sábado, 14 de junio de 2014

CANCIÓN PARA LOS DÍAS DE LA VIDA, de Luis Alberto Spinetta

Este día empieza a crecer,
voy a ver si puedo correr.
Con la mañana silbándome en la espalda,
o mirarme en las burbujas.

Tengo que aprender a volar
entre tanta gente de pie.
Cuidan de mis alas unos gnomos de lata
que de noche nunca ríen.

Si la lluvia llega hasta aquí
voy a limitarme a vivir.
Mojaré mis alas, como el árbol o el ángel,
o quizás muera de pena.

Tengo mucho tiempo por hoy
los relojes harán que cante...

Y la espuma gira en torno a mi piel,
me han puesto manos para hablarle a las cosas de mi.
Y al fin mi duende nació,
tiene orejas blancas como un soplo de pan y arroz

Y un hongo como nariz,
cuatro pelos locos,
y un violín que nunca calla,
solo se desprende y es igual a las guirnaldas.

Este día es algo de sal,
me dejó vibrando al nacer,
pesa y es liviano como un hilo sin nombre,
suena un poco a mi guitarra.

Tengo que aprender a ser luz
entre tanta gente detrás.
Me pondré las ramas de este sol, que me espera
para usarme como al aire.

Y es que al fin mi duende se abrió
tiene un corazón de mantel y batón
y un guiño al ver que todo es verdad.

Ya los gnomos cuiden
a un violín que siempre canta,
nunca se adormece, y es igual a las guirnaldas.

Y es que nunca calla, solo se desprende,
y es igual a las guirnaldas...

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