jueves, 26 de enero de 2023

UN POCO DE RESPETO A LAS BONITAS, de Mauricio Kartun



Cada vez que se te esté por escapar el viejo prejuicio de que todas las bonitas son inevitablemente boludas pensá en que gracias a este minón de la foto estás usando wifii y hacé silencio conmemorativo.

La historia es larga pero te la abrevio.

Se llamaba Hedwig Eva Maria Kiesler, nació en Viena, hija de una familia de la burguesía judía, y todos sus profesores se sorprendían de su superdotes.
Empezó a los 16 la carrera de ingeniería pero a los 19 la picó el bicho del teatro, dejó todo y se fue a estudiar con Max Reinhardt.

A los 21 debutó como actriz en una peli, Extasis, primera película comercial en incluir un desnudo completo y un orgasmo en cámara.
Sí, la del orgasmo y en bolas era la nena.

Asustados por su precocidad sus viejos arreglan un casamiento de conveniencia urgente con Friedrich Mandl, gran magnate de la industria armamentística.
El tipo era proveedor de Hitler y de Mussolini.

Estaba tan celoso con la piba que intentó desesperado comprar todas las copias en circulación de la película.
Hedy tuvo que abandonar su carrera artística pero rápida como una liebre aprovechó el encierro, volvió a la ingeniería y se recibió en muy poco tiempo.
Y ya que estaba utilizó su inteligencia y su lugar para obtener de los clientes de su marido los secretos de su tecnología.

Sorpresivamente se escapa un día a Londres y de ahí a Estados Unidos.
Conoce en el barco a Louis B. Mayer, el empresario de la Metro Goldwyn Mayer y logra convencerlo de sus condiciones.
Al llegar a tierra, ya tenía un contrato de siete años y un nuevo nombre puesto por el tipo: Hedy Lamarr (inspirado en la actriz Barbara La Marr, antigua amante de Louis, muerta en trágicas circunstancias…)

Labura en cine hasta los ´50.
Se la menciona muchas veces como la actriz más hermosa de la historia.

Pero acá viene lo lindo.
Apenas llegada a América ofrece al gobierno toda la información confidencial de la que disponía.
Ofrece además su inteligencia para contribuir a la victoria aliada.

Inspirada en un mecanismo musical patenta junto al músico George Antheil un Sistema de Comunicación Secreta, una técnica de modulación de señales en espectro expandido, basada en un par de tambores perforados y sincronizados (a modo de pianola) para cambiar entre 88 frecuencias, diseñado para construir torpedos teledirigidos por radio que no pudieran detectar los enemigos.

Las autoridades de la época no encontraron en ese momento la posibilidad de su realización práctica.
Necesitaban pasar de un sistema mecánico a uno electrónico.

Esto fue logrado recién en 1957, y el equipo de ingenieros reconoció en su totalidad la patente a Lamarr y Antheil.

Con la irrupción masiva de la tecnología digital a comienzos los ´80 la conmutación de frecuencias permitió implantar nada más y nada menos que la comunicación de datos WIFI.

O sea.
Un poco de respeto a las bonitas, che.

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