jueves, 30 de junio de 2022

LA UTOPÍA DE LA CIUDAD COMPARTIDA (Entrevista de Alejandra Dandán al ex Decano de la Facultad de Arquitectura de la UBA JAIME SORÍN) - 22/2/2017

Entrevista al arquitecto Jaime Sorín sobre el barrio de la Túpac Amaru en Jujuy.


El ex decano de la Facultad de Arquitectura (UBA) reflexiona sobre El Cantri, ciudad construida por la organización liderada por Milagro Sala, y lo define como una experiencia donde “la vivienda se trabajó como un problema integral de inclusión”.

Cuál fue su primera impresión en el barrio..?

- Fue una sorpresa encontrar una estructura urbana nada común en barrios tradicionales de planes federales, pensados como barrios dormitorio.
Pero lo segundo es que al entrar en el barrio no sólo ves una trama urbana, sino una estructura social que sostiene un proyecto de vida.
Además de viviendas, hicieron fábricas, talleres que contribuían a la aparición de las casas.
Pero al fondo encontrás el Parque de los Dinosaurios, por ejemplo, que es realmente impresionante porque nadie espera que en medio de un barrio exista un parque de diversiones para chicos, con actividades para familias, con espacios de sombras y quinchos.
Luego, la enorme explanada de agua, que no tuvo profesionales que la piensan a través de geometrías.
Y al subir al templo, lo que se ve desde arriba es notable, porque habla sobre todo de otra manera de mirar la vida, que no es la de los profesionales, ni del Estado.
Desde allí, se ve el valle con los tanques de agua con imágenes de Túpac, el Che y Evita.
Y luego están las frases que van apareciendo en las paredes.
Cuando te metés en la textil - donde hay una disciplina de trabajo que envidiarían muchos talleres comerciales -, una pared tiene un enorme cartel que dice: "Campesino, el patrón no comerá más de tu pobreza".
Todo es sumamente impactante, una ciudad hecha por desocupados, porque el Colegio de Arquitectos pasó honorarios muy elevados y tampoco hubo una universidad para articular el trabajo.
La gente se autoformó."

“El barrio no sólo resuelve vivienda, resuelve la salud, la educación, el trabajo“.
Si este gobierno lo entendiera (el de Macri), la experiencia del barrio de la Túpac le aportaría muchísimo, porque lo que hizo la organización fue hacer realidad los objetivos del milenio establecidos por la Unesco.”.

Jaime Sorín es arquitecto, ex decano de Arquitectura de la UBA, y en esta entrevista reflexiona sobre la ciudad construida por la organización que lidera Milagro Sala en el Alto Comedero: El Cantri de la Túpac Amaru, visitado por especialistas europeos - cuenta - que la vieron como posible modelo de ciudad poscapitalista.

El entramado de casas con escuela, centro comunitario, centro de salud y parque acuático, tiene como mirador el templo Kalasasaya, réplica del espacio sagrado de las comunidades aymaras en Bolivia. Sorín está convencido de que ese punto en lo alto del valle también explica por qué fue posible hacer esa ciudad. 

“Al convertir un instrumento de política de vivienda en ‘otra’ política, que ponía el centro en la reivindicación de derechos sociales y económicos de sujetos hasta entonces estigmatizados por un ordenamiento jerárquico, étnico y social, la Túpac Amaru impuso el derecho a la ciudad como espacio socialmente compartido, introduciendo la posibilidad de construir una ciudad en la que todos tengan derecho a transformarla para vivir dignamente”, dice Sorín.

- Recién habló del templo. ¿De que habla una ciudad cuando está atravesada por esa dimensión simbólica..?

- El templo es el lugar desde donde se ve la ciudad.
Pero también, el lugar para la celebración (NdR: del Inti Raymi, del día de la Pachamama, entre otras ceremonias).
Ahí te dabas cuenta por qué se pudo hacer este barrio.
Cuando ves la planimetría de un barrio hecho por el Estado, notás la mano profesional.
En cambio, acá notás la mano de la vida.
Te aparece la escuela. El centro social. El centro de salud.
Esa escuela impresionante para quienes tienen capacidades diferentes.
Y después, los lugares de trabajo.
Creo fue lo que impactó muchísimo afuera, por lo que fue tomada como ejemplo por revistas europeas.

- Usted opuso este modelo a los barrios dormitorio y al paradigma del viviendismo, de pura construcción de metros cuadrados.
¿Hay otros modelos así..?

–No. Desde los barrios construidos por los ingleses en adelante, tenés barrios dormitorio, algunos más integrados a la trama urbana, otros menos.
En los últimos 30 años se hicieron, además, barrios afuera con lógica de operaciones inmobiliarias.
Barrios en el conurbano y en el interior del país con viviendas a dos o tres kilómetros de los centros.
Cuando la gente tiene un problema de salud, debe ir con urgencia a una ciudad.
Lo mismo con la educación.
Esto empezó a cambiar en los últimos años con el desarrollo de los centros de integración comunitaria.

- Cuando usted conoció el barrio, habló de construcción de ciudadanía.

- Es central. El que tiene un problema de vivienda no es el primer problema que tiene.
Para llegar a un problema de vivienda es porque hay muchos problemas previos: un problema de trabajo, unido en general a problemas de salud y educación.
El problema de vivienda es el último eslabón de una cadena de problemas de una persona que termina excluida.
Por eso discutimos la idea de resolver el déficit habitacional a partir de la construcción de una casa.

Por eso, la experiencia de la Túpac también es singular, porque la vivienda se trabajó como un problema integral de inclusión. Ahí se ve una apuesta a construir ciudadanía a través de la inclusión.
El barrio no sólo resuelve vivienda, resuelve la salud, la educación, el trabajo.
Cuando se junta todo eso, la persona se siente incluida como ciudadano.
En ese sentido, creo que el barrio de la Túpac, a este Gobierno, si lo entendiera, le aportaría mucho porque lo que hizo la Túpac Amaru fue hacer realidad los objetivos del milenio, que fueron establecidos por la Unesco.
Se trata de ocho puntos entre ellos, vivienda, salud, educación.
No estaba el trabajo.

El trabajo fue el punto 9 y lo incluyó el gobierno nacional en 2004, como “trabajo decente”.
Los otros ocho están monitoreados por Naciones Unidas.
Y la verdad es que el único barrio, la única obra, que puede tener una puntación positiva en todos estos años, dado que cumple con la totalidad de los objetivos, es ese barrio.
Es decir, que incluso al Estado le sirvió mucho.
Es cierto que también el Estado en la última década construyó mucho, pero con la lógica del viviendismo: hacer metros cuadrados.

- ¿Los planes Procear..?

- Todo es metro cuadrado.
Sólo en 2009, cuando aparece el Programa de Integración Socio Comunitaria, se empieza a entender la necesidad de que los barrios contengan lógicas de integración.
Se hicieron reuniones de los ministerios y tuvieron financiamiento luego de entender que con viviendas no se resolvía la emergencia habitacional.
Que la emergencia no era solo poner un techo, sino integrar a poblaciones a lo que son los derechos ciudadanos.
Desde 2009 en adelante, el financiamiento de la Túpac llegó en el marco de ese Plan que permitía pensar otro tipo de obras y habilitó la formación de cooperativas, porque las obras eran para cooperativas.

- En la Túpac cuentan que al comienzo no les creyeron que iban a hacerlo.

- Les dieron la primera obra pero les dijeron: ya sabemos que no lo van a hacer, pero les damos seis meses para intentarlo.
Lo hicieron en cuatro.
Ahí, el Gobierno notó que había una realidad distinta en Jujuy y continuaron.
Esa es otra característica: se hizo con financiamiento del Estado pero sin intervención del Estado.
Organizaron la producción con cuadrillas de trabajadores distintas al sistema privado para aprovechar mejor tiempo y recursos.
Los ahorros producidos por esta administración comunitaria se reinvirtieron en otro tipo de obras.

- Entonces, ¿por qué la persecución?

- A las empresas no les conviene para nada todo esto.
Les crea un problema, porque muestra que todo se puede resolver a menor costo y más rápido.
A las burocracias estatales tampoco les conviene, porque les quita poder.
Y a los agentes inmobiliarios tampoco.
Uno de los problemas más grandes es el manejo de la tierra. Cuando las cooperativas se expanden, discuten también esto.
Y evidentemente molestó a las empresas constructoras de Jujuy.
La Túpac se quedó con una producción enorme.


Más información.

Ante las dudas que despierta El Cantri, les paso información para seguir la discusión.
Alto Comedero, a 10 Km de San Salvador, inicia con viviendas espontaneas a inicios del 1980, en 1986 comienza a ordenarse como unidad urbanística por decisión del gobernador del momento.
Vale decir cuando en 2003 se inicia el Cantri, ya habitaban el lugar 150.000 personas, el barrio de la Tupac sigue la tendencia de crecimiento hacia el sur, según la disponibilidad de los terrenos.

En la disciplina adquiere notoriedad a partir del artículo de
Justin McGuirk, publicado en Domus el 24|11|2011
https://www.domusweb.it/en/architecture/2011/11/24/welcome-to-the-country-club.html

Reproducido en medios locales
https://www.quepasajujuy.com.ar/nota/noticia-18971/

Videos en gestación
https://www.welcometothecantri.com/es/

Renovación urbana del 2018, donde no se incluye El Cantri, en página 156 se menciona PMB
https://issuu.com/urban.design.lab/docs/udljujuy_finalreport_te_issuu.compr


Presencia nacional de la Tupac en el 2015 con 150.000 afiliados y 5.000 trabajadores.











jueves, 23 de junio de 2022

CURIOSA HISTORIA DE LA FAMILIA GRIMOLDI



Me llaman Lilo pero mi verdadero nombre es Liselotte Leiser de Nesviginsky.
Tengo 94 años, nací en Berlín, en una familia judía que era dueña de una importante cadena de zapaterías y llegué a la Argentina después de la Segunda Guerra Mundial.
Soy viuda luego de haber estado casada más de 50 años con un hombre extraordinario, buen compañero de vida y aventuras.
Mi único hijo se llama Jorge, 58 años.
Soy, también, una sobreviviente del nazismo.
Claro que ese calificativo no alcanzaría para definirme como persona, pero creo que es una forma posible de empezar a presentarme.
Voy a ir por partes.

La cadena de zapaterías de mi familia, "Leiser", llevaba nuestro apellido y tenía más de treinta y cinco sucursales.
Para el año 1933 aproximadamente estuvo de visita en uno de nuestros negocios Alberto Enrique Grimoldi, el conocido fabricante argentino de zapatos, hijo a su vez de quien fundó esa empresa en 1895.
Alberto había venido para aprender en los negocios de mi familia todo lo relacionado con la atención al cliente, la venta de calzado al público, la comercialización del
producto.
Recuerdo como si fuera hoy que Alberto se sentó en banquito de madera de esos que se usaban entonces para ver en detalle, en vivo y en directo como se dice ahora, el procedimiento que utilizaban los vendedores de la firma.
Ninguno de nosotros podía imaginar la importancia que tendría ese hombre que de tal modo se cruzó con nuestras vidas para siempre.

Pasaron los años y la oscura estrella de Hitler siguió ascendiendo en una Alemania que se volvía cada vez más peligrosa y temible.
En el año 33 la cadena Leiser, cuyas fotografías pueden verse hoy en el Centro Conmemorativo del Holocausto de Montreal, fue "arianizada" y, como consecuencia de ese despojo cruel y racista, mi familia fue obligada a "asociarse" en forma compulsiva con una persona no judía y así pasar el negocio a manos "arias".
En noviembre de 1938 se produjo la tristemente célebre noche de los cristales rotos, esa que quedó en la historia de Alemania con el nombre de Kristallnacht.

A partir de ese episodio vinieron ataques permanentes y cada vez más duros contra los judíos con persecuciones de todo tipo.
Sin ir más lejos, ya unos años antes, yo asistía a un liceo de señoritas hasta que a la edad de catorce años fui notificada por una profesora diciéndome, con una sonrisa entre cínica y fría, pero también como un alerta de lo que se venía, que debía buscar inmediatamente otro lugar ya que por ser judía no podría continuar estudiando en ese liceo.

Cuando la situación se volvió intolerable para todos nosotros, mis padres decidieron viajar conmigo desde Berlín a Holanda procurando buscar un lugar más seguro y tranquilo.
Recuerdo ese momento crítico y angustiante con el mayor detalle que mi débil memoria permite. Íbamos a embarcarnos, creo, en un avión de la línea Lufthansa.
En la aduana los SS nos desnudaron por completo para comprobar que no lleváramos joyas escondidas en el cuerpo.
Así era la vida entonces.

En Amsterdam mi familia poseía también una cadena de zapaterías conocida como Huff, no tan grande como la de Alemania, pero igualmente importante y prestigiosa.

En el nuevo destino no disfrutamos de la suerte esperada.
En mayo de 1940 también ese país fue invadido y ocupado por los nazis.
Ante el riesgo de perder también los negocios en Amsterdam se produjo la segunda y milagrosa intervención de Grimoldi, quien se hizo cargo de la cadena en Holanda mediante una operación comercial obviamente ficticia y con la promesa de devolver el patrimonio recibido no bien terminara la Guerra.
Un verdadero pacto de caballeros.
También aunque yo era muy joven para conocer el detalle sé que cuando mi familia aún estaba en Alemania le envió dinero a él con la sola promesa de palabra de que luego lo devolvería.
Y así fue.

A veces me preguntan por qué mi familia confió tanto en Grimoldi.
La respuesta es mucho más simple de lo que podría suponerse.
Mis padres decidieron asumir el riesgo y, así, aferrarse a la promesa de ese hombre que, en un mundo que se les caía encima, les generaba confianza.
A veces en la vida hay que dar un espacio a los valores permanentes de la condición humana.

Lo que pasó después es algo muy triste de contar y evocar para mí. Un día, a las seis de la mañana yo estaba parada y como perdida en la puerta de nuestra casa en Amsterdam; en la noche anterior había salido a bailar con unos amigos en un bar de las cercanías cuando llegaron los de la Gestapo.
Debo advertir que un poco antes de eso, en un último y desesperado intento de prevención y anticipo de la tragedia inminente, mi familia obtuvo a cambio de una fuerte suma de dinero pasaportes costarricenses.
Fueron otorgados por el conde Rautenberg, cónsul por entonces de ese país centroamericano.
Me animo a decir que la posesión de esos documentos que nos brindaron la ciudadanía de un país que jamás conocimos nos salvó la vida.
Y no exagero.
De no contar con ellos nuestro destino seguro eran las cámaras de gas de Auschwitz.

Pero aún con esa ventaja adicional nos llevaron primero a un colegio grandote donde dormíamos en el piso en condiciones muy precarias y finalmente terminamos alojados en el campo de concentración de Westerbork, un lugar de tránsito en realidad.
Fue el mismo donde estuvo Ana Frank, la autora del famoso diario íntimo, antes de ser trasladada a Auschwitz para matarla como ya lo habían hecho los nazis con una tía mía, su esposo y su pequeña hija.

En Westerbork dormíamos en barracas ruinosas y fuimos tratados como animales o menos que eso.
De un lado pusieron a los hombres y del otro a las mujeres.
Hacíamos nuestras necesidades en letrinas asquerosas, simples agujeros cavados en el piso, y nos limpiábamos con papel de diario cuando había.
Las camas, de dos o tres pisos de alto, eran de hierro y con colchones de paja.
Por las mañanas nos lavábamos como podíamos en los mismos bebederos que se usaban para el ganado.
Tengo de esa época un recuerdo insignificante pero, quién sabe por qué, muy importante para mí.
Secretamente me hice una almohadita rellena con crines de caballo que llevé y usé en todos los lugares por donde anduve en la vida. Aún hoy la conservo.

Dentro de todo, y en comparación con los demás, tuve suerte porque una prima mía ya estaba en el campo y se había hecho amiga de uno de los médicos que trabajaban ahí.
Si no me equivoco se trataba del doctor Spanier, también judío y obligado a trabajar como todos en el hospital del lugar.
Yo, usando un brazalete que todavía conservo al igual que la estrella amarilla que nos obligaban a llevar en todo momento, trabajé en el hospital como cocinera.
Para alimentar a mis padres y a otras personas juntaba a escondidas viejas cáscaras de papas, zanahorias o batatas y con eso, más algunos huesos que encontraba por ahí, preparaba una especie de sopa horrible que sin embargo sirvió de alimento para muchos.

Lo que sigue a esta historia tiene que ver con la ansiada liberación. Llegó al lugar una autoridad de la cancillería alemana y constató la autenticidad de nuestros pasaportes costarricenses.
Hacia 1944 nos trasladaron entonces a un campo de refugiados en Francia llamado la Bourboule.
Una semana después se produjo el desembarco en Normandía y, qué emoción me da contarlo ahora, nos abrazamos todos llorando y corrimos hacia los alambrados de púas, los cortamos casi con los dientes y gritamos la palabra libertad, libertad, libertad, una, dos, cien veces.
Una nueva vida empezaba para mí en ese instante.
Y lo vivido entonces fue inolvidable para mí, para mis padres y para las demás víctimas judías o de otro origen que habían conseguido sobrevivir a una vida espantosa en el mejor de los casos, o a una muerte segura.

Dado que conocíamos a gente amiga y familiares en Uruguay nos embarcamos hacia ese país, más precisamente a Montevideo, donde, en el barrio de Pocitos, permanecimos alojados durante aproximadamente nueve meses en una pensión.
Queríamos ingresar a la Argentina pero eso no parecía posible por razones políticas: sabemos que la Argentina puso trabas para la inmigración de los judíos durante esa época.

Es entonces cuando se produce la tercera y nuevamente milagrosa aparición de Alberto Enrique Grimoldi, a quien por supuesto no olvidábamos.
Él tenía contactos a diferentes niveles gubernamentales de Argentina y actuó como garante personal para permitir nuestra llegada a este país.
Parece que le dijo al gobierno, presidido entonces por Perón, que nuestro conocimiento era fundamental para potenciar sus planes en la empresa.
Acto seguido Grimoldi devolvió a mi familia el dinero y todo el patrimonio de los negocios de Holanda que habían quedado a su nombre, un gesto que mi familia conoce muy bien y que rescato en mi memoria como un tesoro inapreciable y eterno.
Es curioso lo que pasó después o... lo que no pasó.

Junto a mi marido me dediqué a la actividad turística, llegamos a organizar el primer contingente de viajeros argentinos a la Antártida, la vida siguió su curso.
Pero lo cierto es que finalmente perdí todo contacto con los Grimoldi. Alcancé a saber que el hombre que nos había ayudado tanto en momentos de grave riesgo para mi familia había muerto si no me equivoco en 1953.
Todo lo vivido pareció entonces perderse para siempre en el olvido.

Un día, no sé por qué, me puse en campaña junto a Virginia, una gran amiga y asistente, para ubicar a los Grimoldi.
Fue como querer retomar en parte el hilo que se había roto.
Ayudó en tal sentido un artículo aparecido en un diario donde se mencionaba a esa familia y su historia con algún detalle. Virginia, bastante más moderna que yo en el manejo de Internet y esas cosas, se ingenió para dar con Grimoldi hijo, el actual presidente gerente de la empresa.
Le enviamos juntas un mensaje electrónico y así se retomó el vínculo.

Fui invitada a una reunión convocada en la fábrica con toda la familia para que yo contara el comportamiento que tuvo Alberto con nosotros.
Eso fue muy emocionante para todos.
Lo que dije en ese encuentro lo repito ahora.
Ojalá todos los hombres actuaran como lo hizo Grimoldi.
Su hijo, Alberto Luis, es el actual presidente y gerente de la empresa y más allá de eso es, debo decirlo con todas las letras, un amigo permanente de la familia que nunca se olvida de nosotros

Tengo 94 años y pese a todo lo pasado y sufrido estoy feliz de estar aún en el mundo.

sábado, 18 de junio de 2022

ESPERANDO LA ESPERANZA, de Ricardo Aroskind - 12/6/2022

Esta gestión carece de una lectura realista sobre las vulnerabilidades y sobre la urgente tarea de superarlas


Salvador Dalí: bailarina en la cabeza de la muerte

Nuestra economía sigue transitando aguas turbulentas, a pesar de que el contexto internacional propicia el ingreso de más divisas a nuestro país.

El Banco Central no logra prácticamente acumular reservas - una de las metas pactadas con el FMI -, la enorme evasión impositiva vinculada a la exportación ilegal no se reduce y los precios internos siguen su curso incremental sin encontrar obstáculos.

En la última semana se agregó un clima de incertidumbre en el mercado local de títulos públicos en relación al manejo de la deuda interna, promovido por declaraciones de economistas opositores, que hablaron sobre la posibilidad de un nuevo “reperfilamiento” de los bonos de deuda internos, que es otra forma de decir que se postergaría el pago de los mismos para lograr una mayor viabilidad financiera de la economía en el corto plazo o luego de 2023.

El problema de la deuda interna debe ser abordado por el gobierno, porque crece a la velocidad de la inflación - el sistema financiero no le prestaría al gobierno, si ofreciera rendimientos negativos, inferiores a la inflación -, lo que la tornaría inmanejable en poco tiempo si no se hace algo tanto en el frente fiscal, para acotar la necesidad de fondos prestados, y en el frente de los precios, donde se requiere cortar la inercia alcista.

El desequilibrio macroeconómico legado por el macrismo fue muy grave, y ha sido potenciado por la pandemia.
La neutralización de estos desequilibrios requeriría de un esfuerzo colectivo coordinado del Estado, la producción y las finanzas.

Sin embargo, dirigentes vinculados a la producción y las finanzas se desentienden de los resultados del gobierno macrista que ellos promovieron, y acusan al actual gobierno de ser “el peor de la historia”, mantra que repiten sus empleados en todos los medios de comunicación.
El desentendimiento de sus responsabilidades políticas, pero también económicas es evidente, y no se puede esperar otra cosa dada la trayectoria pública de estos actores en los últimos 40 años.

El déficit fiscal se ha incrementado considerablemente en mayo, producto del aumento en el gasto en programas sociales, subsidios económicos y subsidios energéticos.
El aumento de las erogaciones en los programas sociales tiene el trasfondo de la inflación doméstica en alimentos - acelerada por el contexto internacional -, y los subsidios energéticos reflejan un impulso alcista dado especialmente desde afuera de nuestras fronteras.

Ninguno de estos problemas es irresoluble, ni constituye una situación que vaya a precipitar necesariamente alguna catástrofe.
Sin embargo, el comportamiento de los actores económicos internos - y sus terminales políticas -, combinado con el estilo de gestión y el enfoque político del actual gobierno, tienen la potencialidad de complicar más aún el panorama económico y social actual.

La patota de la demolición

Como ya lo ha comentado Luis Juez, la principal tarea política de la derecha en el corto plazo es evitar que el gobierno pueda gobernar.
Trabar, impedir, boicotear cualquier medida, cualquier iniciativa parlamentaria, cualquier disposición administrativa, cualquier proyecto inversor.
Eso, en una situación de fragilidad financiera del Estado y en un contexto internacional sumamente volátil, es preocupante.

Para observar los planes a mediano plazo de la derecha local, deben ser tenidas en cuenta las recientes expresiones del juez Rosenkrantz en Chile y las de Mauricio Macri en Brasil, referidas a Hipólito Yrigoyen.
Ninguno se caracteriza por ser pensador relevante sino más bien por ser hombres de negocios.
Pero ambos se han ocupado de lo que pomposamente, con aires académicos, llaman el “populismo”.

Es evidente que el libreto se lo escriben otros, pero todos los representantes públicos del bloque neoliberal - conservador - políticos, jueces, “periodistas independientes” - pasan a repetirlo como loritos, poniendo cara de sesudos filósofos políticos.
No hay ninguna duda que este sector social usa la palabra populismo como un eufemismo para tratar de denostar a todas las políticas populares, progresistas o soberanas.

La construcción de una idea de democracia opuesta a la voluntad de reconocer y ampliar derechos es parte de este arsenal ideológico que preparan para la confrontación que imaginan.
La inclusión de Don Hipólito en el panteón de los malditos populistas blanquea lo que late en el corazón profundo de la derecha local: la vuelta a la Argentina pre - 1916, donde la elite oligárquica ni siquiera tenía que soportar el voto universal (masculino).

El hilo conductor de esta campaña anti popular es el “reformateo autoritario” de la sociedad argentina, anhelado por sectores del gran capital y planteado prematuramente por el periodista de derecha Longobardi: una democracia sin derechos ni garantías para las mayorías, pero garante de la hiper - rentabilidad de las corporaciones y blindada contra la demandas populares.

Ese trabajo para la formación de un nuevo “consenso” ideológico reaccionario es lo que están haciendo en este momento, en función de una futura gestión que abandonaría los “buenos modales” del macrismo anterior, y que embestiría desde el primer día - las primeras 100 horas de Larreta - contra las leyes e instituciones que amparan y protegen a la mayoría de la población.

En esa línea se encuentran las frecuentes declaraciones de Patricia Bullrich, o las más deslenguadas de Florencia Arietto: 
“A la provincia (de Buenos Aires) hay que entrar con metra”.

Dejan traslucir “escenarios” que imagina la derecha en relación a las campañas que tendrán que emprender contra el ya menguado nivel de vida de las mayorías, y sobre todo contra las fuerzas políticas que se interpongan en sus planes.

Dicho sea de paso, los planes de la derecha son muy pocos y muy pobres, casi no merecen el título de planes.
Porque la nebulosa ideológica derechista tiene que ver con un conglomerado de sectores empresariales que no tienen un gran plan sobre la Argentina, sino negocios particulares a partir de los rinconcitos que podían encontrar en la globalización pasada.

Para esta gente que siempre está mirando para atrás, al Centenario, a la Década Infame o a los “felices ’90”, la globalización ya no es lo que era, y el peligro de “fragmentación geopolítica” mencionado por el FMI es real y está en pleno desarrollo, impulsado por su propio líder espiritual y fuente de todo pensamiento, Estados Unidos.

Para librar esa batalla contra los derechos de las mayorías, la derecha local tiene que enrolar a una masa social que avale la represión y la violencia, resignificadas como “defensa de la democracia frente al populismo”.

Sueñan con represión exitosa, que quiebre el espinazo de la organización popular, pero saben también que a la mayoría de nuestra sociedad no le gusta la violencia ni la sangre.

La pregunta es si serán capaces de crear un clima de furia reaccionaria en capas medias, como lo intentan los discursos más extremos de sus periodistas pagos, que avale o al menos haga la vista gorda frente las tropelías anti - derechos que están soñando.

También en esto el gobierno de Alberto Fernández tiene una gran responsabilidad: no permitir situaciones económico - sociales que favorezcan el crecimiento de los discursos furiosos de la derecha.

Es también una responsabilidad política de todos las fuerzas que constituyen el Frente de Todos: dejar en claro a toda la sociedad que el anti-populismo es simplemente un discurso corporativo para atacar a las grandes mayorías, a sus intereses, sus derechos y su nivel de vida.

Este Godot que no viene…

El 31 de mayo, en un acto ante militantes y funcionarios, el Presidente declaró: «Los ladrones de guante blanco andan dando cátedra. Estoy esperando que la Justicia los llame a rendir cuentas de lo que han hecho, que un juez los llame y les pida explicaciones por la deuda que tomaron en nombre de la Argentina».
Estos comentarios los efectuó luego de revelar que en la licitación para la ampliación de un 20% de la capacidad de producción de energía eléctrica de Yacyretá, su gestión junto con la del actual Presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, habían logrado reducir drásticamente lo presupuestado sospechosamente por la gestión de Mauricio Macri con su colega paraguayo Horacio Cartes.

No puede dejar de señalarse lo contradictorio del mensaje presidencial.
Por una parte, es sumamente positivo que desde el Estado se denuncian las groseras maniobras de corrupción con la obra pública, en colusión con otros Estados.
Pero al mismo tiempo, al enviar esa denuncia a un agujero negro de impunidad que ninguna persona informada puede ignorar, refuerza la sensación de inmovilidad de la realidad y de burla a toda la sociedad por parte de los poderosos del país.

Es a ese agujero negro de impunidad, de negligencia, de arbitrariedad sistemática a favor de los poderes fácticos, al que el Presidente le pide que los llame y les pida explicaciones.

Unos días después, el 7 de junio, luego de que se conociera un fragmento de la reunión de la Asociación Empresarial Argentina, en la cual el dueño de una de las grandes cadenas de comercialización del país confesó, entre risas extendidas, que su reacción frente a la inflación era remarcar constantemente, el Presidente señaló: 
“Yo les pido a los empresarios argentinos que comprendan la dimensión del problema económico mundial, que está afectada por una guerra que pone en crisis la seguridad alimentaria del mundo. Lo que tenemos que hacer es trabajar con responsabilidad. No me parece responsable que se le pregunte a un empresario de esa magnitud y su respuesta sea ‘remarcar’ precios”.

El Presidente les pide a los empresarios locales que trabajen con responsabilidad.
Se lo pide a los que remarcaron durante toda la pandemia, mientras millones la pasaban realmente mal, en algunos casos superando el nivel promedio de inflación.

En ese mismo encuentro de AEA, en el que se rechazó un legítimo tributo a las ganancias extraordinarias producto de la guerra, también hubo reiteradas quejas sobre la “elevada presión tributaria” que supuestamente existiría en la Argentina, y hasta se escucharon justificaciones sobre el uso de diversos instrumentos, como las guaridas fiscales, para eludir el pago de impuestos.

El Presidente no puede aducir desconocimiento de lo que es el espectro empresarial argentino, especialmente en sus estratos más elevados.
Sin embargo hace estas declaraciones públicas que muestran una preocupación por el tema, pero cuyo efecto queda supeditado a lo que los propios irresponsables tengan voluntad de hacer.

Seguramente la apelación presidencial generó también algunas risas en el sector privado, dado que ya conocen que no estará acompañada por ninguna medida pública para que la responsabilidad solicitada tenga premios, y la irresponsabilidad, castigos.

Lo hemos señalado en más de una oportunidad en El Cohete: el gobierno de Alberto Fernández no trabaja para consolidar la gobernabilidad económica, salvo que tenga una mirada muy limitada del fenómeno, que reduzca la construcción de gobernabilidad a acordar con los acreedores externos, tanto públicos como privados.

Desde su origen, esta gestión parece carecer de una lectura realista sobre las vulnerabilidades económicas y sociales, y sobre la urgente tarea de irlas superando para ganar en gobernabilidad política.

Se trata de un gobierno que parece no estar preparado para ninguna contingencia con margen de maniobra propio, y que por lo tanto reposa en la “buena voluntad” de los factores de poder económicos, a los que - por lo tanto - no hay que enojar ni amenazar, aunque sean ellos mismos, en diversos casos, la fuente de inestabilidad.

En el diario Ámbito Financiero del 10 de junio, ante los movimientos especulativos que se registraron en los mercados locales, se señaló: "Hay bonos argentinos que rinden igual que los de Ucrania o Sri Lanka, un país en guerra y otro en default".

Pero, ¿es que nos parecemos en algo a la situación de Ucrania..?
¿Tiene objetivamente algo que ver lo que ocurre en nuestro país con los acontecimientos de Sri Lanka..?
No. Definitivamente no.
¿Y por qué entonces este trato de país basura, que le propinan los propios actores económicos locales..?
¿Qué visión tienen del país quienes ponen a los bonos argentinos en el mismo escalón que los de países en estado de catástrofe..?

La inmensa mayoría de los argentinos, que no participamos en estos juegos financieros y tenemos que trabajar todos los días para vivir, nos preguntamos cuál es la catástrofe que justifica tal nivel de pesimismo en relación a nuestro país.

Dado que los movimientos financieros que hoy presionan sobre el dólar pero también amenazan al sector público son dirigidos por una reducidísima minoría, cabe pensar que “nuestra catástrofe” es la mentalidad de una parte de la dirigencia económica argentina, que no está integrada a la nación, que considera al país como una mera base de operaciones económicas, y que trata a la dirigencia política como su empleada que se tiene que ocupar de garantizar la “gobernabilidad” de sus negocios.

No va a ser consultando con esa gente de donde provenga la solución de los problemas nacionales.

Conclusión

No es tarde para que el gobierno comprenda la necesidad de dar respuestas urgentes frente a la turbulencia interna e internacional.

Ni Kristalina Georgieva, ni Joseph Biden, ni la aprobación de las metas trimestrales por parte del staff del Fondo pondrán a salvo al gobierno de Alberto Fernández de los remarcadores seriales, de los timberos con el dólar, de los vaciadores de las reservas del Banco Central o de los grandes evasores impositivos.
Ni de los caza - populistas.

El terreno de la disputa política es aquí y ahora, y las apelaciones a la buena voluntad futura de jueces y empresarios que saben perfectamente lo que están haciendo, sólo generan más desazón que esperanza en quienes aún esperan una política popular efectiva.

Ya pasamos por la triste experiencia de un Presidente que confesó en su último discurso que “no pudimos, no supimos o no quisimos”, y creo que la mayoría preferiría un Presidente que luche con decisión por la victoria de los intereses populares, incluso si fracasara.
Así como están las cosas, las presiones y los vetos del poder económico garantizan que el fracaso ya esté a la vuelta de la esquina.

Tampoco queremos escuchar, de la boca de nuestro Presidente, una frase que nos sonaría a triste presagio: 
“Estoy esperando que un puñado de miserables paren con la desestabilización económica”.
No queremos escuchar la frase, pero sobre todo no queremos que ocurra.
Y no tenemos la lapicera.

Tal vez la lapicera popular sea una enérgica movilización de partidos, gremios y organizaciones sociales por la defensa y profundización de los derechos que las minorías privilegiadas tienen la ilusión de arrebatarnos.

LOS CUADERNOS FÉNIX A PERITAJE, de Horacio Verbitzky - 12/6/2022

Cuatro años después del escándalo, recién se estudiará científicamente la presunta prueba


Armando Loson (derecha), con Juan José Aranguren en 2017

Un factor que no se puede subestimar en el caso del gasoducto es la reverencia que en los tribunales se practica hacia Paolo Rocca, primer sobreseído en el expediente de los cuadernos del suboficial del Ejército Oscar Centeno, pese a que los cargos estaban probados y hasta confesos.

Los ritmos del Estado Libre Asociado de Comodoro Py son impredecibles.
La semana pasada, cuatro años después de la estruendosa aparición de los cuadernos Fénix, por primera vez se ordenó que fueran peritados los ejemplares numerados 4, 7 y 8.
Lo dispuso el juez Marcelo Martínez De Giorgi, a solicitud del empresario Armando Loson, uno de los detenidos y extorsionados por el fenecido ex juez Claudio Bonadío.

Cuesta creer que fueran necesarios 1.400 días para que alguien se interesara por verificar con medios científicos la autenticidad de la única prueba sobre el principal escándalo que sacudió al sistema político y a la comunidad de negocios del país, cuyas propiedades mágicas envidiaría David Copperfield.

En el momento de su detención en un operativo espectacular preparado para la prensa que formaba parte del dispositivo, Loson llevaba 40 años como presidente de la sociedad anónima Albanesi SA, de capitales privados nacionales, que nunca fue constructora, ni proveedora del Estado, ni realizó una sola obra pública.
Se trata de una generadora de energía eléctrica y comercializadora de gas, que posee once centrales generadoras distribuidas en distintas zonas del país.
Eso no fue óbice para que la información oficial del juzgado lo presentara como constructor de obra pública.

Luego de recuperar su libertad y delegar la actividad empresarial en sus hijos, Loson abordó la lectura minuciosa de los cuadernos del suboficial Centeno, en las imágenes digitalizadas que se conocían, y al descubrir numerosas anomalías encargó a un estudio de calígrafos un peritaje minucioso.
De ese modo, se detectaron cerca de 1.600 adulteraciones e irregularidades, entre tachaduras, correcciones, testados y sobre escritos.

Martínez de Giorgi pidió que los peritos calígrafos determinen si los cuadernos fueron escritos por una sola mano, si se aprecian sobre escritos, testados, o cualquier tipo de adulteración y/ o modificación y, en caso de encontrarse sobre escritos que modifiquen el texto original, que se estudien y cuantifiquen.

Según las anotaciones del suboficial Centeno, en Alem 850 Roberto Baratta y su secretario recibieron dinero de «Armando».
Pero el peritaje de la versión electrónica detectó que debajo de ese nombre decía «Marcelo», que fue tachado con tinta blanca y sobre escrito.

En el mismo edificio donde tenía sus oficinas Albanesi estaban las de Odebrecht, donde recibía su presidente, el ahora detenido y condenado Marcelo Odebrecht, socio del ex Presidente argentino Maurizio Macrì.

Loson también arguye en su favor que en una fecha en la que el suboficial Centeno dice haber conducido a Baratta hasta su oficina, él estaba en otra ciudad, y ofrece las pruebas documentales y testimoniales que lo demuestran.

Loson cedió a la extorsión y se declaró arrepentido para quedar en libertad.
Reconoció haber hecho aportes económicos para una campaña electoral, algo que practica desde hace décadas con todos los partidos, agregó.

Al presentar el peritaje y la denuncia a la Justicia hace dos meses, Loson dejó constancia de que no pretendía cuestionar el contenido de la totalidad de los cuadernos sino únicamente aquello que «me involucra maliciosamente para implicarme y perjudicarme».

No obstante, si se confirmara la falsificación, las implicancias serían mucho mayores.

miércoles, 15 de junio de 2022

VOLVERÉ Y SERÉ FICCIONES,

Kulfas se compara con Eva Perón pero no distingue entre diámetro y espesor



Eva Perón castiga al niño marxista- leninista. Cuadro de Daniel Santoro, animado por Silvia Canosa

La renuncia que le había solicitado el Presidente Alberto Fernández termina con una de las afirmaciones más asombrosas que se recuerden en este país curado de asombro: el ex ministro de la Producción Matías Kulfas se compara lisa y llanamente con Eva Perón.

Como es dudoso que alguien fuera de la hinchada que integra su esposa, la artista mexicana Yamina del Real, haya llegado a leer hasta la carilla 13, vamos a transcribirlo en forma textual: “El desarrollo del país y el fin de la pobreza son la razón de mi vida”

También sostuvo que su anunciado programa Argentina Productiva 2030 era una deuda con el país desde el Primer Plan Quinquenal de Perón.
No le faltan uñas de guitarrero.

Ante el juez Daniel Rafecas y el fiscal Carlos Stornelli prefirió el camino del arrugue.
No una sino cuatro veces y bien asesorado por el ex camarista Guillermo Ledesma, sostuvo que de haber conocido posibles actos de corrupción los hubiera denunciado en sede judicial.
Dijo que sus expresiones fueron producto de un error, que atribuyó al apuro por responder a lo que consideró «declaraciones ofensivas injustas de la Vicepresidenta» hacia su gestión.
Admitió que él preparó el off the record, pero en forma categórica negó conocer cualquier acto ilegal en la adjudicación a Techint del suministro de los tubos, que se justifica por la premura en lograr el autoabastecimiento y la exportación de gas.
Kulfas diluyó la cuestión en discrepancias y discusiones sobre política pública y política industrial.

La causa seguirá mañana, con el testimonio del renunciante Antonio Pronsato; el martes con una audiencia en la que opinarán expertos sobre la producción de gas, y el martes otra con especialistas en el transporte del fluido.
Aquí podés leer la declaración completa de Kulfas.

El fiscal Stornelli parece interesado en dilatar las actuaciones.
Su pliego de preguntas a Kulfas hurgó en temas ajenos a la controversia.
Por ejemplo, las diferencias dentro del gobierno acerca de tarifas y subsidios energéticos y el proceso licitatorio del mismo gasoducto durante la presidencia de Maurizio Macrì.
Si sigue sin aparecer una dimensión penal en el asunto y el juez Rafecas cierra la causa, es previsible que Stornelli recurra a la Cámara de Apelaciones para mantenerla abierta, un pantano donde todo es posible.

La tradición

Hasta el cierre de esta edición no se había publicado en el Boletín Oficial el decreto de aceptación de la renuncia de Kulfas y el rechazo de sus términos, anticipado por la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, y por el propio Presidente Alberto Fernández, antes de embarcarse rumbo a Los Ángeles para participar en la raleada Cumbre de las Américas.

Allí pronunció un mensaje coherente con la tradición histórica que arranca en la Conferencia Panamericana de 1899, incluye a los cancilleres Calvo, Drago, Ruiz Guiñazú, Puig y a los Presidentes Yrigoyen, Perón, Frondizi, Alfonsín y Kirchner.
Alberto no dijo nada distinto a lo que había expresado en el encuentro con Christopher Dodd, el ex senador amigo de Biden que envió a recorrer los países de la región por cuya asistencia a la cumbre temía.
Lo narramos en la última edición de mayo del Cohete.

Por eso el Presidente argentino dijo en su conferencia de prensa posterior que debido a sus «charlas con funcionarios y dirigentes de Estados Unidos, sabían perfectamente lo que iba a decir».

La escenografía que se montó en LA muestra al Presidente Joseph Biden y su Vice Kamala Harris como si fueran la mesa examinadora ante la que se presentan los demás jefes de Estado.
Alberto aprobó el suyo, que dio dirigiéndose en forma explícita al «Presidente Biden».
Esa demostración de poder no tiene un correlato interno fácil.
En 150 días, Biden enfrentará las cruciales elecciones de medio término, donde nadie le vaticina una victoria.
Sus índices de aprobación han caído por debajo del 40%.
Otra nota de esta edición destaca la importancia del discurso de Fernández.


Alberto en LA, en la simbólica escenografía que montó Biden.


El pliego y las medidas

El hábito de mirar el dedo y no la luna que señala centró la repercusión de los cargos de Kulfas contra la Vicepresidenta CFK en el hecho de que los haya comenzado con un off the record.
Pero lo enojoso fue su contenido: una abierta acusación a “los funcionarios de Cristina”, que “armaron un pliego de licitación a la medida de Techint y de la chapa que el grupo fabrica en Brasil, de 33 mm de espesor. Si en lugar de poner esa especificación hubieran puesto 31 mm, como son los gasoductos en Europa, se podría haber provisto caños desde otra firma que produce en Villa Constitución (Laminados Industriales SA)”.
La conclusión fue que “los que están usando incorrectamente la lapicera son los funcionarios de Cristina”.

Lo “injusto y doloroso”, según la respuesta de Cristina, es “que este tipo de ataques lo ejecuten funcionarios del propio gobierno” y que lo hagan “mintiendo y utilizando periodistas”. Agregó que “con errores y aciertos, siempre hablé y actué de frente”.
El domingo, en la señal de cable de La Nación, Carlos Pagni anticipó lo que Paolo Rocca diría al día siguiente en el foro de AEA: Kulfas confundió el diámetro de los tubos a fabricar en Valentín Alsina (33 pulgadas son 0,83 metros) con el espesor de la chapa que se lamina en Brasil (entre 10 y 19,1 milímetros según los tramos).
Hasta septiembre de 2020, Energía dependió de su ministerio, tiempo insuficiente para aprender algo tan elemental.
La confusión de Kulfas entre diámetro y espesor, entre milímetros y pulgadas, fue comentada por Paolo con una sonrisa piadosa.
Kulfas la admitió al declarar en los tribunales y explicó que no era un experto en la materia.

Cristina se refería a su diálogo público con Alberto Fernández en la conmemoración del centenario de YPF, donde le pidió que usara la lapicera “con los que tienen que darle cosas al país”. Específicamente con la Organización Techint, para “pedirle que la chapa laminada que hacen en Brasil la traigan acá, con línea de producción para hacerla acá” en vez de comprársela con dólares suministrados por el Banco Central al cambio oficial, a otra empresa del mismo grupo radicada en Minas Gerais, Brasil.
El Cohete a la luna una semana antes de que se hiciera pública.

En Tecnópolis, Cristina explicó que se trata de “un insumo difundido para toda la economía.
Son las chapas de la industria automotriz, de la metalmecánica, es la chapa de la construcción, de los artefactos eléctricos, lavarropas, heladera, etc…
El valor difunde a toda la cadena”.

Un expositor guionado por Paolo Rocca descalificó esa propuesta como “un delirio”, y las repetidoras habituales se burlaron de la presunta ignorancia de Cristina.
El argumento era que construir la planta de laminación en la Argentina insumiría una inversión de 1.200 millones de dólares y tardaría no menos de tres años en estar operativa.
Esto retrasaría el gasoducto Néstor Kirchner y luego no habría mercado al que venderle la chapa.

Esa ridiculización tergiversa el sentido del reclamo, que está claro tanto en las palabras de la Vicepresidenta como en su obra durante los años en que encabezó el gobierno.
Si Vaca Muerta es la segunda reserva mundial de gas no convencional, que el gobierno nacional está ofreciendo a los países europeos que han prescindido del abastecimiento ruso y se ofrece como un proveedor confiable durante años, es obvio que necesitará nuevos gasoductos para llevar esa producción hacia las plantas que deben construirse para licuarlo y a los puertos desde donde el GNL se embarcaría hacia su destino europeo.
Cristina nunca dijo que la chapa para este primer tramo debería fabricarse en el país, pero está pensando con la perspectiva del desarrollo a largo plazo.
En el mismo lugar, la Argentina tiene la cuarta reserva mundial de petróleo no convencional, que también requerirá de tubos para su transporte.

La colada continua

Una situación similar se vivió con Techint durante el último año de la presidencia de Néstor Kirchner y los cinco primeros de las de CFK. En sus comunicaciones internas Techint utiliza siglas para referirse a personas y entidades.
Paolo Rocca es identificado como PRO.
En 2007, PRO anunció junto al Presidente Kirchner la inversión en una nueva planta de fundición de palanquilla y un tren de laminado continuo de aceros planos.
Pero en 2008, al desatarse la peor crisis global en un siglo, Rocca anunció que había ordenado a los subcontratistas que suprimieran los 2.400 puestos de trabajo correspondientes a ese proyecto.
El gobierno nacional, cuya política maestra frente a la crisis fue tanto en la primera como en la tercera década del siglo la preservación del empleo, respondió que no toleraría un solo despido y dictó la conciliación obligatoria.
Techint se comprometió a invertir en esa planta la indemnización que Hugo Chávez le pagara en Venezuela por la expropiación de su Siderúrgica del Orinoco, SIDOR, para la que solicitó la intermediación del gobierno argentino.

Al mismo tiempo, la estatización de las AFJP colocó en manos de la ANSES más de una cuarta parte del paquete accionario de Siderar, abriendo un nuevo frente de fricción de los Rocca con el kirchnerismo.
Paolo siempre se opuso a la designación de un director estatal por la minoría en representación de esas acciones.
En cambio, ofreció nombrar por la mayoría al ex ministro Aldo Ferrer.
La paz no duró mucho.
Junto con la flamígera señal de Magnetto en la entrevista de septiembre de 2010 al diario inglés Financial Times, también PRO se anotó con un discurso virulento en la conferencia anual de la UIA, de la que se retiró antes de que llegara Cristina.

Durante la reunión anual para directivos y empleados, realizada a fines de noviembre de 2010 en el Hotel Sheraton, Rocca se quejó por los niveles de protección a la mano de obra y dijo que era “necesario actuar” sobre el tipo de cambio, los aranceles y la protección antidumping.
También objetó el proyecto de ley reglamentaria del artículo 14 bis de la Constitución sobre la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, “con control de la producción y colaboración en la dirección”.

Cristina tomó nota, buscó el destino más agradable para Aldo Ferrer, le ofreció la embajada en París y eligió para sucederlo a Axel Kicillof.
Luego de una impasse de dos meses, Techint contraofertó con el nombre de otro “candidato de consenso” como Ferrer, designado en la propuesta de la mayoría: el economista cautivo de Benny Kosacoff.
En abril de 2011, Cristina firmó un decreto que consagró el ejercicio pleno de los derechos que corresponden al accionista minoritario en defensa de sus intereses y luego de varias escaramuzas judiciales, Axel se sentó en el directorio, junto a otros dos representantes de la ANSES, entre ellos un dirigente sindical de la UOM.

Axel declaró que reclamaría precios diferenciales y positivos para la industria argentina y un cambio de foco de las inversiones para que se centren en la Argentina.
«Queremos que una empresa que se dedica a la producción de insumos básicos ponga su mirada en la Argentina, y no tanto en una expansión global financiada con dividendos que genera acá”.

Ahí fue cuando La Nación lo presentó como "el marxista que desplazó a Boudou" y señaló que era hijo de un psicoanalista, bisnieto de un legendario rabino llegado de Odessa, de modo que su genealogía «parece ser una sucesión de dogmáticas».


Axel en 2011, cuando ingresó al directorio de Techint.

Siguieron otros tres años de chisporroteos, hasta que la nueva planta se inauguró en marzo de 2014.
Habían pasado siete años desde el primer anuncio, pero el recurso quedó instalado en el país.
Eso es lo que quiso decir Cristina cuando le sugirió al Presidente el uso deseable de la lapicera.

Doble estándar

En su declaración en Comodoro Py, Kulfas dijo que le pareció injusta la acusación de Cristina «que tenía como destinatario indirecto” a su ministerio.

El fiscal le preguntó entonces por la entrevista radial en la que Kulfas dijo que era posible utilizar chapa naval producida en la Argentina para la construcción de gasoductos.
El ex ministro admitió que días antes había visitado la planta de Laminados Industriales en Villa Constitución.
«Pero yo hice referencia a posibilidades de futuro, que no coinciden con la premura para iniciar la obra de este gasoducto Néstor Kirchner, en todo caso lo que busqué fue ejemplificar los desafíos de la política industrial, vinculados con la política energética.
La empresa produce una gama de productos siderúrgicos, entre ellos chapa para uso naval, que acaban de lograr la certificación, aunque no recuerdo cuál era su espesor”.
¿O su diámetro?

Si Laminados Industriales es una posibilidad para el futuro, ¿a qué vino mencionarla ahora, con tanta precisión que la propia empresa, de capital italiano, se desmarcó y dijo que su producción no era apta para gasoductos y oleoductos..?
El doble estándar del ex ministro es nítido: si Cristina habla del futuro es un ataque injustificado, él en cambio puede hacerlo porque dice que le interesan los desafíos de política industrial vinculados con la política energética.

Desde Los Ángeles, Alberto dijo que había sido un gran ministro pero que su error era imperdonable.

El kulfasismo

El off the record, la carta de renuncia de Kulfas y su declaración judicial redondean el cuadro de una persona con una alta idea de sí misma.
En base a las dos respuestas de Enarsa, a las opiniones vertidas en público por ex funcionarios y especialistas, a las exposiciones de Paolo Rocca y a observaciones formuladas por varios ex funcionarios del área energética y, bajo condición de anonimato, por miembros de otras áreas del gobierno incluyendo al celoso Ministerio de Economía, es posible contextualizar algunos de los logros que se atribuye el ex ministro.

Su carta completa podés leerla aquí
  • La Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), demostró que el Estado puede ser eficiente. Así pudimos salvar a miles de empresas.
  • El pago de sueldos a empresas en dificultades fue un instrumento inaugurado durante la crisis de 2008. Su versión actual fue obra conjunta de todo el gobierno, gracias a la rápida readaptación de partidas presupuestarias. Eso no hubiera sido posible sin la decisión de Economía de priorizar los gastos en Salud para re - equipamiento hospitalario y provisión de vacunas. (Por supuesto, con intervención de AFIP y Trabajo)
  • El crecimiento en el año 2021 fue del 10,3%, el más alto desde el año 1944. Recuperamos en un año aquello que muchos decían que iba a demorar seis. (La serie del Banco Mundial sobre el crecimiento del PIB en la Argentina en el medio siglo que va de 1961 a 2020 muestra la habitualidad de las recuperaciones luego de las caídas más violentas, como en 1965 con un crecimiento del 10,6%)
  • El PIB creció 5,2% en enero, 8,5% en febrero y 4,8% en marzo, avizorando un segundo año consecutivo de crecimiento. Son datos estimativos, del EMAE del INDEC. (El último dato oficial del PIB es del cuarto trimestre de 2021)
  • Durante nuestra gestión se registraron más de 1.200 anuncios de inversión privada, que sumaron más de U$S 53.000 millones. Muchos de esos anuncios los gestionamos de manera directa. Destaco en particular varias inversiones en la industria automotriz, autopartes, maquinaria agrícola, la cadena textil-indumentaria, el litio, el cobre, software, biotecnología, nanotecnología y el significativo anuncio en materia de hidrógeno verde, el gran combustible del futuro, en el cual Argentina se abrió paso a partir de nuestro decidido impulso. (Si los anuncios se hubieran concretado, la inversión hubiera sido mucho mayor. El proyecto de hidrógeno verde está a nivel de estudio técnico)
  • El consumo privado también se recuperó, creciendo 10,2% con respecto a 2020 y 5,9% con relación a 2019. La mayor flexibilidad en la movilidad de personas tras la finalización de la segunda ola de Covid permitió una mayor expansión, reforzada por el crecimiento del turismo interno (Con el que su Ministerio no tuvo nada que ver.)
  • Este crecimiento fue acompañado por una recuperación del empleo, donde se crearon cerca de 900.000 de puestos de trabajo, que permitieron llevar la tasa de desempleo al 7%, la más baja de los últimos 6 años. La reactivación industrial muestra con creces el contraste entre dos modelos. Durante la presidencia de Macri, se destruyeron 169.000 puestos de trabajo formales en la industria. Durante nuestra gestión, aún con todas las dificultades que introdujo la pandemia, la industria creó 70.000 nuevos empleos formales, superando los niveles de inicios de 2019. (La comparación con el macrismo siempre dará bien, pero esto no puede considerarse una recuperación muy significativa del empleo industrial.)
  • La reactivación de la industria argentina es una de las más fuertes que se verifican en el mundo. Nada de esto fue casualidad. Trabajamos para tener una industria más productiva y que contribuya a gestionar de manera más eficaz uno de los grandes problemas de nuestro país: la restricción externa. Ello se logra exportando más y sustituyendo importaciones allí donde es posible hacerlo de manera eficiente. En la industria automotriz se produjo por una mayor integración de partes y componentes fabricados en el país y una mayor participación de la producción nacional en las ventas totales. En diciembre de 2019, de cada 100 automóviles que se patentaban en Argentina solo 27 eran de fabricación nacional, los otros 73 eran importados. Esa participación se modificó de manera drástica y sostenida, pasando de 27 a 60 autos nacionales por cada 100 vehículos patentados. (Esto es así por falta de dólares para importar. Por eso las demoras de entrega y los sobreprecios en las concesionarias. Es presentar una carencia como una virtud.)
  • Al inicio del gobierno, varias plantas automotrices mostraban un declive en la participación de los componentes nacionales, observándose muchas producciones con menos de 20% de contenido nacional. Esta situación también se ha modificado. Creció la integración de partes y componentes, financiamos y apoyamos la localización de inversiones autopartistas y los nuevos proyectos apuntan a integrar con partes nacionales por encima del 40%. Las exportaciones explican el 60% de la producción. (Son cifras dibujadas, que sólo se dan en algún modelo de auto.)
  • Otro ejemplo para destacar es la maquinaria agrícola. La política industrial dio resultados, aumentando en un 50% la participación nacional, que era del 40% al 60%. (Este relato cuenta como argentinas a empresas multinacionales que arman kits importados.)
  • En un sentido opuesto a algunos enfoques que plantean que el crecimiento del mercado interno es incompatible con el desarrollo exportador (y viceversa), las exportaciones industriales crecieron tanto en valor como en cantidades. (Los últimos datos son de 2021, favorables en el cotejo con el sombrío 2020 de la pandemia.)
  • A ello cabe adicionar el extraordinario dinamismo del empleo en el sector informático, el cual está adicionando entre 1.000 y 1.500 empleos formales todos los meses. Pusimos en marcha la Ley de Economía del Conocimiento. (Ese trabajo tuvo base en el Ministerio de Economía.)
  • Una nueva Ley de Inversiones Automotrices consolidará el actual flujo de inversiones en el sector. (El proyecto de ley de promoción de inversiones se debió a la cadena de valor y al sindicato mecánico. El ministro sostenía que el sector es una tragadera de dólares que no hay que estimular.)
  • Una de mis apuestas más importantes es la Ley de Electromovilidad, la que permitirá que la Argentina se anticipe a una tendencia mundial y pueda fabricar en el país vehículos eléctricos, integrando las cadenas del litio, la química, partes y manufacturas. Es una apuesta a futuro, para que sigamos soñando con una Argentina industrial y tecnológica. La política industrial implementada, en acuerdo con terminales automotrices, autopartistas y sindicatos, fue exitosa, desmintiendo a todas luces la idea de que no es posible generar resultados positivos a partir del diálogo, la negociación y el consenso. Por supuesto, eso requiere una gestión estatal que tenga una visión estratégica, recursos y firmeza en la negociación. Claramente tuvimos esos atributos. (El proyecto de ley de electromovilidad no tuvo participación del sector privado y sindicatos y la supuesta política industrial no es tal. La trabajó solo con su asesor Marcelo Kloster. Su obsesión son las baterías y los buses eléctricos y traer empresas chinas. El sector trabajó en cuatro leyes, el ministerio a regañadientes mandó dos al Congreso, que no las trató porque al ministro sólo le interesaba la de electromovilidad. Es una ley mal escrita, no consensuada con Energía y sin tener en cuenta hacia dónde va la industria. Una fábrica de baterías de litio sin plata es pura imaginación. El Ministerio publicó un documento sobre la transición hacia la electromovilidad, en el que se afirma que si bien el litio constituye un insumo esencial e irremplazable en la batería, representa solo el 1% del volumen contenido y aproximadamente el 3% del costo final. Las ventajas de cercanía e integración con la industria automotriz determinan que las inversiones y el desarrollo tiendan a realizarse en países o regiones donde se observan o esperan los mayores incrementos en la producción de vehículos eléctricos. Los precursores, para fabricar cátodos, requieren de un conjunto de minerales que por ahora no se encuentran disponibles en el país. De modo que esta es otra fantasía del renunciado funcionario, cuyo optimismo panglosiano ligaba bien con las necesidades presidenciales.)
  • De soñadores de un país que se desarrolle en serio, surgieron numerosas iniciativas. La primera de ellas fue la Ley de Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial. Este sector va a generar no menos de 10.000 nuevos puestos de trabajo en los próximos tres años, y también será un sector exportador con perspectiva federal. El sueño de un nuevo sector industrial nacional está en marcha. (Efectivamente, puso enorme esfuerzo en aprobar la ley de Cannabis. El Documento Nº 1: La cadena de valor del cannabis indica que la industria cannábica argentina podría tener un potencial de mediano - largo plazo en torno a los 450 millones de dólares de exportaciones. Esto es tres veces menos que una planta de celulosa, tema que ignoró.)
  • El Plan Gas permitió ahorrar nada menos que 6.000 millones millones de dólares, y aumentó la oferta de gas en cerca del 30%. El debate sobre el Plan Gas fue tan desgastante y absurdo que derivó en el traspaso de la Secretaría de Energía al Ministerio de Economía. (Fue a partir de ese traspaso, en septiembre de 2020, que se dieron los avances.)
  • Dejo un proyecto largamente conversado con las entidades pymes del país para generar un régimen laboral especial para micro y pequeñas empresas, con el fin de formalizar y garantizar derechos laborales a los 4 millones de trabajadores informales que tiene la Argentina. Es razonable adecuar el régimen laboral a la realidad de estos sectores y apuntalar su ingreso a la formalidad, con un nuevo esquema legal, ágil, moderno y que termine con la única industria que debiera cerrar definitivamente en Argentina: la industria del juicio. (Es una variante del proyecto de Techint impulsado por Roberto Lavagna, la puntita para desproteger a los trabajadores, como ya ocurrió durante el menemismo, según explica en esta edición la laboralista Natalia Salvo.)
  • También dejo un proyecto para debatir ampliamente con todas las fuerzas políticas y los sectores de la cadena agroindustrial y consiste en eliminar de manera paulatina las retenciones a las exportaciones agroindustriales. (Ese es el proyecto del Consejo Agroindustrial.)
  • El desquiciado sistema de subsidios a la energía que rige en nuestro país desde hace dos décadas, tiene un enorme costo fiscal, es socialmente injusto, centralista, anti federal y pro rico. Como peronista me avergüenza cada día que pasa en el que el Estado argentino subsidia la energía de hogares acomodados de la ciudad de Buenos Aires o la zona norte del gran Buenos Aires, hogares que no necesitan, no solicitan ni valoran esos subsidios. En estos dos años y medio el equipo de la Secretaría de Energía no fue capaz de diseñar un sistema de segmentación de tarifas y cobrarle a los ricos y sectores de ingresos medio-altos una boleta de luz y gas sin subsidios. (El perfil medio del usuario domiciliario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires probablemente sea de poder adquisitivo por encima del promedio, pero de nivel de consumo medio/bajo de gas natural)


  • Otro desafío era generar un marco normativo y desplegar estrategias para el desarrollo de Vaca Muerta. No es un tema menor: el sector energético es una de las llaves para resolver nuestro problema de restricción externa. Estamos hablando de un potencial exportador de más de U$S 30.000 millones. Una vez más, los avances fueron lentos, signados por un internismo exasperante dentro del propio equipo de la Secretaría de Energía, es decir, internismo dentro del internismo. Ello demoró la posibilidad de un nuevo marco normativo. (Con el actual marco normativo durante 2013, 2014 y 2015 se han realizado inversiones por más de 27.000 millones de dólares. No son las normativas sino las políticas de desarrollo las que impulsan inversiones.)
Le dedicamos cientos de horas a pensar, actuar, convocar al sector productivo y a gestionar inversiones nacionales e internacionales. Iniciamos un camino maravilloso Sr. Presidente, el de una industria del futuro, ecológica y vanguardista.

(Chan - chan.)


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