viernes, 18 de agosto de 2023

La derecha argentina y la restauración de lo peor.

Por Jorge Alemán
8 de agosto de 2023


Imagen: Télam

Las élites burguesas dominantes siempre intentaron establecer su lógica de dominación del Capital sin poner en riesgo el estado de la Nación.
De hecho, uno de los términos preferidos de los sectores dominantes fue la "sostenibilidad".
También la "previsibilidad", la "modernización", etc.

Ahora la derecha argentina se lanza a una aventura donde ya no parecen tener prioridad exclusiva las constantes del mercado.
Basta escuchar a sus protagonistas para observar que se trata de un asalto al poder absolutamente dominado por el odio político que surge de no haber ganado una guerra que comenzó en el 55 y tuvo su punto más álgido en la terrible dictadura del 76.

Los problemas económicos a resolver quedan ahora postergados: si es necesario, que el país se incendie, pero ahora, en el presente de Argentina, se prepara - aprovechando la oleada mundial de neofascismo - una máquina de guerra que finalmente destruya un posible resurgimiento de lo nacional y popular.
En este aspecto, se ha privilegiado el aspecto ideológico - político sobre cualquier materia.
Las inconsistencias en materia económica de los políticos y actores mediáticos de la derecha se presentan como el síntoma claro de esta cuestión.
El plan es acabar de una vez con el peronismo, especialmente después de su versión maldita: el kirchnerismo.
Por ello aparecen los significantes del 2001, tanto el blindaje como Jujuy.
La verdad siempre termina por encontrar su modo de aparecer.
Otra cuestión es si la escuchan quienes deben hacerlo.

Las nuevas derechas ultraliberales saben que el neoliberalismo ha producido en grandes sectores de la población una desconexión con los legados históricos.
No siempre el capitalismo adopta formas innovadoras, hay coyunturas históricas donde hasta se puede destruir el mercado circunstancialmente con tal de intentar que se arrase el campo popular de un modo definitivo.
Este proyecto de la derecha no es como el menemismo, una versión neoliberal de la política.
Más bien, como sucede con distintas ultraderechas mundiales, es la recuperación de la dictadura por vías corporativas, mediáticas y judiciales.
Las mujeres, los jóvenes, los trabajadores, los vulnerables tienen la posibilidad histórica de impedir todo esto.





La derecha, quiere matar, o lo que sea para volver.

Por Jorge Alemán
11 de agosto de 2023


Imagen: AFP

Días pasados publiqué una breve nota en Página/12 donde afirmaba que el poder en Argentina estaba dispuesto a incendiar el país, e incluso ahogar el mercado con tal de que no se consolide un gobierno nacional y popular.
Esto aun sabiendo que el proyecto nacional y popular estará atravesado por claras limitaciones impuestas por las distintas coyunturas nacionales e internacionales.
Pero si la derecha dice Todo o Nada, dice la verdad de lo que quieren, y hay que asumirlo seriamente.

Traducido es lo siguiente: si no vuelven ellos que no quede nada.

Las últimas 72 horas con su enorme irradiación de dolor, confirman esta situación.
Lo hacen en el momento en que no hay autoridad de Estado que pueda intervenir, y también para mostrar que además está elección es para ellos superflua.

Según lo que afirman ya está todo cocinado internacionalmente y solo tienen que hacer muy rápido lo que siempre hicieron: fabricar más y más deuda.

La decisión ya tomada es que les toca a ellos volver y completar el plan de odio a la Nación que comenzaron con Macri.
Ayer, "casualmente", mataron en el obelisco a un militante internacional, muy bien escogido para el repertorio fascista de los medios ultraderechistas de la TV hegemónica argentina.
Hasta sabían, siempre según ellos, que este hombre asesinado se encontraría con la hija del Che.

La derecha de Juntos por el Cambio viene trabajada desde hace tiempo por una agenda de ultraderechas donde Milei fue un ingrediente más de su gran plan para realizar la nueva técnica de "golpe de Estado sin golpe de Estado".

Que lo hacen por sus intereses económicos es evidente: siempre es fundamental su máquina depredadora de negocios.
Pero también por una ideología que a través de las décadas fue tomando una consistencia monstruosa.

Si en otros países la ultraderecha odia de un modo pasional a la inmigración, el odio de la ultraderecha argentina, su verdadero racismo, es el kirchnerismo o la forma que asuma el movimiento nacional y popular.




Ultraderecha argentina: Nuestro país también herido.

Por Jorge Alemán
15 de agosto de 2023


Imagen: Jorge Larrosa

Desde hace años considero que las ultraderechas son el resultado del cruce entre financiarización del capitalismo y los nuevos modos de producción de subjetividades flotantes y sin historia.
Por ello nunca consideré suficientes las hipótesis que dictan que la ultraderecha surge por un déficit del progresismo o de lo nacional y popular.
Es una hipótesis cierta pero limitada, que solo ve a la ultraderecha como un fenómeno de insatisfacción con la política y en relación con la superestructura.

En este punto falta dirimir lo que sucedió como efecto de la acelerada destrucción de los vínculos sociales y los proyectos políticos históricos; la ultra derechización tiene su propia dinámica interna y su participación especial en una mutación antropológica que está en proceso.

Considero insuficiente la hipótesis que interpreta a la ultraderecha en función de lo que no se le ofreció al pueblo desde los gobiernos progresistas o nacionales y populares.

En la pandemia se cruzó un límite: por primera vez se hizo visible la escuadra zombie terraplanista y el negacionismo - precondición ideológica de la ultraderecha - tomó consistencia en distintos lugares del mundo.
Se produjo un corte histórico, que dio lugar a un nuevo tipo de subjetividad neoliberal y autoritaria: Trump, Abascal, Ayuso, Bullrich, Le Pen, Meloni, con una importantísima legión de seguidores que ya no disponen del punto de anclaje que les permita una lectura retroactiva de los legados e incluso de la propia historia personal.

No vincular el fenómeno Milei a todo esto y querer retratarlo solo desde Argentina es tan absurdo como pensar que la decisión de no hacer nada con el cambio climático o el odio feroz a las izquierdas es un fenómeno local.

Un espectáculo sadomasoquista, el sadismo autoritario y el masoquismo de la masa, bloquean la emergencia del pueblo y comienzan a atravesar a muchas de las sociedades contemporáneas.
Argentina no es ya una excepción.





Intelectuales antik y Milei

Por Jorge Alemán
18 de agosto de 2023



Imagen: AFP

Durante años ha existido entre algunos intelectuales, artistas, filósofos, escritores, psicoanalistas y periodistas ilustrados, un antiperonismo que tenía al kirchnerismo como el lugar al que obsesivamente dirigían sus ataques.
Normalmente la matriz narrativa de esas diatribas eran las siguientes: ellos y ellas eran demócratas, republicanos, firmes defensores de la división de poderes y eso los autorizaba a definir el kirchnerismo como un régimen autoritario, populista, totalitario o tendiente a la abolición de las instituciones de la República.

Todo lo hecho por el kirchnerismo en materia de derechos humanos y en relación con la memoria histórica, o bien era excluido de sus razonamientos, o incluso lo consideraban otro de sus ardides malignos, otra astucia más para consolidar el poder que le suponían.

El gorilismo, una sensibilidad ideológica que nació con el peronismo, impregnaba sus razonamientos liberales.
Por todo esto nunca se pudo dar el debate pertinente.

Sin embargo, esto, a pesar de estar basado en un gigantesco malentendido ideológico, aun formando parte de la polarización política de la sociedad, se podía admitir como una confrontación lógica entre sensibilidades políticas opuestas en la cultura argentina.

Ahora ha llegado el momento de la verdad; en las entrañas del macrismo, acompañado de su artillería mediática, fue creciendo el monstruo de la derecha.
Alguien que el mundo entero, hasta los diarios liberales de derechas internacionales, señalan como un fascista peligroso.

¿Cuál será la posición de nuestros intelectuales anti k, cuando tienen por delante un negacionista de la dictadura y que agita los peores valores de la condición humana?

Si aún quieren estar a la altura de ser referentes de una cultura de derechas pero democrática, lo único que se puede esperar de ellos y ellas es su condena sin ambigüedades.

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