SOBRE LA CONDENA DE LOS PODERES FÁCTICOS A CRISTINA, de Ricardo Aroskind - 8/12/2022

El ejercicio arbitrario del poder que está haciendo el poder judicial en Argentina rompe las instituciones de la república y genera un verdadero dilema a las fuerzas políticas que operan y actúan en función de parámetros de la democracia liberal.

¿Qué se hace frente a la arbitrariedad, si ésta es consagrada por los máximos organismos del Estado?

¿Qué se hace cuando se burlan todas las garantías legales y procesales?

¿Qué se hace frente a las condenas sin pruebas, con clara intencionalidad política?

¿Qué se hace frente a la proscripción alevosa de los líderes populares por parte de elites sociales y económicas locales, que cuentan con el acompañamiento de las potencias centrales?

¿Qué se hace cuando el espacio de centro democráctico-liberal, necesario para equilibrar un sistema democráctico, es cooptado por una mafia de negocios antipopular y antidemocrática?

Todas estas preguntas son imposibles de contestar desde una perspectiva individual, sino que requieren una respuesta colectiva, de un debate sobre el nuevo escenario y un autoexámen crítico, que requerirá de la máxima inteligencia y creatividad de todas las personas y fuerzas democráticas y populares del país.
Lo que queda claro es que al declamativismo nuestro se le quemaron los papeles, y hay que dejarlo atrás. Pensar en concreto. Pensar políticamente.

Basta de consignas que no dicen nada, ni sirven para nada. Basta de autocomplacencia y de vivir de glorias pasadas.
La etapa mágica del kirchnerismo pasó, y las cosas se han vuelto muy difíciles.

El enemigo trabaja todo el tiempo y crea condiciones de cerco institucional y de vaciamiento completo de la democracia que requieren repensar nuestra propia práctica, para ser efectivos.

Las metodologías de conducción, de organización, de acción política, de militancia que se tenían, parecen totalmente insuficientes para esta etapa de semidictadura encubierta de los poderes fácticos.

Como siempre señalamos, estos poderes no tienen un proyecto de país, sino un plan de negocios a costa de la Argentina y de su población.

Es probable que se requiera un nuevo liderazgo, más audaz y con una mirada más cruda de la realidad y de nuestra propias capacidades.

Un liderazgo capaz de motivar y organizar.

De sacar al movimiento popular del estancamiento en el que está hace varios años.