio de Producción a Daniel Scioli, lo cual para Massa implica no sólo un problema político, sino también doméstico.
Cristina tampoco se entusiasmó con la excesiva concentración de poder en torno del hombre que en la campaña electoral de 2015 prometió que la metería presa.

No obstante, la incorporación al gabinete del presidente de la Cámara de Diputados sigue siendo una posibilidad abierta, pero no en reemplazo de Manzur, sino como superministro de Economía.
Esto incluiría la fusión de ese Ministerio con los de Producción, Transporte y Turismo, lo cual de paso daría una señal desburocratizadora.
Desde allí su tarea principal sería renegociar el acuerdo con el FMI, cosa que nadie más de este gobierno podría cumplir.
“Porque él es de ellos”, según sentencia alguien que aún impulsa esa alternativa.


Pronóstico reservado. por Azul Blaseotto.

La movida incluiría el redimensionamiento de Batakis a Secretaria de Hacienda, la promoción de Jorge Capitanich a la jefatura de gabinete, el regreso de Manzur a Tucumán y el de Scioli a la embajada en Brasil.
Basta enumerar las piezas que deberían cambiar de sitio para recordar que posible no es sinónimo de probable.

Alberto y Cristina en el país de las fake news

La trifecta mediática instaló que ante la escalada de la crisis el gobierno proponía una tregua o un acuerdo con la oposición.
Sin perder un minuto, la coalición Cambiante dijo que no habría ningún acuerdo con el gobierno y que para dialogar está el Congreso, donde se han juramentado en no aprobar ningún proyecto oficial.
Esto se pondrá a prueba en una o dos semanas, cuando Juliana Di Tullio termine de elaborar el proyecto de ley de Eliminación de la Indigencia, para el cual está sosteniendo una serie de reuniones en el Senado.

En forma persistente, la tergiversación mediática identifica esta iniciativa con la propuesta del ex presidente de la FUA, el economista argentino - israelí Itai Hagman, del pequeño frente Patria Grande, respaldado por el docente universitario y precandidato presidencial Juan Grabois, de salario básico universal.
No solo no tienen nada que ver, sino que son antagónicas.

Grabois buscó reunirse con la Vicepresidenta, que lo derivó a Di Tullio.
“No se trata de un plan sino del diseño de una política”, explica Di Tullio, quien también se reunió con el ministro de Desarrollo Social, Juan Horacio Zabaleta, quien acordó con las universidades nacionales la auditoría de los planes Potenciar Trabajo.
Los que no estén encuadrados en cooperativas serían dados de baja.

La indigencia alcanza en la actualidad a 1,8 millones de pibes y pibas y a 2,8 millones de adultos y adultas, con fuerte incidencia del grupo etario de 18 a 23 años.
Esto incluye a una cantidad aún no cuantificada de recipientes de la Asignación Universal por Hijo, que de todos modos son indigentes y necesitan un refuerzo de ingreso para salir de esa situación.
Buena parte de ellos están en hogares monomaternales.

Una novedad en la que está trabajando Di Tullio es que la coordinación de esta política estará a cargo de la ANSES.
“No hay que reproducir pobreza, como ocurría con los planes noventosos” (del tipo del Jefes y Jefas diseñado por el FMI).

La idea es que esta política tenga inicio y fin, que incluya prestaciones supervisadas por el Estado que tiendan a la inserción laboral y estudiantil de aquellos comprendidos, lo que requerirá convenios con colegios, universidades y fábricas.
En cuanto al costo, el millón trescientos mil planes Potenciar Trabajo insumen el 0,4% del PIB, y los 4,5 millones de AUH, 0,35%, sumas manejables que retornan al Estado por medio del consumo.

El mayor barullo se armó en torno de una frase de Axel Kicillof en una reunión con intendentes de la oposición.
Fue presentada en diarios, portales y señales de noticias como un pedido de ayuda a la oposición ante las dificultades que enfrenta el gobierno.

El gobernador difundió el tramo así distorsionado, en el que pidió humildad a quienes «sin pandemia ni guerra rompieron todo, (…) respeto a un pueblo que sufrió sus políticas, conciencia y responsabilidad cuando se ponen a hablar desde la tele, y coherencia cuando vienen a decir que van a hacer exactamente lo contrario de lo que hicieron cuando tuvieron la oportunidad».

Esa fue la única ayuda que les reclamó.

NUEVAS HISTORIAS VIEJAS, de Horacio Verbitzky - 17/7/2022


Diseño, Alejandro Ros; animación: Silvia Canosa


Kristalina Georgieva le dijo a Silvina Batakis que el FMI necesita que la Argentina tenga éxito con el plan que firmó el ex ministro Mr. MaGoo.
Pero las acciones que dentro del país emprenden los sectores económicos y políticos en sintonía con el Fondo Monetario, apuntan en la dirección contraria: la Sociedad Rural realizó un lockout de comercialización y la dirigencia Cambiante proclama que le negará el agua y la sal al Presidente Alberto Fernández y vaticina su renuncia.

La Argentina vive así nuevas historias viejas.
En su libro de 1958 Los vendepatria, Juan D. Perón escribió que el “gran consorcio capitalista internacional Bunge & Born ha explotado el campo argentino durante cincuenta años, pagando precios irrisorios y ha sacado enormes beneficios con la comercialización del trabajo y la producción ajena”.

“Cuando comercializaba Bunge & Born, el trigo se pagaba a los agricultores argentinos seis pesos por quintal; desde que lo tomó a su cargo el gobierno, los chacareros cobraron sesenta pesos por la misma cosa”.

“Bunge & Born, que es un consorcio capitalista internacional, no está interesado sino en sus propias ganancias y (…) nos hace pagar poco por lo que vendemos y mucho por lo que compramos por su intermedio, desde que son importadores y exportadores”.

“Como Bunge & Born se compra y se vende a sí mismo, por medio de maniobras dolosas de su propia documentación y mediante la simulación de precios, viola la ley de cambios y radica en el exterior la mitad de las divisas producto de sus operaciones”.

“La dictadura [de 1955] ha vuelto a dar a Bunge & Born su antigua preponderancia, probablemente por imposición foránea y la consecuencia no se ha hecho esperar: una tremenda inflación se ha desatado en el país”.

En 1989, Menem entregó el manejo de la economía a Bunge & Born, y su secretario de Cultura, Julio Bárbaro, llegó a describir al que Perón llamó gran consorcio capitalista internacional como si fuera un “empresariado nacional productivo”, enfrentado con “las empresas extranjeras y la visión colonial de las relaciones carnales” (sic).

La restauración oligárquica

En 1977, Rodolfo Walsh escribió en su Carta Abierta a la Junta Militar que “un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente, Celedonio Pereda: 
"Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos”.

También dijo que “la política económica de esa Junta, dictada por el Fondo Monetario Internacional (…), sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales”.

Sigue siendo el mejor retrato del conflicto raigal entre las clases dominantes y los intereses populares.
Pero casi medio siglo de entropía después, el gobierno que encabeza el presidente del Partido Justicialista ya no insiste en que los alimentos sean baratos, sino que al menos orbiten debajo de la estratósfera dónde sólo es posible divisarlos con ayuda del telescopio James Webb.

En octubre de 1975 la Sociedad Rural presidida por Pereda lanzó un denominado “paro agrario nacional” que se extendió durante una quincena y que produjo desabastecimiento de alimentos.
Pereda también fundó la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias (APEGE), precursora de la actual AEA, que en febrero de 1976 realizó un lockout nacional contra “la disgregación y el caos” y la influencia desmedida del sindicalismo, que conduce al marxismo.
Tales medidas propiciaron el golpe del 24 de marzo de 1976.
El segundo de Pereda en la Rural, Jorge Zorreguieta, asumió como subsecretario de Agricultura.

Estas historias viejas se actualizaron la semana pasada, cuando la Sociedad Rural y su Mesa de Enlace dispusieron un lockout de comercialización de cereales y carnes, con una fundamentación extravagante: el faltante de gasoil (que en casi todo el país ya estaba resuelto y que, entre otras razones motivó la eyección del CEO de YPF, Sergio Affronti) y las retenciones (que Batakis anunció que no se incrementarían).
Elbio Laucirica, vicepresidente de Coninagro, explicitó el trasfondo, al mencionar entre sus motivaciones la “demanda por justicia, corrupción, mejorar la educación, la salud, la seguridad”.
Es decir, cuestiones políticas.


Walsh y Martínez de Hoz, el mejor retrato de un conflicto raigal.


El huevo del caos y la gallina de la devaluación


El propósito real es forzar una devaluación que incremente las ganancias de los exportadores y, si fuera imprescindible para lograrlo, la caída del gobierno antes del plazo constitucional, tal como ocurrió en 1989 y 2001.
En ambos casos al caos político sucedió la devaluación descontrolada y gigantescas transferencias de ingresos.
Entonces, como ahora, la Argentina tenía el acceso cerrado al crédito en dólares, luego de un atropellado proceso de fuga a cargo de grupos económicos locales y empresas transnacionales, financiado por préstamos del FMI.

Más allá de líneas internas, la oposición Cambiante tiene una coincidencia básica: Luis Juez anunció durante la campaña electoral que la oposición rechazaría todo proyecto del oficialismo para “no dejarlos gobernar”.

Maurizio Macrì planteó el 30 de mayo, en un almuerzo con la dirigencia Procaz que “con los gobiernos de Alberto Fernández y Axel Kicillof no tenemos nada que negociar”.
En su aversión a lo que llama populismo, Macrì retrocedió primero a 1945 y luego a 1916, repudiando a Perón e Yrigoyen.

Rodríguez Larreta postuló el 29 de junio desde Israel la necesidad de un acuerdo amplio para bajar la inflación, que incluya a todos menos al kirchnerismo.

Patricia Bullrich dijo el 5 de julio que la posición de Juntos por el Cambio debe ser no aprobarles ninguna ley, bloquear todo lo que se pueda: «No tenemos que darles ninguna herramienta».

Elisa Carrió vaticinó el 14 de julio la renuncia “en estos días” de Alberto Fernández. “Se está cayendo un gobierno entero y el propio peronismo”.



¿Bajar el déficit suprimiendo impuestos..?

El nexo entre los casos señalados por Perón y por Walsh es el actual vicepresidente de la Sociedad Rural, y flamante presidente del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICYP), Marcos Jorge Celedonio Pereda Born, hijo de aquel Celedonio Pereda de 1977 y sobrino de Jorge y Juan Born.
Su madre fue Matilde Born Frías, fallecida en 2011.

El sector es capaz de exigir la reducción del déficit fiscal y al mismo tiempo la eliminación de las retenciones a la comercialización de la soja, que proveen uno de los mayores ingresos al fisco, con efecto redistributivo.
Clama que el ajuste debe hacerlo la política, una consigna efectista que no toma en cuenta las magnitudes involucradas.

En el mismo sentido va un proyecto de ley presentado por 19 diputados de la oposición cambiante (entre otros, Laura Rodríguez Machado, Martín Tetaz, Rogelio Frigerio nieto, Fernando Iglesias) y sus adhesivos de ultraderecha (Javier Milei y Victoria Villarruel), que derogaría el impuesto a los bienes personales, tan progresivo como las retenciones.

No puede llamar entonces la atención que Pereda Born haya sido el principal aportante a la campaña de María Eugenia Vidal en 2019, con más de 5,6 millones de pesos, entre donaciones personales y de sus empresas.
Llegó a la vicepresidencia de la Sociedad Rural en una lista encabezada por Nicolás Pino y que contó con el apoyo del ex ministro de Macrì, Luis Miguel Etchevehere, también ex presidente de la Rural.


Nicolás Pino y Marcos Pereda Born.

Junto con ellos, el principal impulsor del lockout fue Jorge Chemes, presidente de Confederaciones Rurales (CRA) y ex diputado Cambiante.
En 2009, Chemes arengó que, “como en la guerra, hay que ir matando a los de la primera fila. Hay que barrer a la mayoría, a la mugre. (…)
Hay que cortarles la mano a los Kirchner”.

El también ex ministro de Agricultura de Macrì y ex vicepresidente de CRA, Ricardo Buryaile, le dijo a Jorge Fontevecchia el jueves 14 que "el enfrentamiento co el campo es ideológico, el kirchnerismo necesita alguien a quien derrotar".

En 2008, cuando se discutía la Resolución 125 de retenciones móviles redactada por Martín Lousteau, Buryaile dijo que si el Congreso la ratificaba debería ser disuelto.
Luego alegó que había sido sacado de contexto.
«Quise decir que si el Congreso actúa como una escribanía del gobierno, lo mejor sería cerrarlo», creyó aclarar.
Hoy como hace tres cuartos de siglo, la democracia sigue siendo el gobierno de los democráticos.

El lazo al cuello

En marzo de este año, cuando envió al Congreso el acuerdo con el Fondo Monetario, Mr. MaGoo argumentó que si no se aprobaba, los títulos oficiales se hundirían y el riesgo país volaría.

Para cumplir con las metas de la segunda revisión del FMI, el ex ministro suspendió todos los pagos de la administración pública, obtuvo préstamos por 500 millones de dólares de los bancos de la Nación y de la provincia de Buenos Aires, y le pidió un anticipo de 1.500 millones de dólares por retenciones sobre ventas futuras a la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA).
“Dejás a la familia sin comer durante cinco días y después mostrás que tu heladera no está vacía, pero se están muriendo todos de hambre”, compara un ex alto funcionario del Ministerio de Economía.

A pesar de esto, se han producido todas las catástrofes con que amenazaban si no había acuerdo con el Fondo: la brecha cambiaria supera el 130%, con el dólar paralelo por encima de los 300 pesos, los bonos argentinos cotizan por debajo del 20% y el riesgo país no baja de 2.700 puntos.

La renuncia que bajo el pretexto de un discurso de Cristina Mr. MaGoo tuiteó en la tarde del viernes 1° de julio estaba lista con días de antelación, desde que el INDEC confirmara que la inflación volvía a empinarse luego de dos meses de suave declive.
La forma en que sorprendió al Presidente, sin darle tiempo a elegir quién lo sucedería y organizar la transición, agravó las cosas.

Miguel Pesce, Daniel Scioli y Augusto Costa, comisionado para la tarea por el gobernador bonaerense Axel Kicillof, se enfrentaron al fantasma del desabastecimiento en sucesivas reuniones con importadores, productores, comercializadores y formadores de precios, con quienes negociaron acceso al mercado oficial de cambios por provisión normal a las góndolas.

Una isla offshore dentro del país

Pesce también consiguió la remoción en la Comisión Nacional de Valores de Adrián Cosentino.
Cuando fue ministro de Economía, Axel le abrió la puerta de salida del gabinete de Cristina, Alfonso de Prat Gay lo conchabó como asesor cuando gobernó Macrì, y Guillermo Nielsen lo reinsertó en el gobierno de Alberto.

Mr. MaGoo se oponía a cualquier avance del presidente del Banco Central sobre las operaciones del sector financiero no bancario.
Lo controlan tres o cuatro grandes casas de bolsa, el tesoro de dos o tres bancos y quince grandes tenedores de pesos que pujan por mandar el dólar a la estratósfera, jugando al Contado con Liqui, al dólar bolsa, al dólar cable.

Pesce ya ha tenido varios encuentros con el sucesor de Cosentino, Sebastián Negri, hijo de un militante del FURN en La Plata, donde también revistaron Cristina y Néstor Kirchner.

Junto con Cosentino, derrapó Mónica Erpen, la yegua de Troya de Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA), que fue la persona de confianza de Cosentino en la CNV.
Cuando la designaron, el diario de negocios El Cronista ironizó que era como poner a Marcelo Tinelli de árbitro en un partido de San Lorenzo.

Si los reguladores de bancos y acciones solicitaban la información detallada sobre quiénes realizan esas operaciones, BYMA suministraba los nombres de los agentes de bolsa pero no identificaba a los clientes que son los beneficiarios finales de las operaciones.


Cosentino y Erpen, out; Negri, in.

El CCL siguió subiendo pese a estos cambios, y los voceros del mercado lo atribuyeron a la salida de Cosentino, que «los comprendía» (sic).

Para que el avance de Pesce sobre esta inadmisible isla offshore dentro del sistema financiero argentino surta efecto, la novedad debería sentirse también en la línea, donde continúan: Matías Isasa, el socio eterno de Cosentino;
Martín Breilinger, otro egresado de la Universidad Nacional de La Plata a quien Mr. MaGoo designó como director.

Fue el responsable de la autorización a la Caja de Valores (CVSA) como emisora de Cedears de ETFs ( fondos de fondos).
Este certificado es un instrumento local que sirve para fugar, ya que representa participación de acciones extranjeras o ETFs que cotizan en mercados del exterior. 

Sus efectos para este momento de presión devaluatoria e inflación galopante, no son muy recomendables.
Permitir que la Caja de Valores actúe como emisora es incompatible con sus funciones primarias.
Hasta los macristas lo descartaron mientras que el directorio presidido por Cosentino, lo dispuso hace un año, sin que se hiciera público, porque salió como resolución interna y no fue publicada en la web de la CNV.

Rodolfo Iribarren sigue como Coordinador General.
Este personaje histórico de la línea, maneja todas las áreas operativas, sobre todo la Gerencia de Mercados y mantiene en lugares clave a su gente.
Es el sobrino de José Anunciado Cirillo, uno de los vicepresidentes de Boca Juniors durante la gestión de Macrì y su agente cuando Sevel salió a la Bolsa. 
Poseía tres acciones del Merval, y una era de Macrì.
En 2017 vendió otra por casi tres millones de dólares.
Cirillo estaba enemistado con Ernesto Allaria, el entonces presidente del Merval y después de la fusión con la Bolsa, también de BYMA.
La solución que encontraron Macrì y Cirillo fue la designación de Nicky Caputo como vice del Merval, para celebrar las paces.

Crisis de deuda con estanflación

Nadie supone que se alcanzarán las metas de la próxima revisión del FMI.
Las declaraciones en torno del cumplimiento del acuerdo y de la importancia del equilibrio fiscal, son fintas para comenzar el diálogo en los mejores términos posibles.
Pero la única esperanza del gobierno es que en la entrevista del martes 26 con Joe Biden, la indulgencia del Presidente estadounidense permita renegociar los términos comprometidos con Georgieva o al menos conseguir un waiver por el desvío en la próxima revisión.
Por eso Batakis formará parte de la comitiva de Alberto Fernández.

No es imposible que lo consigan, porque la situación mundial se agrava cada día y la caída de un país mediano como la Argentina puede iniciar un dominó incontrolable.
La propia Georgieva escribió esta semana en el blog del Fondo que la inflación global supera lo esperado y se expande más allá de los precios de los alimentos y la energía, lo cual ha forzado a los mayores bancos centrales a anunciar un mayor ajuste, necesario pero que afectará la recuperación.
A fines de este mes, el FMI proyectará una caída adicional en el crecimiento previsto, no sólo este año, sino también el próximo, “con creciente riesgo de recesión”.
Georgieva agregó que “una mayor perturbación en el suministro de gas natural a Europa, puede hundir a muchas economías en la recesión y desatar una crisis energética global”.

Y en un artículo publicado en el diario británico The Guardian, el super gurú Nouriel Roubini describió la próxima crisis:
En la década de 1970, hubo estanflación, pero los niveles de endeudamiento eran bajos.
Después de 2008, hubo crisis de deuda pero baja inflación, o incluso deflación, por la contracción del crédito que paralizó la demanda.
Hoy enfrentamos shocks de oferta con niveles mucho más altos de deuda. Esto implica que nos dirigimos hacia una combinación de la estanflación del tipo de los ’70 y de la crisis de deuda de 2008, es decir “una crisis de deuda estanflacionaria”.

Lo peor aún no llegó, pero el 3 de julio el Washington Post informó que la inflación y los altos precios de combustibles y alimentos han triplicado la lista de espera en los refugios donde es posible pasar la noche.
El informe fue acompañado con la fotografía de una familia alojada en su auto.


Un concepto distinto de casa rodante.
Foto Washington Post.

En la Argentina, la inflación de junio creció hasta el 5,3% mensual, con una variación interanual del 64%.
Para este mes se teme que ronde el 7%, con una inquietante aproximación al 100% anual.
Por segundo mes consecutivo, alimentos y bebidas no alcohólicas estuvieron por debajo del índice general, con un 4,6%.

En los rubros con mayores incrementos, el Estado tiene instrumentos de intervención que no se utilizaron a fondo: las prepagas y los medicamentos requieren autorización oficial; el precio de los servicios domiciliarios lo decide el Estado (y de ahí la dura batalla de Mr. MaGoo con los Federicos); en combustibles, YPF tiene capacidad de regulación del mercado; y el resto es beneficiado por programas con costo fiscal como el Previaje o el Ahora 12, que permitirían exigir contraprestaciones.


El IPC al que Mr.MaGoo se anticipó.

Todos repiten que el salario debe ganarle a la inflación, pero el truco de los magos no está en las palabras que pronuncian.
A los 19,5 puntos que el salario de los trabajadores privados registrados perdió durante el macrismo, se suma una caída adicional de 4,4 puntos desde que terminó esa plaga.
Y el cuadro es peor entre los precarizados y aquellos que trabajan en el Estado.

Los voceros formales y oficiosos del gobierno destacan que, a diferencia de Europa, aquí la economía crece, y exhiben el 10,3% del año pasado.
Sin embargo, el crecimiento interanual se ha detenido y respecto del mes pasado en muchos rubros marchado en sentido contrario, de modo que no sería sabio ignorar el vaticinio de Roubini.

¿Alguien se animaría a descartar que ahora se obtenga el perdón del Fondo, pero que el acuerdo se dé por caído al mismo tiempo que comienza la campaña electoral de 2023, que según Georgieva podría ser un año aún peor que este?

Salvo el revalúo inmobiliario, los anuncios de Batakis fueron guiños a los mercados.
El clivaje entre el valor venal de un inmueble y su valuación fiscal (sobre la que se paga el tributo) es un antiquísimo problema estructural.
En pocos lados supera el 30% del precio de mercado, de modo que hay un buen margen para incrementar la recaudación, por la doble vía del impuesto inmobiliario, que es provincial, y a los bienes personales, que es federal.
Como la nueva valuación recién regiría el año próximo, la mejora de los ingresos fiscales no sería inmediata, pero el fastidio de los contribuyentes, de la ya hostil clase media, y el de algunos gobernadores que necesitan de esos votos, sí.

Planes sin plan

Algunos movimientos sociales llegaron la semana pasada a la Plaza de Mayo, exigiendo la sanción del denominado Salario Básico Universal, y dentro de un mes exacto, el 17 de agosto, marcharán la CGT y la CTA en protesta por la inflación.

José Luis Lingeri, Andrés Rodríguez y Gerardo Martínez (para muchos la conducción real de la CGT) se lo anticiparon a Cristina cuando la visitaron en el Senado.
También se cuidaron de informarle al Presidente Alberto Fernández que no sería en contra de su gobierno.
El primero en anunciarla fue Pablo Moyano, pero con otro discurso, porque acusó a Batakis de continuadora de Mr. MaGoo, lo cual parece prematuro.

Hugo Yasky notificó que la CTA llegará a la marcha del 17 de agosto «con movilizaciones en todo el país, para que se convierta en el inicio de la recuperación de la calle de los sectores populares.
Esperamos la convocatoria de la ministra de Economía pero no de brazos cruzados, mientras quienes quieren a un gobierno de ricos para los ricos están convirtiendo en un calvario el día a día a la gente».

El debate sobre los planes se desencadenó a partir del discurso de Cristina en Avellaneda.
Los 200.000 con que terminó su presidencia se han septuplicado, con consecuencias sociales difíciles de manejar.
La universalidad de la AUH, hasta los 18 años, y de la jubilación, a partir de los 60/65, explican por qué Cristina conserva un núcleo duro de adhesión superior al de cualquier otra figura política.
Pero universalizar la cobertura entre ambos extremos plantea problemas más complejos que su financiamiento.

Por ejemplo, una madre con tres hijos cobra casi 40.000 pesos mensuales.
Si en la familia hay además dos planes Potenciar, el ingreso se equipara con el salario de un trabajador metalúrgico.
El Estado no tiene forma de saberlo, porque la bancarización de las transferencias es individual.
Sólo la ANSES podría reconstruir la historia del grupo familiar.
En Vaca Muerta los trabajadores de la construcción no quieren ser registrados, para seguir cobrando los planes como si no tuvieran empleo.

Un día antes de la movilización en reclamo por el salario básico universal, el Presidente recibió a un grupo de dirigentes de organizaciones sociales.
El motivo fue interesarse por la denuncia de los allanamientos a merenderos y comedores de distintas organizaciones en Jujuy, como respuesta de Gerardo Morales a la visita presidencial a Milagro Sala.
También estuvo el diputado del FdT y directivo de la CCC, Juan Alderete, cuya organización recibió varios allanamientos en el Gran Buenos Aires, en los que se secuestraron 50.000 dólares y 7 millones de pesos.
Como canta Violeta Parra, «¿qué dirá el Santo Padre, que vive en Roma, que le están degollando ya sus palomas..?»

Cuando la reunión concluía, Alberto Fernández hizo una referencia laudatoria a la denominada “Economía Popular”.
El coordinador del Frente Milagro Sala por la Dignidad y el Trabajo, Alejandro Coco Garfagnini, le dijo que no estaba de acuerdo.
Que existía una sola economía, a la que debían integrarse todos los trabajadores, y le recordó una propuesta que él mismo le había formulado hace dos años: un plan para la construcción de un millón de viviendas, organizando a los trabajadores en cooperativas, como hizo Néstor Kirchner al comenzar su gobierno, y organizaciones como la Túpac Amaru.

- Ferraresi está haciendo un muy buen trabajo -, repuso Fernández.

- Pero tiene poco presupuesto y trabaja con empresas constructoras, no con cooperativas -, dijo Garfagnini.

El Presidente dijo que lo analizaría con Ferraresi.

Ni salario ni universal

La desinformación mediática instaló que lo que llama “el kirchnerismo duro” presiona al Presidente por el Salario Básico Universal, y que Cristina encomendó a Juliana Di Tullio que elaborara un proyecto.
Nada más alejado de la realidad.
El esquema de salario básico universal fue presentado por el ex presidente de la Federación Universitaria (FUA), Itaí Hagman, un economista que integra la pequeña Patria Grande, el grupo del mediático docente universitario Juan Grabois, por el que llegó a la Cámara de Diputados.
Confundir esa estudiantina con el kirchnerismo no es ingenuo.

Di Tullio está manteniendo reuniones con distintas personas y organizaciones para elaborar un proyecto alternativo.
“Salario no, porque eso presupone un empleo.
Universal tampoco, porque sería una dilapidación de recursos, que se pagarían a quienes no lo necesitan”, dijo Di Tullio ante una consulta para esta nota.

Lo que se procura es definir un ingreso complementario, para las familias de cuatro miembros que no perciban ingresos equivalentes a 44.500 pesos mensuales.
Ese es el valor de la Canasta Básica Alimentaria, que define la línea de indigencia.

El 19 de diciembre de 2020, Grabois anunció en Infoemba que estaba contemplando una candidatura presidencial.
“Lo estoy pensando cada vez más. Si me quejo tanto capaz que…”, dijo en una entrevista con el periodista cambiante Ricardo Carpena.


Una candidatura ahí.

Ahora La Política Online sostiene que “sueña con ser el Boric argentino”, como “emergente de un nuevo frente de izquierda”.
Por lo pronto, en la marcha que compartió con el Polo Obrero, comenzó a practicar el saludo con el puño cerrado, tal como lo hacía Eduardo Belliboni.

Ya sea Boric o Zelig, soñar no cuesta nada.

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