miércoles, 20 de octubre de 2021

CELEBRANDO LOS 70 DE CHARLY GARCÍA, de Juan Pablo Csipka - 20/10/2021

El sábado cumple 70 años Charly García.
Intuyo que mi estimado Pablo Alabarces tiene mayores elementos de juicio, pero se me ocurre que García es el último gran ídolo popular y musical que queda de la Argentina del siglo XX, al menos de su segunda mitad y en particular desde los 70 en adelante. 

No cabe duda que integra una galería muy selecta con, entre otros, Sandro, Mercedes Sosa, Spinetta y, a otro nivel, Maradona.
Su recorrido es transversal: abarca a varias generaciones.
Un par de escalones por debajo quizás estén, entre los vivos, Jairo y León Gieco.
Mención aparte para el caso de Palito Ortega, porque más allá de sus vaivenes políticos, para los que rige una amnesia selectiva, Ortega no le dice nada a nadie menor de 35 años en materia musical.

Charly tiene una impronta de al menos 25 años entre Sui Generis y sus trabajos solistas de comienzos de este siglo, y al llegar a las siete décadas tiene para mostrar, desde hace bastante, un corpus de canciones fundamental en la música popular argentina, con algunos giros poéticos muy potentes (pienso en "Dios es empleado en un mostrador, da para recibir", y sobre todo, en el estremecedor "Un río de cabezas aplastadas por el mismo pie juegan cricket bajo la luna").

No se puede pensar buena parte de la música popular de las últimas décadas sin García y de cómo fue la banda sonora de momentos muy precisos de la historia de este país.
Si Sui Generis es la inocencia de los primeros 70, con despedida en medio de la hecatombre del Rodrigazo, La Máquina de Hacer Pájaros es la compañía de los primeros tiempos de la dictadura (una canción lo dice todo desde el título: "¿Qué se puede hacer salvo ver películas?"), y Serú Girán un ajuste de cuentas con un Proceso que entraba en su ocaso ("Canción de Alicia en el País", sí, pero también "José Mercado" como crítica al boom de la plata dulce); hasta llegar a Clics modernos y Piano Bar como referentes de la apertura democrática.

Por cierto, Piano Bar arranca con "Demoliendo hoteles", que se inicia así: "Yo que nací con Videla, yo que nací sin poder, yo que luché por la libertad, y nunca la pude tener".
Lo escribió en 1984, no diez años después.
Y así hasta arribar, al menos, a la gran provocación contra todo tipo de conservadurismo que es su versión del Himno.

A García lo siguen pibes que no habían nacido en los 70, y ese no es un dato menor.
A sus reencuentros con Serú Girán y con Nito Mestre fue muchísima gente que no vivió esos años.
Y lega un cancionero que es de los más ricos de la Argentina, junto al de Spinetta, y por fuera del rock, a la par de Discépolo, Yupanqui, Leguizamón y María Elena Walsh.

Pese a la pandemia, el sábado tiene que ser un día de fiesta.
Para celebrarlo a él y a su obra.

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